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Cómo fracasar en Europa cuatro veces seguidas en dos años, por el FC Barcelona de Xavi
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El trauma europeo está vivo

Cómo fracasar en Europa cuatro veces seguidas en dos años, por el FC Barcelona de Xavi

El Barça de Xavi ostenta el dudoso honor de haber salido vapuleado en Europa una y otra vez sin que el equipo haya mejorado su fortaleza mental. En Mánchester, un nuevo ejemplo

Foto: Busquets aplaude a los aficionados desplazados. (EFE/Adam Vaughan)
Busquets aplaude a los aficionados desplazados. (EFE/Adam Vaughan)

Más de 200 millones de euros y 13 fichajes después, en una apuesta deportiva sin precedentes, el Barça es un equipo enano en Europa. Al menos mentalmente. El conjunto liderado por Xavi Hernández volvió a caer en una noche negra europea en Old Trafford (2-1, con remontada incluida) para firmar la friolera de cuatro eliminaciones en dos años. No hay billete a los octavos de la Europa League. No importó que un penalti muy al límite de Bruno Fernandes sobre Alejandro Balde le diese la ventaja al club azulgrana en el minuto 18 de la primera parte y sirviese para encarrilar el partido a domicilio. No supo aprovecharlo el cuadro catalán, que no tuvo la suficiente determinación ni contundencia para ir a por la eliminatoria. Sin embargo, a la primera dificultad que se encontró por el camino, el Barça manifestó todas sus dudas internas. Aquellos fantasmas europeos que le persiguen a lo largo y ancho de la última década. Recuerdos de Vietnam. Y explotó.

Por enumerar, el Barça ha cosechado estos resultados en los últimos años en Europa: derrota 4-0 contra la Juventus (2017), 3-0 en Roma (2018), 4-0 en Liverpool (2019), 3-0 contra la Juventus (2020), 2-8 contra el Bayern (2020), 1-4 contra el PSG (2021), 0-3 contra el Bayern (0-3), 3-0 contra el Benfica (2021), otro 3-0 contra el Bayern (2021), 2-3 contra el Eintracht de Fráncfort (2022) y este 2-1 contra el Manchester United, los últimos dos encuentros, en Europa League. Esta campaña no ha podido ganar ni un solo partido a Bayern, Inter ni Manchester United. Solo al Viktoria Plzen.

placeholder Xavi, durante el partido. (EFE/Adam Vaughan)
Xavi, durante el partido. (EFE/Adam Vaughan)

Demasiados tropiezos dolorosos que se han producido de manera calcada; con una implosión emocional que ha desnudado el esqueleto táctico del equipo y ha despojado de control emocional a los jugadores. Impropio de un equipo que aspira a recuperar un lugar privilegiado entre los colosos europeos. Por el banquillo del Camp Nou han pasado Luis Enrique, Ernesto Valverde, Quique Setién, Ronald Koeman o Xavi Hernández, pero el resultado siempre ha sido el mismo. Decía Xavi Hernández en la previa del primer encuentro que el Barça disputó en la Champions League esta temporada que "cada partido es un mundo, no es lo mismo la derrota del Liverpool que la de Múnich. Intentaremos que no se repita y competir. La competición es de máxima exigencia. Intentaremos que no vuelva a pasar. Queremos competir hasta el final para ganarla".

Spoiler: ha pasado lo mismo (aunque el resultado no fuera tan abultado) en todos los partidos. El Barça fue zarandeado violentamente por los giros de guion hasta acabar desnaturalizado y a merced de los distintos rivales. El partido de Manchester ya lo habíamos visto esta temporada contra el Bayern y el Inter de Milán. Ni rastro de la nueva era prometida, tal y como reza el documental del club en Amazon.

​Descontrol en todos los frentes

En Old Trafford, el gol de Fred nada más salir del descanso significó una mochila demasiado pesada para un Barça que se viene abajo a la más mínima ocasión cuando se mueve en estadios europeos. No hubo reacción de los jugadores ni del banquillo. El equipo de Xavi Hernández, que ha encajado 16 goles en 8 partidos en Europa por tan solo siete tantos en 22 partidos de LaLiga esta campaña, no supo contrarrestar el ritmo vertiginoso del Manchester United. De los tres cambios (Ferran Torres, Ansu Fati y Marcos Alonso), solo uno (Ferran Torres) se produjo antes de que los red devils lograran remontar el partido. Ninguno tuvo un impacto decisivo. En el otro lado de la balanza, ter Hag dinamitó el encuentro con la entrada de Antony por Weghorst, ya que puso en jaque las subidas de Alejandro Balde.

