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Enemigos habituales y rivales históricos: el grupo B, la bomba geopolítica del Mundial
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UNOS CRUCES PECULIARES

Enemigos habituales y rivales históricos: el grupo B, la bomba geopolítica del Mundial

Más allá del fútbol, las selecciones de Estados Unidos, Irán, Inglaterra y Gales dejan al margen la historia para buscar un hueco en los octavos de final de Qatar 2022

Foto: Harry Kane será una de las referencias de Inglaterra en el Mundial. (Reuters/Hannah Mckay)
Harry Kane será una de las referencias de Inglaterra en el Mundial. (Reuters/Hannah Mckay)
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Inglaterra e Irán inauguran, en el primer partido de esta segunda jornada de Mundial, las hostilidades en el grupo B, uno de los más abiertos del torneo, completado por los combinados de Gales y Estados Unidos, que harán lo propio al final del día. No es, ni mucho menos, el grupo de la muerte, pero no fueron pocos los interesados en la geopolítica y la historia que se frotaron las manos cuando, el pasado 1 de abril, se celebró el sorteo en Doha. Salieron encuadradas cuatro selecciones que, más allá del tablero futbolístico, mantienen relaciones e, incluso, rivalidades más o menos enconadas. Por tanto, la mayoría de los duelos suscitan un enorme interés que traspasa la mera esfera deportiva. Lo histórico, lo social y la política exterior de las últimas décadas pueden condicionar la atracción por los distintos partidos entre las selecciones sin olvidar que, más allá de lo que une —o separa— a los contendientes, debería prevalecer lo que ocurra sobre el césped, al menos durante los noventa minutos que dure el duelo.

¿Es el fútbol importante para la sociedad iraní cuando esta lleva más de un mes levantada contra el régimen del Líder supremo?, ¿es el Estados Unidos-Irán mucho más que un partido?, ¿podrá reivindicarse Gales ante el poderoso vecino inglés? Son numerosas las cuestiones jugosas que ha traído el caprichoso bombo y, por ello, El Confidencial conversa con diferentes especialistas sobre las naciones que conforman el grupo, su realidad y su potencial futbolístico para poder avanzar a Octavos de Final.

placeholder Irán se prepara para el partido ante Inglaterra. (EFE/Yoan Valat)
Irán se prepara para el partido ante Inglaterra. (EFE/Yoan Valat)

Irán

Al margen del organizador, ningún país como la República Islámica de Irán ha generado tanto ruido y revuelo en las semanas previas al inicio, lo que se debe a la agitada situación que se vive en el territorio persa. De hecho, son muchos los futbolistas que se han posicionado a favor de las protestas contra el régimen de Alí Jamenei, y se rumoreó que la estrella de la selección dirigida por Carlos Queiroz, Sardar Azmoun, no iba a ser convocado por su apoyo a los manifestantes. La lista del técnico luso se retrasó, y se llegó a pensar que el atacante del Bayer Leverkusen no iba a ser incluido en la lista definitiva. Finalmente, sí debutará esta tarde ante la favorita selección inglesa.

Tal es la situación en el país que el fútbol, en tal contexto, pasa a un segundo plano. Este deporte es realmente importante para los iraníes, como explica Daniel Bashandeh, analista político especializado en Oriente Medio e Irán. Para este, las manifestaciones y actos de protestas contra el régimen que lleva a cabo parte de la población en los últimos 50 días constatan que la sociedad ha derrumbado el muro del miedo, sobre todo, por parte de las generaciones más jóvenes, quienes rechazan los valores revolucionarios y el islam político, lo que permite que las protestas continúen, evolucionen y se adapten a los acontecimientos diarios. "Hemos visto como han ido evolucionando los lemas y los himnos y también las formas de protestas: el rechazo al velo o el quitar el turbante a los cleros por la calle. Vemos, en definitiva, como los manifestantes están reforzando su causa frente al régimen a través del simbolismo. Esto demuestra que la causa se está afianzando en las calles y va evolucionando y ganando protagonismo entre diferentes sectores de la sociedad. El punto de inflexión se ha consolidado: el rechazo al clero en el poder es una reivindicación constante", asevera Bashandeh. Estos actos aún no han derivado en cesiones al régimen que, claramente, pretende, según el especialista, dar una imagen de fuerza, tanto a nivel nacional como internacional. Por ello, cierran filas y se escudan en durísimas sanciones.

