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De Vinícius a Peter Federico: el falso mito de que Mestalla es antimadridista desde Pedja Mijatovic
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UNA HISTORIA QUE VIENE DE LEJOS

De Vinícius a Peter Federico: el falso mito de que Mestalla es antimadridista desde Pedja Mijatovic

A partir de dos cesiones del campo, el madridismo creyó tener un aliado en un club cuyo aficionados siempre fueron rivales feroces desde antes y después del montenegrino

Foto: Vinícius celebra uno de los goles en Mestalla sacando la lengua. (EFE/Biel Aliño)
Vinícius celebra uno de los goles en Mestalla sacando la lengua. (EFE/Biel Aliño)

Es falso que el origen antimadridista de Mestalla fuera la marcha en 1996 de Pedja Mijatovic al Real Madrid, que pagó su cláusula de rescisión (1.486 millones de pesetas), pero existen algunos hechos sobre los que se sustenta la leyenda. El Valencia CF prestó su estadio al cuadro merengue en dos citas europeas: para enfrentarse en la Copa de Europa al Stal Mielec polaco, en 1976 (1-0, Pirri), tras la sanción por los incidentes ante el Bayern (saltó un espectador y agredió al delantero bávaro Müller y al árbitro austríaco Linemayr).

El partido debía disputarse a 300 kilómetros de Madrid y el campo no se llenó (era un VCF grande con Rep, Diarte y Kempes, y el Madrid ya disputó en Málaga la siguiente ronda); y, en la temporada 87-88, para medirse al reciente campeón de Europa, el Oporto (2-1, Hugo Sánchez y Sanchis), cuando, otra vez ante el Bayern, el Madrid cumplía sanción por una lluvia de objetos sobre el meta belga Pfaff. Tuzón presidía Mestalla, que sí se pobló hasta la bandera.

Anteriormente, a mediados de los 50, el máximo dirigente blanco, Santiago Bernabéu, intercedió para que el Banco Mercantil Industrial concediera un préstamo al VCF por su buena sintonía con el presidente blanquinegro, Luis Casanova. La construcción del gran Mestalla disparó la deuda y ningún banco quería respaldar al VCF. Bernabéu (su padre era valenciano, de Ontinyent) mantuvo una excelente relación con la entidad de Mestalla. Y, en 1969, en la celebración de las Bodas de Oro valencianistas, ocupó un lugar de honor junto al presidente Julio de Miguel.

Las directivas, pues, congeniaron en distintas etapas. Pero los equipos y las aficiones casi nunca. No se han podido ni ver desde hace casi un siglo. En 1930, el capitán y central valencianista, Luis Casas Pasarín, invitó a sus compañeros a abandonar Chamartín durante un partido de Copa al considerar muy parcial la actuación del árbitro, Fausto Martín, según cuenta el historiador José Ricardo March.

Foto: Vinícius celebra el gol marcado al Leipzig. (Reuters/Juan Medina)

En 1941, el periodista y seleccionador, Eduardo Teus, junto al también periodista Manuel Gómez Domingo, Rienzi, al presenciar un amistoso Madrid-Valencia en Chamartín, bautizaron al cuadro valencianista de manera despectiva como "bronco y copero", apelativo después ennoblecido por la entidad de Mestalla.

El 12 de septiembre de 1954, el defensa Mangriñán secó, en un marcaje individual, a Alfredo Di Stéfano en el día del debut de la Saeta Rubia en lo que sería ya el campo del Bernabéu. La prensa madrileña atacó duramente, a la mañana siguiente, al central castellonense.

El Valencia era vigente campeón de Liga cuando recibió, en 1972, al Real Madrid. Se disputaban esta nueva Liga y, con el arbitraje de Sánchez Ibáñez, el partido se suspendió a falta de tres minutos porque el césped fue anegado de almohadillas. El árbitro abandonó el estadio en furgón policial.

Ya con la llegada de la democracia, el Valencia se presentó en Madrid en 1977 con la equipación de la senyera (la bandera cuatribarrada y azul) y el público se lo tomó a la tremenda. Entendió que era una provocación. "Estuve en el campo", dice el periodista e historiador Paco Lloret. "La ultraderecha estaba muy activa esos días recordando los fusilamientos de Paracuellos". El Alcázar tituló: 'Bronca en el Bernabéu a la horterada del Valencia', y El País: 'El público del Bernabéu no es autonomista'.

placeholder Mijatovic instantes antes de marcar el gol que dio la Séptima al Madrid. (Reuters)
Mijatovic instantes antes de marcar el gol que dio la Séptima al Madrid. (Reuters)

