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Cuando Fernando Torres marcó al Benfica, Simeone supo que ganarían al Real Madrid
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EL CHOLO, AMANTE DE ESOS PEQUEÑOS DETALLES

Cuando Fernando Torres marcó al Benfica, Simeone supo que ganarían al Real Madrid

Bastante se ha escrito ya acerca de la superstición que rodea a muchas de las decisiones menores que toma Diego Pablo Simeone como entrenador de fútbol.

Foto: Cuando Fernando Torres marcó al Benfica, Simeone supo que ganarían al Real Madrid
Cuando Fernando Torres marcó al Benfica, Simeone supo que ganarían al Real Madrid

Bastante se ha escrito ya acerca de la superstición que rodea a muchas de las decisiones menores que toma Diego Pablo Simeone como entrenador de fútbol. De su madre heredó la afición al horóscopo, de la que él mismo ha hablado abiertamente en alguna entrevista. Como persona inteligente que es, aunque reconoce que ama cuidar esos pequeños detalles que adornan el día a día, siempre usa la ambigüedad a la hora de admitir que crea de verdad en la efectividad de todo eso que para muchos otros serán simples manías irracionales. Además de que, según dice la sabiduría popular, un supersticioso jamás aceptará públicamente que lo es, precisamente por pura superstición.

Sea como fuere, aquellos que rodean al técnico del Atlético de Madrid conocen que hay ciertas situaciones que para otros serían insignificantes pero que al 'Cholo' le gusta tener bajo control, sobre todo antes de las grandes citas. Hacer la concentración previa a la final de Copa en Los Ángeles de San Rafael (Segovia) respondía a ese tipo de gestos que en algunos medios se catalogó de supersticioso, ya que fue el lugar donde se reunió como jugador antes de ganar el doblete de 1996

El entrenador quitó fantasías al hecho y aseguró en rueda de prensa que fueron allí para "volver a los orígenes", ya que en esa localidad de la sierra comenzaron a formarse los sueños de este grupo en la pasada pretemporada. Aquí explicamos la semana pasada que la medida ayudaba a hacer más hermético el 'túnel' diseñado para poner a punto a los jugadores. Tras ganar la Copa, todavía en el césped del Bernabéu, siguió mandando balones fuera ante las cámaras de TVE: "Yo no hice ninguna superstición. A los que las hayan hecho, ojalá que les haya ido bien", dijo pícaro y con la cara repleta de alegría.

Pero fue en la concentración segoviana el miércoles pasado donde el técnico rojiblanco vivió una de esas corazonadas que tanto significan para la gente con fe, entendida ésta más allá de los términos religiosos. Sucedió cuando Simeone presenció el tanto que su excompañero en el Atlético y estrella del Chelsea, Fernando Torres, marcó en la final de la Europa League ante el Benfica. Al ver ese momento a través del televisor y presenciar la celebración tan atlética del Niño, reproduciendo como ya hiciera en el Mundial de 2006 el famoso gesto del arquero que 'inventó' Kiko Narváez, el argentino se dijo a sí mismo "el viernes ganamos seguro". 

En plena celebración del título ganado al Real Madrid, el propio 'Cholo' se lo reconocía así a varios interlocutores de confianza, con la locuacidad y vehemencia de quien parece haber apostado todas sus confianzas previas a un caballo que acaba de arrasar en la carrera. El gol de Torres le completó el convencimiento de que está vez sería la buena, de que había llegado la hora de ganar al eterno rival.

La energía que contagia a todo el Atlético

Sea cual sea la explicación que se dé a este tipo de actitud, Simeone comparte con otros deportistas esa manera de prestar atención a los pequeños detalles. Rafa Nadal, por ejemplo, ha dado mucho qué hablar por esto precisamente. La meticulosidad con la que el tenista español repite todos los gestos durante un partido (el número de botes que da ante de sacar, la colocación de las botellas de agua de las que bebe, la manera de caminar por la pista sin pisar las líneas y un largo etcétera) ha sido motivo de comentario en muchos foros. Pero Nadal, al igual que Simeone, siempre ha negado que sean supersticiones, sino que más bien todo ello compone un ritual que le ayuda a profundizar aún más en la concentración que necesita. "Si fuera superstición, lo repetiría sólo cuando gano o las cambiaría si pierdo, y esas cosas las hago siempre de la misma manera y desde hace años, gane o pierda", afirmó en su día sobre ello el balear.

Es difícil darle forma racional a tal tipo de sensaciones que quizá surgen de lo más profundo de los instintos. Lo que está claro es que a través de motivaciones como la que le produjo el citado gol de Torres, Simeone acumula y proyecta la energía que usa para guiar al grupo de deportistas que comanda. El exfutbolista no se cansa de repetir que la única fórmula para llegar al éxito es el trabajo bien hecho, y que con esfuerzo y dedicación, las oportunidades que se buscan acaban llegando. En ese camino hacia el objetivo, todo pequeño e insignificante detalle que sume para la causa es bienvenido y retroalimenta la positividad que siempre despide tanto él como todos sus ayudantes. Energía contagiosa que ahora reina alrededor de todo lo que tenga que ver con el Atlético de Madrid.

Bastante se ha escrito ya acerca de la superstición que rodea a muchas de las decisiones menores que toma Diego Pablo Simeone como entrenador de fútbol. De su madre heredó la afición al horóscopo, de la que él mismo ha hablado abiertamente en alguna entrevista. Como persona inteligente que es, aunque reconoce que ama cuidar esos pequeños detalles que adornan el día a día, siempre usa la ambigüedad a la hora de admitir que crea de verdad en la efectividad de todo eso que para muchos otros serán simples manías irracionales. Además de que, según dice la sabiduría popular, un supersticioso jamás aceptará públicamente que lo es, precisamente por pura superstición.

Diego Simeone