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Con el futuro europeo en juego, las disputas de Seedorf y Galliani descolocan al Milan
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el domingo, derbi contra el Inter

Con el futuro europeo en juego, las disputas de Seedorf y Galliani descolocan al Milan

Clarence Seedorf concedió una entrevista sin tener autorización del club y Galliani espera al final de curso para quitarle su puesto. El domingo llega el Inter

Foto: Seedorf sigue sin tener la confianza de Galliani (Reuters).
Seedorf sigue sin tener la confianza de Galliani (Reuters).

Habían pasado cinco semanas en las que la tormenta perenne en San Siro parecía estar a punto de escampar y regalar por fin un final de temporada pacífico al Milan. Nada más lejos de la realidad, puesto que en el último partido que ganaron los rossoneri, el 1-0 en casa contra el Catania, volvió a levantar una polvareda preocupante que no sólo no se ha cerrado, sino que parece volver a abrirse de forma casi definitiva. Tras cinco triunfos consecutivos que habían devuelto las ilusiones europeas, el Milan cayó sin respuesta en el Olímpico contra la Roma (2-0), dejando escapar una oportunidad de colarse en el sexto puesto. Y ahora, cuatro equipos se sitúan por encima de un Milan décimo.

La derrota contra los giallorossi, segundos y todavía con opciones matemáticas de Scudetto, era una posibilidad real y factible, por lo que no se le atiza a Clarence Seedorf por ello. Pero el holandés revolvió el ambiente ya de por sí enrarecido este domingo, cuando concedió una entrevista en exclusiva a Sky sin consentimiento alguno por parte de la directiva. Seedorf es una persona cordial, siempre atento con los periodistas, y desde que ha llegado se ha mostrado dispuesto a responder a cada pregunta que le han realizado. Pero a Adriano Galliani no le ha gustado el gesto de su entrenador y lo consideraría como una razón más para cargarse al técnico cuando acabe la temporada.

La charla con la televisión italiana comenzó recordando las palabras del de Surinam tras el Roma-Milan, en las que decía que en otros tiempos había en el club milanista suficiente claridad en las relaciones y la dialéctica interna, lo que hacía suponer que no tenía relación con Galliani, que se sentía solo al frente del transatlántico a la deriva. Pero lo cierto es que Seedorf no perdió su tono distendido en la entrevista y no dejó ninguna declaración para la polémica. A decir verdad, sus palabras desprenden una ilusión de unidad que parece lejana. “Este ‘silencio’ no se debe, en absoluto, a dudas sobre mí. Hablo con la directiva mucho más a menudo de lo que digo. Hablé, por ejemplo, en Pascua con el presidente Berlusconi. Tengo una relación con Galliani que va mucho más allá del fútbol. Nos hemos visto con las familias varias veces incluso en Brasil”, reconoció.

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Hace tiempo que la figura de Galliani en el Milan no está clara. La entrada en el club de Barbara Berlusconi, hija del propietario, parecía empujar al vacío al administrador delegado. Incluso en Italia se hablaba de que a final de temporada, podría ser el mismo Seedorf el que ocupase el lugar de mano derecha de la familia Berlusconi. “En ningún caso quiero su puesto. No quiero ser ni presidente, ni director deportivo, ni administrador delegado. Sólo quiero ser entrenador del Milan”, decía el técnico, que no ve peligrar su puesto ya que no necesita “que se lo confirmen cada día, o cada mes. Hace bien poco me han dado un contrato de dos años y medio, y Galliani me dijo que no le daba un contrato tan importante si no considerase que lo haría bien. La sociedad estaba convencida de quién ponían en el puesto”.

Pero por mucho que se sienta seguro en su asiento en el banquillo, el favorito de Galliani sigue siendo Filippo Inzaghi, entrenador de los juveniles. Cuando se decidió prescindir de Massimiliano Allegri, el exdelantero era la primera opción del directivo, pero tanto Barbara como Silvio impusieron la contratación de Seedorf, que todavía se encontraba jugando en el Botafogo. El problema que tendría subir a Inzaghi al primer equipo sería exactamente el mismo que está acabando demasiado pronto con el mandato holandés. Esto es, quemar a un entrenador debutante sin experiencia que se vería obligado a lidiar no sólo con la parcela deportiva sino también (y esto es lo peor), con el enrarecido ambiente milanista. De ahí que en boca de todos esté la figura de Mauricio Pochettino como entrenador de transición hasta que Inzaghi se foguee y tenga el poso suficiente para dirigir al club de sus amores.

A esta interminable vacilación de los acontecimientos en Casa Milan se une un asunto puramente futbolístico como el de Mario Balotelli. El atacante fue uno de los tres sustituidos por Seedorf contra la Roma y esa decisión, a sabiendas del temperamento de Balo, podría haber hecho explotar la unión de club y jugador. Volvió a Italia desde el Manchester City en enero de 2013 y fue fundamental para el Milan en la consecución del pase a la Champions League con 12 goles en 13 partidos de Serie A.

placeholder Balotelli se encara con Seedorf al ser sustituido en Roma (Imago).

Pero este año, con más del doble de partidos tan sólo lleva dos tantos más, 14, para un total de 18 en todas las competiciones. Esos números no están a la altura de las expectativas creadas y tanto él como el Milan estarían deseando separarse, con el Mónaco como destino más apetecible para ambos. Por una parte, Balotelli sería la estrella, junto a Falcao, del proyecto monegasco, mientras que la entidad rossonera tendría a un comprador dispuesto a un suculento desembolso económico.

Un derbi para ir a Europa

Todo lo anterior ha trascendido a apenas unos días del Derby della Madonnina del domingo. El Milan hospeda al Inter en la que será la penúltima oportunidad milanista de alcanzar los puestos de Europa League. El Inter es quinto, último puesto que da acceso a través de la Lega, pero al jugar Nápoles y Fiorentina la final de Coppa (ambos clasificados para Europa), el sexto puesto se clasificará vía copa. Ese lugar ahora mismo lo tiene el Torino, con 52 puntos, pero en apenas un punto hay cuatro equipos, entre ellos el Milan.

La temporada del Inter ha sido muy irregular y el proyecto de Walter Mazzarri lleva meses en la cuerda floja, aunque el propietario nerazzurro, Erick Thohir, siempre le ha mostrado su plena confianza, sobre todo por tener al equipo prácticamente clasificado para la Europa League, con 57 puntos. Claro que una derrota en el derbi podría devolver las dudas a falta de todavía dos jornadas por delante. En cambio, en el Milan conseguir billete continental se convierte en algo imperioso para mantener la viabilidad del club. Quedarse fuera significaría no sólo tener que renunciar a hacer grandes fichajes, sino asumir la marcha de las pocas estrellas que le quedan y arriesgarse a que acabar una temporada en mitad de tabla se convierta en una costumbre.

Habían pasado cinco semanas en las que la tormenta perenne en San Siro parecía estar a punto de escampar y regalar por fin un final de temporada pacífico al Milan. Nada más lejos de la realidad, puesto que en el último partido que ganaron los rossoneri, el 1-0 en casa contra el Catania, volvió a levantar una polvareda preocupante que no sólo no se ha cerrado, sino que parece volver a abrirse de forma casi definitiva. Tras cinco triunfos consecutivos que habían devuelto las ilusiones europeas, el Milan cayó sin respuesta en el Olímpico contra la Roma (2-0), dejando escapar una oportunidad de colarse en el sexto puesto. Y ahora, cuatro equipos se sitúan por encima de un Milan décimo.

Mauricio Pochettino Silvio Berlusconi
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