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De todo menos fútbol en el derbi sevillano
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empate a cero en el benito villamarín

De todo menos fútbol en el derbi sevillano

Betis y Sevilla se olvidaron de jugar durante buena parte del partido. Ambos equipos le dieron mucho trabajo a Clos Gómez, que sacó 12 tarjetas amarillas y expulsó a Roberto Ríos, ayudante de Pepe Mel

Foto: Betis-Sevilla
Betis-Sevilla

El ambiente fue fantástico, pero el partido fue malo. El Benito Villamarín estaba hasta la bandera, las dos aficiones dieron un buen ejemplo y no hubo incidentes, pero lo visto sobre el césped decepcionó. El Betis y el Sevilla se olvidaron de jugar y le dieron mucho trabajo al árbitro Clos Gómez, que fue el que más trabajo tuvo: sacó doce tarjetas amarillas y expulsó a Roberto Ríos, ayudante de Pepe Mel, tras una discusión con Unai Emery. Cuando lo más destacable del partido es la bronca, es que algo ha ido mal. Al espectáculo del derbi sevillano le falló lo más importante: el fútbol.

Para ser justos, hay que decir que tampoco fue un partido violento, pero sí muy complicado de arbitrar porque los jugadores decidieron hacerle la vida imposible al colegiado y no a los rivales. En cada caída había una exageración y tras cada falta, una protesta. Ambos equipos discutieron durante 90 minutos y al final se quedaron casi como estaban: con un punto más que les sirve de poco.

El Betis salió más revolucionado, cosa que aprovechó el Sevilla para hacerse con el control en el primer tramo del partido. Fueron los mejores minutos de Banega, la respuesta sevillista para superar la presión que intentaba el Betis. Un gran pase suyo dejó a Gameiro solo ante Adán, que salvó a su equipo. Poco a poco, el partido se fue crispando, y eso favoreció al Betis porque Banega, marcado por Petros, cada vez aparecía menos. Al contrario que Dani Ceballos, uno de los protagonistas.

El canterano bético es el mejor ejemplo de lo que fue el partido. Cuando tenía el balón, era el mejor de su equipo. De sus botas salieron algunas de las mejores jugadas del Betis, que tampoco consiguió poner en peligro a Sergio Rico. Sin embargo, también dejó algunas acciones discutibles. Estuvo más pendiente de provocar a los rivales y engañar al árbitro que de jugar. Se las tuvo con Krychowiak y Konoplyanka; exageró varias veces y protestó siempre.

Él fue uno de los pocos argumentos ofensivos del equipo local, que apenas disfrutó de Joaquín y Rubén Castro, el primero muy fallón y el segundo muy bien marcado por los defensas sevillistas. Tampoco apareció mucho Gameiro, pero cuando lo hizo estuvo muy cerca de marcar. Suyas fueron las dos ocasiones más claras del partido: la de la primera parte a pase de Banega y otro mano a mano nada más comenzar la segunda parte. En ambas ocsasiones respondió muy bien Adán. El Sevilla tuvo el control en defensa, pero en ataque se atascó antes el Betis y se dejó arrastrar por la tensión que había en el ambiente.

Digard, Van Wolfswinkel y Varela entraron en el Betis y Reyes, Llorente e Iborra lo hicieron en el Sevilla, pero los cambios no modificaron el desarrollo del partido. De todos ellos, el que más cerca estuvo de marcar fue Reyes, que tuvo una falta desde la esquina derecha del área en el descuento. Disparó de manera sutil, pero el balón se fue al exterior de la red. Fue la última de las pocas acciones destacables de un partido que no será recordado precisamente por el nivel del juego.

Ficha técnica

El ambiente fue fantástico, pero el partido fue malo. El Benito Villamarín estaba hasta la bandera, las dos aficiones dieron un buen ejemplo y no hubo incidentes, pero lo visto sobre el césped decepcionó. El Betis y el Sevilla se olvidaron de jugar y le dieron mucho trabajo al árbitro Clos Gómez, que fue el que más trabajo tuvo: sacó doce tarjetas amarillas y expulsó a Roberto Ríos, ayudante de Pepe Mel, tras una discusión con Unai Emery. Cuando lo más destacable del partido es la bronca, es que algo ha ido mal. Al espectáculo del derbi sevillano le falló lo más importante: el fútbol.

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