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Nada ha cambiado, el Madrid se 'sobra' en la Liga
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HIGUAÍN METE UN 'HAT TRICK' EN VALLADOLID (1-4)

Nada ha cambiado, el Madrid se 'sobra' en la Liga

Nada ha cambiado. El guión continúa siendo el mismo. Poco importa el golpe sufrido el pasado miércoles en forma de eliminación europea porque a las primeras

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Nada ha cambiado, el Madrid se 'sobra' en la Liga

Nada ha cambiado. El guión continúa siendo el mismo. Poco importa el golpe sufrido el pasado miércoles en forma de eliminación europea porque a las primeras de cambio el Real Madrid ha vuelto a demostrar que tiene más que suficiente para andar por casa. Y es que los de Pellegrini ganaron con suficiencia a un Valladolid que confundió las ganas con la dureza. Tras veinte minutos de desconcierto, de pensar que el rival todavía era el Olympique de Lyon, los madridistas dieron un paso al frente y repitieron las últimas goleadas ligueras para mantener su puesto en lo más alto de la tabla. El Barcelona marcó tres goles y el Real Madrid decidió defender su privilegiada posición logrando uno más. En su debe hay que decir que concedió demasiadas ocasiones a un Valladolid que mejoró el nivel ofrecido en las últimas semanas. Muchas y algunas recordaron a los dos goles conseguidos por el Sevilla en el Bernabéu, rodeados de falta de entendimiento. 
 
El partido, por lo mucho que había en juego tras el fracaso europeo, por la victoria del Barcelona ante el Valencia y por la dureza del equipo pucelano, no estaba para florituras. Los tres puntos sólo podían llegar dando la cara y mostrando ese carácter que en España vale pero que carece de efecto al pasar Pirineos. Y así encararon el partido, con el mono de trabajo y el toque de distinción de Van der Vaart, clave en el triunfo del Real Madrid. En ese arranque, Casillas tuvo que aparecer en un par de ocasiones, pero ahí se quedó el Valladolid en la primera parte. Cuando se olvidaron de jugar y sacaron el hacha, se acabó el equipo castellano. La ansiedad se impuso y los de Onésimo se olvidaron del fútbol para pasar a la provocación y a olvidar lo que tenían que hacer y lo que no. Y una de las cosas era no hacer faltas cerca del área. Hasta tres seguidas y en una de ellas, con el número de los pases y el pose incluidos, gol de Cristiano Ronaldo, demasiado golpe para el equipo local. 
 
El intercambio de golpes tenía en el portugués al epicentro de todos los movimientos. Los pucelanos buscaban a CR9 y él, lejos de esconderse, pedía más y más. Incluso hasta lazó una patadita de más, pero que en ningún caso justificó lo que minutos después le hizo Nivaldo. Jugador nada nuevo en esto de pegar a traición y que si tuviera conciencia dejaría hoy mismo el fútbol. Pisar a un jugador en el suelo es de cobardes. Ni más ni menos. Gente así sobra en este deporte.
 
En la segunda parte siguió el intercambio de golpes, justo el medio en el que mejor se mueve el Real Madrid. La potencia madridista a pleno rendimiento. Ronaldo perdido en batallas pendientes, fue Higuaín el que sacó mejor provecho de un partido roto, sin centro del campo, en el que balón se movía de un área a la otra sin dar tregua alguna. Por cierto, el argentino volvió a dejar patente lo que ya se sabía, que no es otra cosa que en la Liga sí que ve puerta. En Europa es diferente... El Valladolid dio la cara y hasta se puede quejar de un clamoroso penalti de Sergio Ramos, de dos palos, pero el Real Madrid demostró lo que ya se sabía, es decir, que tiene pegada para dar y tomar. Por cierto, Ronaldo e Higuaín hasta se besaron en los goles. Ya saben, amigos y residentes en Madrid.

Nada ha cambiado. El guión continúa siendo el mismo. Poco importa el golpe sufrido el pasado miércoles en forma de eliminación europea porque a las primeras de cambio el Real Madrid ha vuelto a demostrar que tiene más que suficiente para andar por casa. Y es que los de Pellegrini ganaron con suficiencia a un Valladolid que confundió las ganas con la dureza. Tras veinte minutos de desconcierto, de pensar que el rival todavía era el Olympique de Lyon, los madridistas dieron un paso al frente y repitieron las últimas goleadas ligueras para mantener su puesto en lo más alto de la tabla. El Barcelona marcó tres goles y el Real Madrid decidió defender su privilegiada posición logrando uno más. En su debe hay que decir que concedió demasiadas ocasiones a un Valladolid que mejoró el nivel ofrecido en las últimas semanas. Muchas y algunas recordaron a los dos goles conseguidos por el Sevilla en el Bernabéu, rodeados de falta de entendimiento. 
 
El partido, por lo mucho que había en juego tras el fracaso europeo, por la victoria del Barcelona ante el Valencia y por la dureza del equipo pucelano, no estaba para florituras. Los tres puntos sólo podían llegar dando la cara y mostrando ese carácter que en España vale pero que carece de efecto al pasar Pirineos. Y así encararon el partido, con el mono de trabajo y el toque de distinción de Van der Vaart, clave en el triunfo del Real Madrid. En ese arranque, Casillas tuvo que aparecer en un par de ocasiones, pero ahí se quedó el Valladolid en la primera parte. Cuando se olvidaron de jugar y sacaron el hacha, se acabó el equipo castellano. La ansiedad se impuso y los de Onésimo se olvidaron del fútbol para pasar a la provocación y a olvidar lo que tenían que hacer y lo que no. Y una de las cosas era no hacer faltas cerca del área. Hasta tres seguidas y en una de ellas, con el número de los pases y el pose incluidos, gol de Cristiano Ronaldo, demasiado golpe para el equipo local. 
 
El intercambio de golpes tenía en el portugués al epicentro de todos los movimientos. Los pucelanos buscaban a CR9 y él, lejos de esconderse, pedía más y más. Incluso hasta lazó una patadita de más, pero que en ningún caso justificó lo que minutos después le hizo Nivaldo. Jugador nada nuevo en esto de pegar a traición y que si tuviera conciencia dejaría hoy mismo el fútbol. Pisar a un jugador en el suelo es de cobardes. Ni más ni menos. Gente así sobra en este deporte.
 
En la segunda parte siguió el intercambio de golpes, justo el medio en el que mejor se mueve el Real Madrid. La potencia madridista a pleno rendimiento. Ronaldo perdido en batallas pendientes, fue Higuaín el que sacó mejor provecho de un partido roto, sin centro del campo, en el que balón se movía de un área a la otra sin dar tregua alguna. Por cierto, el argentino volvió a dejar patente lo que ya se sabía, que no es otra cosa que en la Liga sí que ve puerta. En Europa es diferente... El Valladolid dio la cara y hasta se puede quejar de un clamoroso penalti de Sergio Ramos, de dos palos, pero el Real Madrid demostró lo que ya se sabía, es decir, que tiene pegada para dar y tomar. Por cierto, Ronaldo e Higuaín hasta se besaron en los goles. Ya saben, amigos y residentes en Madrid.

Cristiano Ronaldo Valladolid