La camiseta de agradecimiento de Villa sale más cara que meter el dedo en el ojo a un rival

No es el primer caso, ni será el último. David Villa es la nueva víctima del artículo 91 del código disciplinario de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que recoge lo siguiente: "el futbolista que, con ocasión de haber conseguido un gol o por alguna causa derivada de las vicisitudes del juego, alce su camiseta y exhiba cualquiera clase de publicidad, lema, leyenda, siglas, anagramas o dibujos, sean los que fueren sus comentarios o la finalidad de la acción, será sancionado”. Como quiera que el ‘Guaje’ cometió el ‘delito’ de mostrar una camiseta de agradecimiento a su mujer y a sus hijas tras la consecución del tanto ante la Real Sociedad, el Comité de Competición ha decidido sancionarle con una multa económica que rondará entre los 2.000 y 3.000 euros.

El delantero asturiano, que regresaba a los terrenos de juego de manera oficial tras ocho meses de calvario por la grave lesión que se produjo en el Mundialito de Clubes, no dudó en tener un detalle con sus más allegados en el momento de reencontrarse con el gol. Villa aceptó de buen grado la cartulina amarilla que el colegiado, el castellano leonés González González, le mostró en aplicación de la norma. Como era de esperar, los silbidos en el Camp Nou se hicieron patentes ante la incomprensión del árbitro, que tan sólo aplicó lo que establecen los señores del reglamento.

Y es que, el origen de la norma tiene su sentido, de manera que se eviten campañas publicitarias, consignas políticas que puedan alborotar el desarrollo normal de una competición deportiva… Pero quizá, raya lo absurdo cuando los mensajes son de este tipo y se requiere quizá de algún tipo de interpretación al respecto. Todos recordamos otro caso flagrante con José Callejón, actual delantero del Real Madrid, quien recibió una multa de 3.000 euros por levantarse la elástica por entonces del RCD Espanyol para mostrar el rostro de su eterno capitán, Dani Jarque. La escasa sensibilidad de aquella ocasión llegó hasta tal punto que el árbitro de aquel Espanyol-Almería tan sólo reflejó en su acta “se levantó levemente la camiseta mostrando una elástica debajo de ésta con un rostro serigrafiado no identificado”. También Leo Messi fue víctima de este asunto. La estrella argentina del Barça tuvo la ‘mala’ idea de felicitar el cumpleaños a su madre; consecuencia, 2.000 euros. Muchos se preguntan, ¿a quién puede molestar este tipo de gestos? No creo que sea un atrevimiento decir que a nadie, pero vaya usted a saber, para el Comité parece que sí.

Sin embargo, hay otros casos en los que se ha pasado por alto situaciones de este estilo. ¿Quién no recuerda el gol más importante de la historia de nuestro fútbol? Andrés Iniesta nos hacía campeones del mundo en el Soccer City de Johannesburgo y también se acordaba de su gran amigo Jarque. En aquel entonces hubo tarjeta, pero no sanción económica. Alguien puede decir, claro es FIFA. Puede ser, pero en nuestro fútbol hay casos así. Cristiano Ronaldo mostró su solidaridad con la isla de Madeira, su lugar de nacimiento, por las tremendas inundaciones que en aquel entonces asolaban la zona. O el ‘Chupete’ Suazo, que tras marcarle un gol al Málaga con la camiseta del Real Zaragoza, mandó un mensaje de apoyo a sus compatriotas chilenos con motivo del devastador terremoto que arrasó su país. En ambos casos no hubo ni tarjeta, ni daño monetario. Estas decisiones sí parecen más comprensibles, ¿por qué no hacerlo con todos los casos de este tipo?

A Mourinho y al Sevilla les salió más barato

Y por aquellas cosas de la reglamentación, resulta que las sanciones a Villa, Callejón o Messi resultan mucho más caras que la agresión de José Mourinho a Tito Vilanova en la Supercopa de la temporada pasada o el mal comportamiento de los ultras del Sevilla, los Biris, que retrasaron algunos minutos el comienzo del partido contra el Levante arrojando cientos de pelotas de tenis al césped. Ambas actuaciones tuvieron un castigo de 600 euros.  

Sea como fuere, el veredicto del Comité de Competición ha unido a Villa con José Callejón y Leo Messi y le va a tocar rascarse el bolsillo. La duda es, ¿para cuándo una interpretación o el establecimiento de una serie de excepciones al famoso artículo 91?