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Mourinho queda herido tras perder su pulso con Iker Casillas
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EL TÉCNICO NO HA ENCAJADO BIEN QUE EL BERNABÉU SE DECANTARA POR EL CAPITÁN

Mourinho queda herido tras perder su pulso con Iker Casillas

José Mourinho está tocado. Su espíritu ganador y ambicioso ha encontrado un bálsamo en las últimas victorias del Real Madrid ante el Valencia, pero la realidad

Foto: Mourinho queda herido tras perder su pulso con Iker Casillas
Mourinho queda herido tras perder su pulso con Iker Casillas

José Mourinho está tocado. Su espíritu ganador y ambicioso ha encontrado un bálsamo en las últimas victorias del Real Madrid ante el Valencia, pero la realidad dice que no está viviendo sus mejores días como entrenador de la entidad madridista. Por momentos, mezcla la furia con el silencio. No se siente cómodo. Lo sucedido en la primera semana de enero a raíz de la suplencia de Iker Casillas y la posterior reacción de los aficionados del Santiago Bernabéu no ha sido bien digerido por el entrenador, tal y como ha hecho llegar a sus allegados y a los propios directivos del club blanco.

Mou esperaba salir victorioso de ese pulso. Se creía que dominaba la escena y se dio cuenta de que su influencia dentro del madridismo no llega donde pensaba, algo que le ha sorprendido, y decepcionado. Sabe que cuenta con el respaldo de un sector muy determinado de la afición, pero asume que perdió la batalla, factor que puede ser decisivo en el momento en el que Florentino Pérez y él se sienten a hablar de una vez por todas sobre qué sucederá a partir del 30 de junio. Durante la presente temporada ha comentado a los dirigentes del club en más de una ocasión que para continuar quería pintar el vestuario, que entrara aire fresco, pero de este duelo ya ha aprendido que la afición no quiere que cambie mucho la decoración. 

El 6 de enero marcó un antes y un después tanto en el entrenador como en el capitán del Real Madrid. El pueblo dictó sentencia, ensalzando la figura de Casillas por encima de la suya, hecho objetivo. Nada cambió en la relación que ambos mantenían. Todo continuó como hasta entonces, es decir, frialdad absoluta y respeto en lo deportivo. Desde el regreso de la Eurocopa cada uno caminaba por su lado y lo sucedido tras la suplencia de La Rosaleda y en el primer partido de 2013 sirvió para hacer público algo que ya se sabía. El técnico quiso comprobar hasta dónde llegaba su ascendencia con la grada, y la prueba resultó negativa.

Mensaje del Bernabéu

Iker, sin querer, comprobó que su compromiso con los aficionados va más allá del ser el portero titular o el capitán sin más. Como tal ha recogido el mensaje. El nerviosismo con el que saltó al terreno de juego tras la expulsión de Adán ante la Real Sociedad fue el reflejo de vivir una experiencia novedosa. Suplente, con un Bernabéu entregado y dos filas por detrás de Mourinho en el banquillo, tuvo que saltar al campo en medio de una ovación cargada de mensaje. Le temblaron las piernas y por momentos ni sabía en dónde estaba, tal y como quedó demostrado en sus primeras intervenciones. 

Líder del vestuario

Casillas no ha variado su comportamiento ni su relación con Adán, el otro gran protagonista de este triángulo de amor y odio que ha diseñado Mourinho. Se dice que ahora está más metido en el juego por llevar 375 minutos sin recibir un solo gol, pero nada ha cambiado en él. Ni su manera de entrenarse ni su mentalidad. Es el mismo de siempre, el que mantiene su compromiso con los aficionados (verdadero estímulo para todo), compañeros y club que defiende. 

En las últimas semanas, junto a Sergio Ramos y Cristiano, ha asumido el papel de líder del grupo para intentar sacar adelante la temporada. El presidente les transmitió esa petición. El capitán y el defensa han asumido ese rol, que no es otro que el de respetar el trabajo de Mourinho, pero ejerciendo de líderes de un grupo que necesita estímulos a la hora de competir, tal y como está demostrando en los últimos partidos. No hay autogestión ni nada parecido: con Mourinho eso es imposible, pero sí que ha habido un golpe en la mesa, suficiente para cambiar el rumbo de los acontecimientos.

José Mourinho está tocado. Su espíritu ganador y ambicioso ha encontrado un bálsamo en las últimas victorias del Real Madrid ante el Valencia, pero la realidad dice que no está viviendo sus mejores días como entrenador de la entidad madridista. Por momentos, mezcla la furia con el silencio. No se siente cómodo. Lo sucedido en la primera semana de enero a raíz de la suplencia de Iker Casillas y la posterior reacción de los aficionados del Santiago Bernabéu no ha sido bien digerido por el entrenador, tal y como ha hecho llegar a sus allegados y a los propios directivos del club blanco.

Iker Casillas José Mourinho