'Milagro de Berna': así es cómo Adidas enamoró a Alemania... hasta que llovieron los millones

El fútbol es, sin ninguna duda, el deporte que más pasiones levanta. Los aficionados no solo buscan que gane su equipo, sino que desean que lo haga con un estilo muy determinado y, especialmente, con una serie de elementos con los que se puedan identificar. De esta manera, el componente sentimental no se puede desligar del balón… aunque nada es para siempre. Quién iba a imaginar un Barça sin Messi, un Madrid sin Raúl... o a Alemania sin Adidas.

Por primera vez en su historia, Alemania dejará de vestir la mítica marca deportiva de las tres rayas. Después de 75 años, la federación germana ha decidido firmar por Nike y romper, así, uno de los vínculos más duraderos de la historia del deporte. Será en 2027 cuando se produzca el cambio y, a cambio de algo más de 320 millones, llevarán la marca norteamericana hasta 2034. Pero, ¿por qué Alemania tenía ese vínculo tan especial con Adidas?

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Jabier Izquierdo

Todo comenzó en el Mundial de 1954, celebrado en Suiza, que puede ser considerado el primero de la historia en el que la tecnología sirvió para que un equipo se convirtiera en campeón. Hungría podía presumir de ser la gran selección del momento. Los Magiares Mágicos, con futbolistas como Puskas, Czibor, Kocsis, Grosics o Hidegkuti, entre otros, dominaban el fútbol mundial y llegaban a la Copa del Mundo como grandes favoritos al título.

Durante el torneo, consiguieron varias goleadas, siendo la más contundente el 8-3 que le endosaron a la propia Alemania Federal. Los húngaros, que llevaban 33 partidos seguidos ganando, cumplieron con su parte y se metieron en la gran final del Mundial y, por su lado, los germanos sorprendieron y serían su rival en la lucha por el título. Lo que nadie podía esperar es lo que sucedió en la final que se la conoce como el Milagro de Berna.

Las previsiones eran que llovería durante la final y, por ello, antes del comienzo, el partido, un comercial alemán, llamado Adi Dassler, vio una oportunidad única. Logró reunirse con representantes de ambos equipos para ofrecerles su último invento: unas botas de fútbol con tacos intercambiables que permitían agarrarse a la superficie de juego bajo cualquier condición climática. Los alemanes decidieron probarlas, pero los húngaros declinaron la oferta... y ahí comienza la historia de Adidas.

Antes del minuto 10, los húngaros vencían por un claro 2 a 0 con goles de Puskas y Czibor. Pero, entonces, comenzó a diluviar en Suiza. La lluvia era tan intensa que en cuestión de minutos, el terreno de juego se convirtió en un barrizal en el que mantenerse de pie era imposible… salvo para los alemanes, que evitaban los resbalones gracias a sus nuevas botas de fútbol. De hecho, en solo ocho minutos, Alemania conseguía dos tantos para empatar el choque antes del descanso.

La segunda parte siguió la misma tónica y, mientras los jugadores húngaros hacían lo que podían para mantener la estabilidad, los alemanes volaban sobre el terreno del juego. Tanto, que en el 84 Helmut Rahn conseguía el gol de la victoria que le daba su primer Mundial a Alemania. Desde aquel día, los germanos y Adidas fueron uña y carne… hasta hoy, que se ha roto una de las historias de amor en el fútbol más longevas de todos los tiempos.