Durante la Transición, la derecha regionalista valenciana fomentó el anticatalanismo y, durante años, Mestalla fue más hostil para el Barça que para el Madrid. Pero Paco Roig, al asumir la presidencia en 1994, volvió a poner el foco en el Real Madrid. Recuperó el pantalón y las medias negras para diferenciarse del conjunto blanco y declaró al club madridista como enemigo número 1 (el propio Roig acabó recibiendo un puñetazo una noche en la capital de España). Poco después fue cuando eclosionó la bomba de Mijatovic, cuando el montenegrino había prometido a las peñas valencianistas no marcharse de Mestalla y mucho menos al Real Madrid. Ese capítulo propició que, en 2001, el Valencia se negara a traspasar a Mendieta al Bernabéu si no pagaba la cláusula de rescisión. Se fue a la Lazio.

La rivalidad se mantuvo muy viva a finales de siglo. El Valencia crecía imparable como equipo y le endosó un 6-0 al Madrid de Toshack en Mestalla en un encuentro de Copa de 1999. La grada coreó: 'Sois San Marino, vosotros sois San Marino', en recuerdo de la reciente goleada de España al microestado montañoso del norte de Italia.

A principios de milenio, el VCF superaría al RM de Los Galácticos en las dos Ligas conquistadas por Rafa Benítez en 2002 y 2004. En el debut de Zidane en España, en 2001, Albelda le hizo un marcaje que evocó a Mangriñán. Las radios deportivas, por la noche, arremetieron contra el joven mediocentro valenciano, entonces de 21 años.

"Hacer el doble y conseguir la mitad"

Para el recuerdo, el Ushiro-nage, la llave de judo con la que supuestamente Marchena derribó a Raúl, en la campaña 2003-04, y el árbitro, Tristante Oliva, pitó un penalti en el descuento que permitió mantener al Madrid el liderazgo, aunque luego perdió la Liga en favor de los valencianos. Y las palabras del exmadridista Benítez en el Bernabéu: "Aquí hay que hacer el doble para conseguir la mitad". El Madrid de Del Bosque se desquitó en la Champions de 2000 en París con un 3-0 humillante para los valencianistas, que habían llegado como favoritos con Héctor Cúper.

Para los más jóvenes, las hostilidades reaparecieron ya la temporada pasada, cuando un puñado de aficionados berreó insultos racistas sobre Vinícius y este mandó parar el partido de Liga para identificar a los agresores verbales. El VCF expulsó a los energúmenos de por vida y Vinícius se convirtió en un símbolo mundial en la lucha contra el racismo. Los valencianistas, sin embargo, entendieron que el delantero brasileño manchó el nombre de todo el estadio al asegurar que toda la grada había cantado 'mono, mono', cuando, en realidad, había cantado 'tonto, tonto'. El valencianismo acusó a Vinícius de postureo y de ser apoyado por la enorme maquinaria mediática del Real Madrid.

Finalmente, en el choque del pasado sábado, 2-2 en Mestalla, la tensión se podía cortar con un cuchillo. Vinícius fue abucheado, este respondió al marcar sacando la lengua al público y el árbitro, Gil Manzano, pitó el final justo cuando el centro de Brahim se dirigía a la cabeza de Bellingham para marcar. Horas después, el joven valencianista Peter Federico, cedido precisamente por el RM, recibía cientos de miles de insultos racistas en las redes sociales por sus orígenes dominicanos. La respuesta mediática fue mucho más modesta. Como ven, Mijatovic no fue el comienzo de nada, sino la continuación de una rivalidad inacabable. Velázquez y Miguel Muñoz, dos históricos madridistas, tachaban Mestalla como la visita más difícil, en una comida distendida en casa del representante valenciano Alberto Toldrá, rememora Paco Lloret. Tras el Camp Nou, el Valencia es el desplazamiento donde el Madrid ha perdido más puntos a lo largo de su historia. Y no todo arrancó en Mijatovic.

Es falso que el origen antimadridista de Mestalla fuera la marcha en 1996 de Pedja Mijatovic al Real Madrid, que pagó su cláusula de rescisión (1.486 millones de pesetas), pero existen algunos hechos sobre los que se sustenta la leyenda. El Valencia CF prestó su estadio al cuadro merengue en dos citas europeas: para enfrentarse en la Copa de Europa al Stal Mielec polaco, en 1976 (1-0, Pirri), tras la sanción por los incidentes ante el Bayern (saltó un espectador y agredió al delantero bávaro Müller y al árbitro austríaco Linemayr).

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