Nadal fue el más deseado y Urdangarín el más 'odiado' en el palco del Bernabéu

Clásico en juego. Palco hasta los topes. La calle Padre Damián reventaba de coches de lujo y escoltas de todo tipo así que imaginen lo que había dentro. Ni la lluvia, que no dejó de caer desde hora y media antes del inicio del partido, restó un ápice de expectación a la ya famosa alfombra roja del Bernabéu. Comprobar la reacción del pueblo ante la llegada de unos y otros, famosos, deportistas y empresarios los que más,  sirve para tomar la temperatura de lo que se piensa. Y lo más curioso es que el que acaparó la atención no estuvo en el palco: Iñaki Urdangarín.

Si anoche hubiéramos hecho una encuesta de esas que aparecerán en los próximos días sobre el personaje del año, el querido y el odiado no tengo duda alguna del nombre de los vencedores. Por un lado, Rafa Nadal, aclamado como nadie cuando hizo su entrada en el palco de honor del Bernabéu. Y él tan cercano, saludando, haciéndose fotos y dejándose querer. Muy en su papel, en ese que le llevó a parar la celebración de todo el equipo de la Davis para ir a abrazar a Del Potro, rival, hundido, pero persona al fin y al cabo. Por el contrario, el nombre del personaje odiado sería para Urdangarín. No, no piensen que se atrevió a aparecer por el estadio madridista pero sí lo hizo el que fue su cuñado Jaime de Marichalar acompañado de su hijo Froilán. La gente, en su camino al palco, le recordaba todo lo que se está hablando del marido de la Infanta Cristina. “Qué, tu has sido más listo, ¿verdad?”. Ni giró la cabeza ante gritos parecidos. Calló y se metió en la zona noble. Minutos después llegó la Infanta Margarita, lo digo para completar el cupo Casa Real.

José María Aznar volvió a ser recibido, digo por el público, como si el poder fuera suyo. Se olvidaron de Rajoy, con lo madridista que es. “Sácanos de esta Aznar” le gritaban al que fuera presidente de gobierno que ya no se pierde ni una cita importante en el Bernabéu. Javier Solana, socialista y antiguo Secretario General de la OTAN, y junto a él, Beatriz Corredor, la que fuera ministra de la vivienda.

Del Bosque y Florentino, cada uno por su lado

La otra gran atracción era la vuelta de Vicente del Bosque al palco del Bernabéu tras su negativa a recibir la medalla de oro de la entidad madridista. Como no podía ser de otra manera, el seleccionador fue aclamado a la llegada al que fue su estadio durante 36 años. En el palco, Del Bosque junto a Toni Grande por un lado, Florentino Pérez por el suyo. Entre trescientos moradores del palco no hubo ocasión para el encuentro y mucho menos para el saludo, ese que el técnico estaba dispuesto a hacer con el que fuera su presidente.

La que estuvo de incógnito en el estadio fue Shakira. La cantante colombiana, novia de Piqué, no se dejó ver pero estuvo en la grada animando al equipo azulgrana de la misma manera que por la mañana estuvo en el museo del Prado. Buscó pasar inadvertida y lo cierto es que lo consiguió pese a todo la grada del Bernabéu se acordó de ella en diferentes fases del partido. Feliciano López y Ferrero sí que se dejaron ver en la zona noble, que no en el palco.

Apenas hemos hablado de ellos pero Sandro Rosell y Florentino Pérez, así como el resto de directivos de uno y otro equipo, firmaron la pipa de la paz parece que manera definitiva. Primero en la comida del Ritz y después en el palco.