La lucha y el coraje de Tito no han sido suficientes para seguir en el banquillo del Barça

Cuando todo parecía haber vuelto a la normalidad, llegó la peor de las noticias. Una nueva recaída en su enfermedad, la tercera, ha llevado a Tito Vilanova a cejar en su empeño de continuar al frente del banquillo del FC Barcelona. El técnico de Bellcaire viene luchando desde hace dos años contra un cáncer de la glándula parótida, un tumor muy poco frecuente que tan sólo representa el 3% de los casos que se reproducen en cabeza y cuello. Desde que fuera operado por primera vez, el 22 de noviembre de 2011, Vilanova ha ido sorteando todos los obstáculos que se le han presentado en el camino para continuar con su sueño de dirigir al Barça, pero el destino ha querido que, al menos de momento, ésa sea una tarea que deba dejar aparcada. La salud es lo primero, y en estos instantes no es en absoluto compatible con una actividad como ésta.

En el hospital Vall d’Hebron comenzó esta dura batalla para el extécnico azulgrana. El mismo día que era intervenido, el equipo se desplazaba a Milán para disputar un encuentro de la Liga de Campeones. El shock en la disciplina azulgrana fue tremendo, pero el carácter y la actitud del entonces segundo entrenador (al igual que en el caso de Abidal) ayudó a que el grupo sobrellevara de la mejor manera semejante noticia. Poco a poco el gerundense fue recuperándose hasta el punto de regresar a los banquillos al lado de su 'colega' Pep Guardiola. La trágica historia parecía cerrarse, pero para desgracia de todos se hizo en falso.

Ya como mandamás en la parcela deportiva culé, apareció un nuevo contratiempo. Una recaída que alertaba gravemente, puesto que una segunda operación en estos casos reduce el porcentaje de recuperación en un tipo de cáncer de estas características. Tito se desplazaba en esta ocasión hasta Nueva York para ser tratado del citado tumor maligno. Hablamos del mes de diciembre de 2012. Por aquel entonces, algunas voces del barcelonismo y del fútbol, en general, apuntaban a la opción de que la entidad azulgrana le buscara un sustituto ante tamaña situación. Sin embargo, Rosell y su junta directiva optaron por dar el mando a Jordi Roura y seguir confiando en la recuperación de Vilanova. ¿Error o no?

El mismísimo Johan Cruyff manifestó que "Tito tiene un problema enorme que es su enfermedad, y primero va la salud. Yo hubiera puesto a otro entrenador en el tiempo que estuvo fuera", algo que no sentó nada bien al técnico, quien respondió al holandés. "Agradezco a Cruyff que se preocupe por mi salud y por la situación deportiva de este club. Todos sabemos que sus declaraciones siempre las hace desde un punto de vista desinteresado e imparcial... En fin, yo seguiré entrenando al Barcelona", comentó Tito poco después de reaparecer en el partido de ida de cuartos de final de la Champions ante el PSG (mes de abril).

Búsqueda de alternativas

Ahora bien, la primera opción en el Barça era Vilanova. La confianza desde todos los estamentos era absoluta, pero nadie contaba con lo que se certificaba este viernes, una nueva recaída que le vuelve a dejar fuera de combate. La diferencia en esta ocasión es que el propio entrenador ha dicho basta. Ya no le quedan fuerzas y sabe por boca de los médicos que debe dedicarse en cuerpo y alma a la recuperación de una enfermedad muy delicada y que requiere de un tratamiento exhaustivo y un control absoluto.

Tito Vilanova lo ha intentado por todos los medios, ha luchado como un jabato y el club le ha esperado y le ha demostrado una confianza fuera de toda duda, pero el cáncer le ha ganado una batalla, que no la guerra. Ahora, unos y otros emprenden caminos separados, aunque el Barça tiene la intención de guardarle un puesto en la dirección deportiva para cuando se encuentre a pleno rendimiento, aspecto que todos esperamos. De momento, lo que hacen desde Can Barça es sondear el mercado y parece que el elegido es Luis Enrique, quien estableció una cláusula en su contrato con el Celta por si le llamaba el FC Barcelona.