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Cuando Harry Redknapp sacó a un hincha a jugar al campo... y casi logra marcar el gol de su vida
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EL SUEÑO DE TODO AFICIONADO

Cuando Harry Redknapp sacó a un hincha a jugar al campo... y casi logra marcar el gol de su vida

El que fuera entrenador del West Ham, ni corto ni perezoso, no dudó en mirar a la grada y meter a jugar a un aficionado que llevaba todo el partido quejándose de un delantero

Foto: El día que Redknapp sacó a un hincha a jugar. (Reuters/Andrew Boyers)
El día que Redknapp sacó a un hincha a jugar. (Reuters/Andrew Boyers)

Ser futbolista profesional solo está el alcance de un puñado de elegidos. Los datos hablan por sí mismos de la increíble complejidad que conlleva llegar a la élite: solo uno de cada 1.800 niños que juegan federados en categoría benjamín llegan a Primera División en España. O, dicho de otra manera, poder ser profesional del fútbol es altamente improbable. Pero mucho menos lo es debutar con casi 30 años… solo por estar en la grada.

La historia de Steve Davis es, posiblemente, una de las más curiosas que hayan tenido lugar nunca en el fútbol mundial. Recién superada la treintena, este aficionado del West Ham era consciente de qué lo más cerca que iba a estar de un campo de fútbol era desde la grada. Apasionado de los Hammers, seguía a su equipo allá donde jugara y, en verano, sin nada que hacer, decidió acudir a ver un partido de pretemporada.

Foto: Carlos de Marta, en un entrenamiento. (Estudiantes)

Aquel día, el West Ham se enfrentaba al modesto Oxford City. Davis, apoyado en una de las gradas laterales del campo, muy cerca de los banquillos, no dudó en seguir de cerca lo que sucedía sobre el césped. Pero había un jugador de su equipo, Lee Chapman, que no le entraba por el ojo. De hecho, durante toda la primera parte, el hincha criticó absolutamente todo lo que hacía el jugador. Pero nadie esperaba lo que iba a pasar.

Harry Redknapp, por aquel entonces entrenador del West Ham, decidió dar oportunidades a toda su plantilla. Así, después del 0 a 3 de una primera parte cómoda y plácida, en el descanso, decidió hacer todas las sustituciones posibles para que todos los jugadores tuvieran minutos… hasta que llegó la inesperada lesión de Chapman, ese jugador al que el aficionado tanto había criticado y del que se estaba quejando. Así, Redknapp tomó una extraña decisión.

Sin más jugadores para poder hacer cambios, el técnico inglés se acercó ese aficionado tan criticón para proponerle un trato: 'Oye, tú que llevas quejándote todo el partido de Chapman. Ahora que se ha lesionado, ¿te atreves a saltar al campo y hacerlo mejor que él?'. Davis, ni corto ni perezoso, aceptó el reto y se metió a los vestuarios. En cuestión de minutos, salió uniformado con la camiseta del West Ham y el 3 a la espalda. Era su gran oportunidad.

Cuando el cuarto árbitro, preguntó de quién se trataba, Redknapp le respondió con sorna: "¿Es que no has visto el Mundial? Es el goleador búlgaro Tittyshev". Davis saltaba así al campo, debutando como profesional en un partido amistoso con el equipo de sus amores, el sueño de cualquier aficionado al balón. Tuvo la oportunidad de jugar media hora y de vivir un momento único en su vida… que aún pudo ser incluso mejor.

El West Ham seguía ganando 3-0 y, cuando el partido concluía, Matty Holmes metió un gran balón en profundidad a la espalda de la defensa. Davis, como una bala, se plantaba solo ante el portero y, en su salida, en un delicado balón picado, anotaba un gran gol… que el juez de línea iba a anular por fuera de juego. Aquel día, Davis vivió uno de los grandes momentos de su vida, pues no hay muchos aficionados puedan decir que jugaron en el club de sus amores y que (casi) marcaron.

Ser futbolista profesional solo está el alcance de un puñado de elegidos. Los datos hablan por sí mismos de la increíble complejidad que conlleva llegar a la élite: solo uno de cada 1.800 niños que juegan federados en categoría benjamín llegan a Primera División en España. O, dicho de otra manera, poder ser profesional del fútbol es altamente improbable. Pero mucho menos lo es debutar con casi 30 años… solo por estar en la grada.

La historia de Steve Davis es, posiblemente, una de las más curiosas que hayan tenido lugar nunca en el fútbol mundial. Recién superada la treintena, este aficionado del West Ham era consciente de qué lo más cerca que iba a estar de un campo de fútbol era desde la grada. Apasionado de los Hammers, seguía a su equipo allá donde jugara y, en verano, sin nada que hacer, decidió acudir a ver un partido de pretemporada.

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