Es noticia
Atención, Real Madrid, tienes un problema: Cristiano sigue peleado con el gol
  1. Deportes
  2. Fútbol
sigue con solo un gol en liga esta temporada

Atención, Real Madrid, tienes un problema: Cristiano sigue peleado con el gol

Al máximo goleador de la historia madridista se le nota disperso, desubicado y sin la voracidad de toda su carrera, y no hay peor noticia para el campeón que tener a su estrella fuera de lugar

Foto: Cristiano volvió a quedarse en blanco. (Reuters)
Cristiano volvió a quedarse en blanco. (Reuters)

Con Cristiano Ronaldo ya no se sabe a qué atenerse. Cuando se le ve en el campo con gesto claro de contrariedad, se atisba en él la desesperación del delantero que no marca goles. El gol es psicología. Define el estado de ánimo del futbolista que lo busca, del que lo encuentra y el que no lo consigue. Un jugador de otra demarcación puede tener cierta obsesión con anotar, como le sucede a Sergio Ramos, pero entiende en su interior que no es su principal cometido, que el gol es un premio extra, un positivo en rojo de esos que ponía la profesora en clase. Pero para el delantero es el alimento, el aire que respira. Y a Cristiano le está faltando el oxígeno y por eso volvió a no ver puerta contra el Eibar (3-0).

“Lo de Cristiano es como siempre. Cuando no marca siempre preguntáis lo mismo. No estamos preocupados. Mejor que marque porque sabemos que para él es importante, pero lo más importante es que se creen ocasiones. Es el pichichi en la Champions y en la Liga va a volver. El próximo partido puede cambiar eso". Zidane nunca se ha metido en un 'fregao' dialéctico. Es políticamente correcto en todas y cada una de sus intervenciones en público. Luego en privado dirá tacos, blasfemias y demás memeces, pero nunca dice una palabra más alta que la otra y, mucho menos, se atreve a señalar a un hombre de su plantilla. Esté bien o mal, dirá que no está tan bien y que no está tan mal, que es el mejor y que si ahora no está bien, ya lo estará.

Foto: Asensio agradece a Isco su gran asistencia de gol. (Cordon Press)

Con Cristiano es fácil decir eso. No hace falta sino marcharse a la temporada pasada y analizar cómo fue su desarrollo. Se hablaba más que nunca de su declive físico, lo cual conllevaba un inevitable declive técnico, que le mermaba tanto a la hora de rematar, como de regatear o simplemente controlar un balón. Ninguno de esos detalles era falso, le costaba más hacer todo. Sus números en Liga eran flojos (teniendo en cuenta sus anteriores registros, pues en otra época hacer 25 goles suponía ganar el Pichichi, pero eso ya no pasa con Messi). Pero de repente llegaron las eliminatorias decisivas en la Champions League y pasó de tener dos goles en ocho partidos a ser el máximo realizador de la competición con 12.

placeholder Cristiano ha marcado cinco goles en Champions, pero solo uno en Liga. (Reuters)
Cristiano ha marcado cinco goles en Champions, pero solo uno en Liga. (Reuters)

Justo por ese final apoteósico que propició la consecución de la Duodécima Copa de Europa este lunes ganará el 'The Best' al mejor jugador del mundo de la FIFA. Otra vez, por quinta vez, segunda consecutiva. Dentro de unos meses, ganará el Balón de Oro por quinta vez, segunda consecutiva. Y sin embargo, estamos hablando de un futbolista que cada vez nos ofrece menos. La reconversión de Cristiano al puesto de delantero centro le está obligando a renunciar a algunas de sus virtudes, las que no le han restado los años. Cristiano ahora se centra en rematar, lo cual se le da mejor que a nadie en el mundo. Pero inmiscuido en grescas con los centrales, se siente desubicado, infrautilizado y ansioso. Sin duda es la evolución lógica que su estado físico le depara, pero habrá días, muchos, en los que veamos al Cristiano que jugó contra el Eibar.

Por supuesto que los remates que le sacó Dmitrovic no son lo común. Generalmente, Cristiano tiene media ocasión y marca dos goles. Contra los armeros disfrutó de varias, algunas tan claras como un mano a mano con el portero serbio que disparó al muñeco. Pero más allá de ese fallo impropio y poco habitual, pudimos ver a un Ronaldo convertido en un barco a la deriva que no paraba de chocarse con las rocas defensivas de Mendilibar, de las cuales no podía fajarse, pues su demarcación le obligaba a enfrentarse cara a cara con ellas. En el extremo izquierdo, Cristiano casi siempre tiene solo a un contrario al que retar. En el área, son multitud.

Es imposible valorar si esto es una crisis constante o simplemente hablamos de una fase de desamparo que pronto se arreglará con un 'hat-trick' en cualquier partido, en cualquier escenario. La experiencia nos dice que es bastante más probable lo segundo. Cristiano, en su calidad de delantero centro, poco más puede hacer. Es ahora una labor de Zidane hacer que su ariete no se sienta abandonado a su suerte y hacer que sus compañeros le sepan surtir de balones y que el portugués sepa aprovecharlos.

Con Cristiano Ronaldo ya no se sabe a qué atenerse. Cuando se le ve en el campo con gesto claro de contrariedad, se atisba en él la desesperación del delantero que no marca goles. El gol es psicología. Define el estado de ánimo del futbolista que lo busca, del que lo encuentra y el que no lo consigue. Un jugador de otra demarcación puede tener cierta obsesión con anotar, como le sucede a Sergio Ramos, pero entiende en su interior que no es su principal cometido, que el gol es un premio extra, un positivo en rojo de esos que ponía la profesora en clase. Pero para el delantero es el alimento, el aire que respira. Y a Cristiano le está faltando el oxígeno y por eso volvió a no ver puerta contra el Eibar (3-0).

Cristiano Ronaldo
El redactor recomienda