La pelota era fuego amigo para unos jugadores que se deshacían de ella como podían. Ningún futbolista, tampoco entre los capitanes, tuvo el aplomo suficiente como para guiar al equipo. Los dos goles del Manchester United vinieron precedidos de pérdidas en la salida de balón. Hace años, cuando el Barça dominaba en Europa, la pelota era un instrumento con el que protegerse de las presiones rivales, eludir posibles remontadas y frenar los envites del adversario. El balón se utilizaba para dominar al rival, pero, sobre todo, las pulsaciones del encuentro. Ya no. El Barça enloqueció con el 1-1, dejando paso al descontrol, y ya nunca más pudo subirse a lomos del partido con un centro del campo transparente.

placeholder Xavi, durante el duelo. (EFE/Adam Vaughan)
Xavi, durante el duelo. (EFE/Adam Vaughan)

"Perdimos el control después del empate. Estamos muy decepcionados. Hemos hecho una buena primera parte y en la segunda encajamos demasiado rápido. Hay que dar crédito también al rival, que ha metido una marcha más en la segunda parte. Se nos ha puesto difícil", explicaba Jules Koundé nada más terminar el encuentro en Movistar+. Una impresión que compartía el propio Xavi Hernández: "Ese primer gol nos hace daño. Los duelos nos ha costado en la segunda parte. Ellos han puesto intensidad. Lo teníamos controlado en la primera parte. Ellos físicamente son muy fuertes. El primer gol suyo nos ha hecho mucho daño. Circunstancias, se decide esto por detalles", explicaba el técnico.

Busquets compartía el análisis: "Creo que hemos hecho una buena primera parte. En algún momento nos hemos ido atrás. Hemos tenido un par de llegadas para hacer el 0-2 y en la segunda parte ha cambiado. Han salido mucho mejor. En Champions no tuvimos suerte en el sorteo y pasaron cosas durante los partidos que nos hicieron venirnos abajo. Tampoco estuvimos a la altura en algunos momentos. Con el marcador en contra lo hemos intentado, hemos tenido un par de llegadas... ha sido una pena. Los pequeños detalles nos dejan fuera. No creo que haya sido un problema de intensidad. El equipo ha estado bien y han sido errores puntuales. Durante el partido hay situaciones que son muy difíciles".

placeholder Otra derrota dolorosa. (EFE/Adam Vaughan)
Otra derrota dolorosa. (EFE/Adam Vaughan)

En esta línea, Xavi destacaría el gran cambio respecto a la temporada pasada en rueda de prensa: "Lo que está claro es que llevamos dos años sin competir. Hay que ser muy autocrítico y pensar qué hay que mejorar. Podemos estar, no satisfechos, pero se ha visto un cambio exponencial con respecto al año pasado". Lo que no cuenta Xavi es que el club azulgrana ha sido el único del fútbol español capaz de colarse entre los 10 que más dinero gastaron el pasado verano. Con 153 millones de euros desembolsados en fichajes, el Barça incorporó hasta ocho fichajes (Raphinha, Robert Lewandowski, Jules Koundé, Ousmane Dembélé, Franck Kessié, Andreas Christensen, Héctor Bellerín y Marcos Alonso) nuevos.

Para ello, tuvo que aumentar su ya de por sí disparada masa salarial (656 millones de euros), la junta, avalar personalmente y vender activos. Prácticamente, y a excepción de Bernardo Silva, todo lo que el técnico pidió. Si algo tiene Europa, especialmente la Champions League, es que te coloca el techo competitivo al que perteneces. Te explica la fiabilidad de tus virtudes, te señala tus debilidades y pone el dedo en la llaga de tu fortaleza mental en momentos de zozobra y titubeo. Pues bien, el Barça ha demostrado estar exactamente en el mismo lugar que la temporada pasada: en tierra de nadie y lejos de la realeza de Europa. Este es otro fracaso estrepitoso.

Más de 200 millones de euros y 13 fichajes después, en una apuesta deportiva sin precedentes, el Barça es un equipo enano en Europa. Al menos mentalmente. El conjunto liderado por Xavi Hernández volvió a caer en una noche negra europea en Old Trafford (2-1, con remontada incluida) para firmar la friolera de cuatro eliminaciones en dos años. No hay billete a los octavos de la Europa League. No importó que un penalti muy al límite de Bruno Fernandes sobre Alejandro Balde le diese la ventaja al club azulgrana en el minuto 18 de la primera parte y sirviese para encarrilar el partido a domicilio. No supo aprovecharlo el cuadro catalán, que no tuvo la suficiente determinación ni contundencia para ir a por la eliminatoria. Sin embargo, a la primera dificultad que se encontró por el camino, el Barça manifestó todas sus dudas internas. Aquellos fantasmas europeos que le persiguen a lo largo y ancho de la última década. Recuerdos de Vietnam. Y explotó.

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