El Barça aplasta al Espanyol en el derbi y se proclama campeón de Liga a lo grande (2-4)

No hubo derbi barcelonés y sí campeón de LaLiga. El Barça consiguió la victoria más placentera posible al vencer por 2-4 al Espanyol en un baño humillante para los locales, gracias al doblete de Robert Lewandowski y los tantos de Alejandro Balde y Jules Koundé. Javi Puado y Joselu recortarían distancias en un segundo tiempo más abierto que no cambiaría el rumbo del campeonato. Los azulgranas, muy superiores tanto en la pizarra como en el plano mental, aprovecharon el pinchazo del Atlético de Madrid en Elche (1-0) para proclamarse campeones del título liguero a cuatro jornadas del final. Lo celebraron en casa de su eterno rival en Cataluña y un centenar de aficionados locales invadieron el campo. Cuatro años después del último trofeo nacional de Liga, el club catalán logra ganar una Liga dominada con mano de hierro donde ha dejado al Real Madrid, segundo, a 14 puntos de distancia. Es el segundo título azulgrana de la temporada con Xavi Hernández al mando tras la victoria en la Supercopa de España cosechada en Arabia Saudí. La vigesimoséptima Liga.

La goleada azulgrana en Cornellà-El Prat se destapó a los 20 minutos, cuando el conjunto culé ya ganaba por 0-2 con las dianas de Robert Lewandowski y Alejandro Balde. Antes Pedri había perdonado un gol cantado. El equipo de Luis García planteó una defensa de cinco tan trasparente como el papel, donde los laterales azulgranas daban amplitud y encontraban situaciones de duelo individual en ambas bandas. Sin ayudas defensivas blanquiazules a Óscar Gil y Brian Oliván por parte del centro del campo de Denis Suárez, Sergi Darder o Nico Melamed, Alejandro Balde y Jules Koundé fueron dos cañones.

Precisamente, en una de esas situaciones de desequilibrio del lateral azulgrana, Balde pasó como un avión a un frágil Óscar Gil y encontró a Lewandowski solo en el área. El polaco no dudó y la empujó al fondo de la red. El 0-2 fue un calco, pero por el otro lado, cuando Pedri entró sin oposición en el área y buscó a Balde, que volvió a dejar atrás a su par. A partir de ese momento, el Espanyol bajó los brazos y el Barça convirtió Cornellà-El Prat en un rondo gigante, mientras su rival estaba noqueado. Las primeras lágrimas en las gradas brotaron entre la impotencia, rabia y desesperación periquita.

Cambios demasiado tardíos

Lewandowski rozó el 0-3 con un latigazo y Melamed respondió con un remate franco a las nubes. A cinco minutos del final, Raphinha se marchó por banda de Oliván y Lewandowski anotó el pase de la muerte. Pudo el Espanyol recortar distancias en el descuento, pero Braithwaite se topó con el mejor jugador del Barça esta temporada: Marc-André ter Stegen. Al descanso, el Barça ganaba por aplastamiento ante un Espanyol sin intensidad, talento, contundencia ni amor propio, con solo seis faltas realizadas, las mismas que los azulgranas.

Inició la segunda parte con un doble cambio de Luis García en el Espanyol: salieron Denis Suárez y Sergi Gómez y entraron Fernando Calero y Javi Puado. También cambió de sistema el técnico local para abandonar la defensa de cinco y subir la línea defensiva. Sin embargo, antes de poder acercarse en el marcador, Frenkie de Jong encontró solo en el área a Koundé. El francés se deshizo de Puado y batió a Fernando Pacheco con un buen remate de cabeza. El Barça se relajó con el 0-4, Xavi agitó el equipo, con la entrada de Dembélé, entre otros, y el Espanyol se animó.

Después de una gran parada de ter Stegen, Puado aprovechó un error defensivo de Koundé y superó al portero alemán por arriba. Con el 1-4, el partido enloqueció. Otra vez ter Stegen evitó el gol de Joselu y Dembélé rozó el quinto. Lewandowski buscó el hat-trick en una segunda parte muy abierta, con opciones de gol para los dos equipos en el tramo final. Joselu maquillaría el marcador en el descuento con el 2-4. El Barça conquista su vigesimoséptima Liga y el Espanyol, penúltimo y a cuatro puntos de la salvación, tiene el descenso a las puertas.