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El desquicio y las quejas arbitrales cogen el puente aéreo hacia Barcelona
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LOS JUGADORES AZULGRANA SON AHORA LOS QUE PIERDEN LOS NERVIOS

El desquicio y las quejas arbitrales cogen el puente aéreo hacia Barcelona

El dedo en el ojo de José Mourinho a Tito Vilanova marcó un antes y un después en los ‘Clásicos’ entre Real Madrid y FC Barcelona.

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El desquicio y las quejas arbitrales cogen el puente aéreo hacia Barcelona

El dedo en el ojo de José Mourinho a Tito Vilanova marcó un antes y un después en los ‘Clásicos’ entre Real Madrid y FC Barcelona. De un tiempo a esta parte (la tensión y la competitividad son intrínsecas a un partido de este tipo), los malos modos y la gresca han ido desapareciendo poco a poco, a excepción hecha de algunas acciones puntuales y perfectamente lógicas en enfrentamientos de semejante calibre, con los protagonistas a más de 180 pulsaciones. El cambio de actitud del técnico portugués, quizá aconsejado por Florentino Pérez, tanto en las ruedas de prensa (cada vez da menos) como en el banquillo, ha provocado que estos partidos dejen de ser una histeria colectiva.

Y si ha mutado el entrenador blanco, para bien, lo que también ha cambiado esta temporada ha sido el signo de los resultados y el origen de las críticas a los árbitros. Si no hace mucho tiempo era el Barcelona el que se imponía contundentemente al Real Madrid, ahora sucede al revés. En los seis enfrentamientos entre ambos, tres victorias han caído del lado madridista, una para los culés y en dos ocasiones el desenlace ha sido de empate. Algunos hablan de cambio de ciclo, otros simplemente de que el Madrid ha superado momentáneamente al conjunto azulgrana, al menos en lo que a enfrentamientos directos se refiere.

Y quizá los resultados son los que marcan determinadas actitudes dentro y fuera del terreno de juego. Un año y medio atrás eran los blancos los que pululaban desquiciados sobre el campo y ahora son los azulgrana los que se desesperan intentando meter mano a su eterno rival y viendo como éste les supera con cierta facilidad. Los papeles se han invertido y el Barça ha quedado muy tocado tras esta intensa semana.

Lo mismo pasa en el capítulo arbitral. Salvando las distancias en cuanto a las formas, hace un par de temporadas eran José Mourinho y sus jugadores los que hablaban de árbitros y se escudaban en él ante algunas derrotas. Ahora esa tendencia ha cogido el puente aéreo y se ha instalado en la Ciudad Condal. A comienzos de esta semana, Jordi Roura puso en entredicho a Undiano Mallenco antes del partido de vuelta de semifinales de la Copa del Rey. Y ayer en el Santiago Bernabéu todo el mundo pudo ver la reacción de los jugadores culés a la conclusión del partido. Se comieron a Pérez Lasa por obviar el penalti de Sergio Ramos sobre Adriano, hasta el punto de que Víctor Valdés fue expulsado por dirigirse a él en los siguientes términos “os habéis cagado, no tienes vergüenza". Tengan o no razón (la tienen en el caso del penalti), éste no ha sido el estilo del Barcelona en las campañas anteriores.

Pero la cosa no quedó ahí. En zona mixta, la actitud fue la misma que su eterno rival tuvo en aquella famosa eliminatoria de semifinales de la Champions que terminó ganando el Barça de Pep Guardiola ante el Manchester (temporada 2010-2011). Por entonces, la expulsión a Pepe en el partido de ida y un gol anulado a Higuaín en la vuelta sirvió de excusa perfecta para que los merengues justificaran la eliminación. Ayer, Piqué no se mordió la lengua al asegurar que “sabemos que cuando venimos aquí al Bernabéu tenemos que ser infinitamente mejor que ellos porque el partido es igualado y entra el árbitro. Puede afectar hacia un lado o hacia otro. En este caso, no han pitado el penalti y ha ayudado al Madrid”.

Insisto, no nos quedemos en las formas, sino en el fondo de la cuestión. Y es que, en el mundo del fútbol, nadie habla de los árbitros hasta que lo hace, y siempre para justificar determinadas derrotas o trayectorias negativas. El Barça, en general, ha demostrado un desquicio y un nerviosismo impropio de él en los últimos tiempos. Y es que, echando nuevamente mano del sabio refranero español, al final 'cada uno cuenta la feria según le va'…

El dedo en el ojo de José Mourinho a Tito Vilanova marcó un antes y un después en los ‘Clásicos’ entre Real Madrid y FC Barcelona. De un tiempo a esta parte (la tensión y la competitividad son intrínsecas a un partido de este tipo), los malos modos y la gresca han ido desapareciendo poco a poco, a excepción hecha de algunas acciones puntuales y perfectamente lógicas en enfrentamientos de semejante calibre, con los protagonistas a más de 180 pulsaciones. El cambio de actitud del técnico portugués, quizá aconsejado por Florentino Pérez, tanto en las ruedas de prensa (cada vez da menos) como en el banquillo, ha provocado que estos partidos dejen de ser una histeria colectiva.