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Los cacos y la maleza se adueñan de La Peineta, proyecto del Madrid olímpico
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SU NULA ACTIVIDAD LA VIGILA UN ÚNICO GUARDIA DE SEGURIDAD

Los cacos y la maleza se adueñan de La Peineta, proyecto del Madrid olímpico

Ayer entró oficialmente la primavera y las flores silvestres comenzarán a crecer sin remedio en el abandonado estadio de La Peineta. En la hemeroteca de este diario

Foto: Los cacos y la maleza se adueñan de La Peineta, proyecto del Madrid olímpico
Los cacos y la maleza se adueñan de La Peineta, proyecto del Madrid olímpico

Ayer entró oficialmente la primavera y las flores silvestres comenzarán a crecer sin remedio en el abandonado estadio de La Peineta. En la hemeroteca de este diario quedó sellada el pasado diciembre la última promesa que hizo el Atlético de Madrid, futuro inquilino del recinto, sobre el inicio de las obras de estas instalaciones deportivas situadas en el madrileño barrio de San Blas. Entonces, las partes implicadas prometían que antes de que se acabara el invierno las máquinas estarían trabajando. El tiempo, por enésima vez, les quitó la razón al club y a la constructora encargada del proyecto, Fomento Construcciones y Contratas (FCC). Y mientras se resuelven los misteriosos problemas que impiden que se inicie la remodelación, nadie utiliza ni se preocupa de la que fue la base del proyecto olímpico de Madird.

Sólo basta darse un paseo por la zona para ver el abandono que sufre el que originalmente se llamó Estadio Olímpico de Madrid, inaugurado en 1994. La idea y la culminación del proyecto se debieron al deseo explícito del entonces consejero de Educación, Cultura y Deportes de la Comunidad de Madrid, Jaime Lissavetzky, quien actualmente ocupa el cargo de secretario de Estado para el Deporte y próximamente luchará contra Alberto Ruiz-Gallardón por la alcaldía de la capital de España. Lissavetzky peleó por lograr los Mundiales de atletismo de 1997, que finalmente fueron en Atenas, y a pesar de este primer revés, su obra fue aprovechada durante una década de forma más o menos productiva.

Los madrileños bautizaron popularmente al recinto con el cariñoso sobrenombre de 'La Peineta', por la evidente forma de su grada principal, que puede ser observada con claridad desde diversos puntos del noreste de la capital. Lindando con la carretera de circunvalación M-40, acogió eventos deportivos relevantes, como certámenes internacionales de atletismo o un Atlético-Barcelona de la Supercopa del 96, además de ser durante diez años uno de los recintos para conciertos al aire libre más utilizados de la ciudad, y donde actuaron Bruce Springsteen, Metallica, Bon Jovi o Paul McCartney, entre otros.

Arrasada por los 'cacos'

Pero su actividad fue disminuyendo paulatinamente hasta reducirse a cero. Desde antes de firmarse el definitivo acuerdo entre Ayuntamiento y Atlético de Madrid para el traslado del club a la remodelada Peineta, los gestores del estadio ya dejaron de darle uso. Así lo denunció la semana pasada el presidente de la Real Federación de Atletismo (RFEA), José María Odriozola, desde que se ideó el estadio, uno de los más entusiasmados por lo que representaba éste para su deporte. El dirigente ha recordado públicamente que desde hace seis años no se celebra ninguna competición en La Peineta, y que ya hace cuatro que los atletas dejaron de entrenarse sobre su tartán. Además, aseguró que en esta última etapa de total abandono, los amigos de lo ajeno han arrasado con todas las máquinas de entrenamiento y demás objetos de valor que se guardaban allí.

La Peineta ha sido la piedra angular del proyecto olímpico de Madrid. Éste fue liquidado tras un doble intento fallido que ha dejado tambaleando multitud de iniciativas ya no solo deportivas, sino también urbanísticas y sociales. Muestra de ello son el puñado de operarios que actualmente están urbanizando los alrededores del estadio, haciendo las aceras e instalando el tendido eléctrico sin nadie que les meta prisa por acabar.

Odriozola aseguró a El Confidencial que en la revisión técnica que hizo el Comité Olímpico Internacional (COI) en febrero de 2005 de cara a los Juegos de 2012, el estadio madrileño aún conservaba una imagen aseada, pero que cuando volvieron cuatro años después (en mayo de 2009), el estado de abandono de La Peineta avergonzó a más de uno de los dirigentes y políticos españoles que hicieron de anfitriones de los miembros del COI.

Gallardón, desde que relevó al socialista Joaquín Leguina en la Presidencia de la Comunidad de Madrid en 1995, continuó confiando en esta sede y animando su actividad. Pero cuando en 2003 llegó Esperanza Aguirre al poder autonómico y su predecesor pasó al Ayuntamiento, comenzó una etapa difusa para La Peineta, que entró en un largo impasse agravado ahora por la crisis económica.

Un único guardia vigila las instalaciones

Desde el consistorio, Gallardón retomó el sueño olímpico iniciado en su día por José María Álvarez del Manzano. Londres y Río de Janeiro arrebataron la posibilidad de vivir los segundos JJ OO españoles de la historia. Paralelamente a este proceso, los terrenos del Vicente Calderón, estadio atlético, y de la colindante fábrica de la cervecera Mahou interesaban al alcalde para terminar con el proyecto Madrid Río, faraónica obra de soterramiento de la M-30 a su paso por el Manzanares y posterior acondicionamiento de la zona. Fue aquí donde se acordó el trueque de espacios con el segundo equipo de Madrid, que de forma definitiva se anunció en diciembre de 2008 con la firma pública de los documentos por parte de los actores principales.

Ahora resultaría tedioso enumerar las ocasiones en que o bien el presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, o bien el consejero delegado y máximo accionista, Miguel Ángel Gil Marín, han fallado en sus pronósticos sobre el inicio de la obras de remodelación.

Se dijo en un principio que el traslado sería en 2012, para ir retrasándolo año a año hasta llegar a la situación actual, donde la única evidencia es que la nula actividad de La Peineta es vigilada por un único guardia de seguridad. Nadie aprovecha sus instalaciones y, por supuesto, no hay nadie destinado a mantener el que fuera el sueño hecho realidad de Jaime Lissavetzky.

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Ayer entró oficialmente la primavera y las flores silvestres comenzarán a crecer sin remedio en el abandonado estadio de La Peineta. En la hemeroteca de este diario quedó sellada el pasado diciembre la última promesa que hizo el Atlético de Madrid, futuro inquilino del recinto, sobre el inicio de las obras de estas instalaciones deportivas situadas en el madrileño barrio de San Blas. Entonces, las partes implicadas prometían que antes de que se acabara el invierno las máquinas estarían trabajando. El tiempo, por enésima vez, les quitó la razón al club y a la constructora encargada del proyecto, Fomento Construcciones y Contratas (FCC). Y mientras se resuelven los misteriosos problemas que impiden que se inicie la remodelación, nadie utiliza ni se preocupa de la que fue la base del proyecto olímpico de Madird.

Miguel Ángel Gil Marín Noticias de FCC