En tal clima de efervescencia contra el régimen y con una evidente polarización, está por ver hasta qué punto los actos críticos contra el poder, tanto de los futbolistas como de algunos aficionados, se pueden trasladar al terreno de juego. Alejandro Salamanca, historiador y autor de la web Desvelando Oriente, piensa que el balompié es muy importante en Irán y que este sentimiento no es necesariamente algo que apuntale al régimen. Recuerda que, por ejemplo, la prohibición de que las mujeres vayan a los estadios ha sido desafiada en múltiples ocasiones. Una triste realidad que llevó al cine, en su película Offside (2006), el realizador iraní Jafar Panahi. En esta, una niña se disfraza de niño para poder colarse y asistir a un partido clasificatorio para el Mundial de 2006, entre las selecciones de Irán y Bahréin. Aunque si desalentador es el planteamiento de la historia llevada a la ficción por el cineasta, mayor aún lo es su propia realidad. Panahi fue condenado, el pasado verano, a seis años de prisión, por una sentencia que emana de 2010 y que, desde entonces, le ha provocado infinitos encontronazos con el régimen, reclusiones y dificultades para desarrollar su trabajo. La justicia de la República Islámica ha encerrado a Panahi por "colusión contra la seguridad nacional y por propaganda contra el sistema". El autor de la extraordinaria Sangre y oro (2003) sufre, en sus propias carnes, el delirio del régimen en una historia de película.

placeholder Carlos Queiroz, viejo conocido de la afición madridista, es el seleccionador de Irán. (EFE/Yoan Valat)
Carlos Queiroz, viejo conocido de la afición madridista, es el seleccionador de Irán. (EFE/Yoan Valat)

El morbo frente a los americanos

Bashandeh confirma que el fútbol es un deporte muy popular en el territorio pero que, ante la pertinencia de los hechos, perderá relevancia durante la cita qatarí. No solo jugadores de la nacional se han posicionado a favor de los manifestantes, también los han hecho leyendas como Ali Daei hasta hace un año el máximo goleador de la historia de las selecciones, ahora superado por Cristiano Ronaldo o Ali Karimi. El referido Azmoun, así como Mehdi Taremi, goleador en el Oporto, son las dos estrellas del rocoso combinado defensivo que pertrechará Queiroz para intentar clasificar a Irán, por primera vez en su historia, a octavos de final, tras no haberlo conseguido en ninguna de las cinco participaciones anteriores del cuadro asiático en la historia del Mundial. Para tal fin, el duelo contra Estados Unidos se prevé decisivo.

