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El delfín Rosell mira de igual a igual al maestro Florentino
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AMBOS PRESIDENTES SON AMIGOS DESDE EL FICHAJE DE RONALDO EN 2002

El delfín Rosell mira de igual a igual al maestro Florentino

El delfín ya mira de igual a igual al maestro. Sandro Rosell podría interpretar el papel del alumno aventajado, que se fija en el maestro hasta

Foto: El delfín Rosell mira de igual a igual al maestro Florentino
El delfín Rosell mira de igual a igual al maestro Florentino

El delfín ya mira de igual a igual al maestro. Sandro Rosell podría interpretar el papel del alumno aventajado, que se fija en el maestro hasta seguir sus pasos, en este caso Florentino Pérez y, con el paso del tiempo, llega a ocupar idéntico puesto que, el admirado por él, presidente madridista. No es normal encontrarse en un clásico, un Barcelona-Real Madrid con dos amigos en el sillón presidencial de ambos equipos. No es como en otras ocasiones en la que los presidentes de uno y otro equipo, aquí no incluimos a Lorenzo Sanz y Joan Gaspart que ni siquiera hacían el ademán de juntarse, posan para la foto con la mejor de sus sonrisas pero en el fondo desean lo peor a su compañero de estampa. En esta ocasión esa amistad es sincera, tanto que Pérez todavía se atreve a darle algún consejo a su amigo Rosell.

 

El vínculo entre ambos nació con el intento de Florentino Pérez de fichar a Ronaldo en verano de 2002. Uno ejecutivo de Nike y otro dirigente con ganas de dar un golpe en el mercado y atacar a la línea de flotación de eterno rival, el Barcelona, al ver vestido de blanco al que fuera su delantero centro y que como otros muchos de los grandes cracks que ha tenido la entidad azulgrana. La multinacional norteamericana jugó un papel importante en el fichaje. Primero por querer dar un golpe de afecto a su rival más directo como es Adidas, firma que ya vestía por aquel entonces al Real Madrid, con la llegada del jugador que iba a ser importante y, segundo, por dar forma al contrato que el club exigía a todas sus estrellas a la hora de compartir los derechos de imagen, algo que no contemplaba el vínculo que unía a Ronaldo con el Inter. Nike cedió y al final el brasileño pudo compatibilizar su contrato con la marca de ropa deportiva y el Real Madrid. Y el 'culpable' fue Sandro Rosell. 

 

 La relación se convirtió en algo más que profesional y, en diferentes ocasiones, se especuló el fichaje de Rosell como ejecutivo madridista de igual manera que sucedió lo mismo con el de Mateo Alemany. Su conocimiento del mercado brasileño y su magnífica relación con los jugadores de la canarinha, significaba tener mucho ganado en un mercado siempre interesante. El deseo no pasó de eso, su sangre azulgrana le impidió dar el paso, ni se lo planteó.

 

Ya en la directiva azulgrana, el contacto entre ambos continuó siendo fluido, casi constante. Era el nexo de unión de los dirigentes de uno y otro equipo. Florentino tenía más confianza en Rosell que en Laporta, algo que el tiempo ha demostrado que estaba en lo cierto. El otrora ejecutivo de Nike decidió salir de la Junta azulgrana yen 2005  a partir de ese momento empezó a dar forma a la que iba a ser su candidatura a la presidencia. Cinco años por delante en los que trabajó sabiendo que Laporta tenía fecha de caducidad. Durante ese lustro, Rosell y Florentino mantuvieron la comunicación, se vieron y durante un par de años se encontraron en la misma circunstancia, dimitidos y aspirantes al regreso al club que dejaron por diferentes circunstancias.

 

El primero en regresar fue Pérez. Verano de 2009. Rosell un año después, pero antes compartieron aparición con motivo de la presentación del libro de Gabriel Masfurroll, directivo con Gaspart y ahora de vuelta al club azulgrana en la fundación. Muchos vieron la escena que tuvo lugar en el mes de octubre como el arranque de la campaña. Y como no podía ser de otra manera, Florentino estuvo al lado de su amigo. Compartiendo puesto, el mandantario madridista se atrevió a aconsejarle que no entrara a matar a Laporta, que guardar silencio y que no denunciara el asunto en la asamblea de socios. Rosell no lo creyó oportuno y pese a votar en blanco, los socios azulgrana decidieron denunciar al que fuera presidente.

 

El lunes compartirán mesa, mantel y confidencias en las horas previas del partido, para disfrutar del clásico en la primera fila del palco del Camp Nou, el más indiscreto del mundo. Lo digo por lo que se visible que es. No piensen mal.

El delfín ya mira de igual a igual al maestro. Sandro Rosell podría interpretar el papel del alumno aventajado, que se fija en el maestro hasta seguir sus pasos, en este caso Florentino Pérez y, con el paso del tiempo, llega a ocupar idéntico puesto que, el admirado por él, presidente madridista. No es normal encontrarse en un clásico, un Barcelona-Real Madrid con dos amigos en el sillón presidencial de ambos equipos. No es como en otras ocasiones en la que los presidentes de uno y otro equipo, aquí no incluimos a Lorenzo Sanz y Joan Gaspart que ni siquiera hacían el ademán de juntarse, posan para la foto con la mejor de sus sonrisas pero en el fondo desean lo peor a su compañero de estampa. En esta ocasión esa amistad es sincera, tanto que Pérez todavía se atreve a darle algún consejo a su amigo Rosell.

Florentino Pérez Juan Rosell