La UEFA investiga el "Gribaltar es español", pero no sanciona el 'Catalonia is not Spain'

Hace poco más de un año, el 30 de junio de 2023 para ser exactos, con Luis Rubiales todavía al frente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), la UEFA comunicó al FC Barcelona que podría disputar la siguiente edición de la Champions League. Lo hizo, según informó, una vez concluida su investigación en relación con el llamado Caso Negreira. Un proceso judicializado tras destaparse el 15 de marzo de ese mismo año que el club catalán pagó 7'5 millones de euros durante 17 años (2001-2018) a José María Enríquez Negreira, exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA).

Sirva recordar esta decisión de la UEFA para incidir en lo descabellado que resulta el simple hecho de que el máximo organismo del fútbol europeo designara la semana pasada "un Inspector de Ética y Disciplina, para evaluar una posible violación del reglamento disciplinario en el contexto de la conducta ocurrida durante la presentación pública del trofeo de la Eurocopa", en referencia a los gritos de "Gibraltar es español" que corearon los internacionales Morata y Rodri, seguidos por algunos de sus compañeros, en la fiesta que la Selección española de fútbol celebró al regreso de Alemania en Madrid.

En abril de 2006, la UEFA abrió un expediente disciplinario al FC Barcelona a causa de las pancartas exhibidas en el Camp Nou, durante el partido ante el Chelsea, con el lema Catalonia is not Spain (Cataluña no es España). Dicho expediente se basó en el informe de su delegado de partido, en el que este recogió "actos manifiestos ajenos al deporte que constituyen incumplimiento de los principios generales de conducta establecidos en el reglamento disciplinario". La posible sanción iba desde una multa económica a la clausura del estadio. Sin embargo, al menos públicamente y hasta donde se ha podido confirmar, nada más se supo del expediente.

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Lo cierto es que parece un agravio comparar los cánticos de la celebración en Cibeles, sobre todo porque se trata de un ámbito en el que la UEFA no tiene ninguna jurisdicción, por más que se celebrara el triunfo en su Eurocopa, con lo sucedido dentro de un campo de fútbol durante la disputa de una competición continental de clubes, donde es evidente que el máximo organismo del fútbol europeo sí la tiene. Pero, ni que decir tiene, que mucho peor sería que mientras el FC Barcelona no tuvo ningún tipo de sanción, Morata y Rodri fueran castigados con algún tipo de sanción, ya sea económica o suspensión de partidos.

González Cueto, en el Comité Legal de UEFA

Claro que, tanto o más grave que la UEFA haya designado un Inspector de Ética y Disciplina para evaluar si corear "Gibraltar es español" viola su reglamento, es que el organismo que preside Aleksander Ceferin mantenga como miembro de su Comité Legal a Tomás González Cueto, el que fuera asesor jurídico de la RFEF y cerebro del rubialismo, en libertad con cargos tras ser detenido el pasado 20 de marzo por la Guardia Civil.

El otrora prestigioso abogado del Estado está imputado en la misma causa de que Pedro Rocha, quien precisamente le destituyó, además de romper la relación laboral que con su despacho, GC Legal. Curiosamente, este es uno de los motivos por los que el Tribunal Administrativo del Deportivo (TAD) ha inhabilitado por dos años al extremeño, de ahí que no falten quienes vean detrás de esta sanción la siempre alargada sombra de Cueto.

González Cueto también tiene un cargo en la Comisión del Estatuto del Jugador del Tribunal de la FIFA, aunque en este caso el Comité Ético del organismo que preside Gianni Infantino le abrió expediente. Algo que, al menos a día de hoy, no ha sucedido en la UEFA, donde, por cierto, en octubre del año pasado, es decir, al poco de producirse la caída de Rubiales, recaló Alfredo Lorenzo.

El extraño caso de Alfredo Lorenzo

El que fuera director de departamento de Seguridad e Integridad de la RFEF, aunque, casualmente, después de la denuncia que el presidente de la peña que llevaba el nombre de Rubiales hizo a través de este periódico, dejó de encargarse de la segunda, abandonó la Ciudad del Fútbol de Las Rozas de un día para otro. Eso sí, antes de irse a Suiza. Lorenzo tuvo que declarar en la Audiencia Provincial de Madrid y junto a Andreu Camps, el ex secretario general de la RFEF, como testigo en un juicio por una estafa de casi medio millón de euros perpetrado por una trama con conexiones con Nigeria y cuyos autores intelectuales no han podido ser identificados.

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Lo más extraño de este caso, en el que la Fiscalía pide una pena de tres años de prisión para una mujer de nacionalidad nigeriana, es que Alfredo Lorenzo fue quien recibió un correo y, según las informaciones que se han publicado al respecto, fue él quien procedió a ordenar la transferencia a una cuenta falsa. Por más que al día siguiente se recuperó el dinero, la pregunta es por qué el responsable de la seguridad y la integridad hacía pagos.

En cualquier caso, y una vez destapado todo el escándalo que investiga el Juzgado de Majadahonda, la salida de Lorenzo fue completamente tapada, aunque el hecho de que recalara en la UEFA no es sino otra demostración más de la estrecha relación que hay entre estas dos instituciones. Es por ello que tampoco sería de extrañar que desde la RFEF no movieran un dedo en el caso de que Morata y Rodri fueran sancionados. Aunque igual por lo mismo, tampoco la UEFA se atreve a hacerlo.