Inevitablemente, estadounidenses e iraníes juegan uno de los partidos con más morbo del torneo. Hace mucho tiempo que las relaciones entre los países son malas, aunque ha habido picos de mayor o menos tensión. Bashandeh cita como punto de inflexión el año 1953, en el golpe de Estado contra Mohamad Mosaddegh: "Hasta ese año, por Irán se peleaban los ingleses y los rusos. A partir de ahí, los americanos sustituyen a los ingleses. EEUU planificó el golpe de Estado contra Mosaddegh para fortalecer al monarca, Mohammad Reza Pahlavi y asegurarse una relación de dependencia con el monarca para asegurar sus intereses en la región. Mosaddegh había liderado la nacionalización del petróleo iraní frente a los británicos y había ganado una popularidad entre la población que suponía un problema para la estrategia a largo plazo de EE.UU. en la región", explica el analista. 1979 es otra fecha decisiva, cuando los estudiantes seguidores de Jomeini —el ayatolá iraní líder de la Revolución islámica— ocupan la Embajada de Estados Unidos y mantienen, durante 444 días, a más de sesenta diplomáticos y ciudadanos estadounidenses secuestrados. Un suceso que ha sido llevado al cine por Ben Affleck —con el habitual sello Hollywood— en la oscarizada Argo (2012). La enemistad se hace manifiesta, y la llegada de distintos líderes a uno y otro país hacen que las tensiones se relajen o crezcan. "A la muerte de Jomeini las relaciones mejoraron un poco, pero luego con Mahmud Ahmadineyad, el primer presidente electo no perteneciente al estamento clerical, empeoran, y el actual presidente, Ebrahim Raisi, tiene también una línea más antiamericana", recalca Salamanca.

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca también dinamita cualquier acercamiento. "Con la victoria de Trump en 2016 empeoran las relaciones, concretamente con la salida del acuerdo nuclear en 2018, la vuelta de las sanciones y el ataque que acabó con el fallecimiento del general Qasem Soleimani en 2020. Desde esto, han empeorado y se ha intensificado el programa nuclear de Irán y condicionado la agenda regional. A ello hay que sumarle la crisis geopolítica derivada de la guerra entre Rusia y Ucrania que ha influido en el acercamiento de Rusia y China a Irán. Esta relación pragmática entre Rusia e Irán también dificulta la relación con Estados Unidos, ya que se está alejando a Irán de la órbita de occidente. Además, las actuales manifestaciones también dificultan una resolución del conflicto nuclear por parte de EEUU”, concluye Bashandeh. El referido distanciamiento de Occidente también puede constatarse con la cada vez más demostrada constatación del envío de Irán a Rusia de drones de guerra que causan numerosas muertes entre la población civil ucraniana.

placeholder Entrenamiento de Estados Unidos previo a la primera jornada. (EFE/Yoan Valat)
Entrenamiento de Estados Unidos previo a la primera jornada. (EFE/Yoan Valat)

La situación de Estados Unidos

Como Salamanca refería, que sean los republicanos o los demócratas los que gobiernan marcan el vaivén de las relaciones exteriores con Irán, pese a que exista un marcado continuismo respecto a las sanciones. Bashandeh explica que Joe Biden no ha podido revertir la tónica pese a las negociaciones para volver a revivir el acuerdo nuclear de 2015. También un presidente demócrata estaba al frente del país la primera y única vez que ambas selecciones se enfrentaron en un Mundial. Fue en Francia, en 1998, y en la noche veraniega de Lyon los asiáticos sorprendieron al cuadro norteamericano por 2-1. Fue un partido vibrante y, pese a lo mucho que se habló los meses previos, todo se quedó en el césped. La realidad ha cambiado mucho para los americanos en estos últimos 24 años, y llegan a Qatar como uno de los equipos más jóvenes y con un hambre voraz tras haberse perdido la cita de hace cuatro años en suelo ruso.

Jaime Ojeda es un periodista especializado en el soccer de Estados Unidos y Canadá, y cubre el fútbol en la zona norteamericana desde 2010, siendo su perfil de Twitter (@jaimeor96) una de las fuentes de referencias para todo aquel interesado en la MLS junto a su newsletter Se llama Soccer. Explica que la selección dirigida por Gregg Berhalter llega a Qatar con sensaciones encontradas ya que, pese a ganar La Copa Oro o la Liga de Naciones Concacaf en el último ciclo mundialista, su último año ofrece bastantes dudas, sin convencer en el juego y lastrado por las lesiones, lo que ha impedido que se asiente un once titular: "Pese a ser un equipo que trate de ser dominante con la posesión del balón, creo que su mayor peligro puede estar en los contrataques que se ejecuten en los robos tras pérdidas del rival. Jugadores con explosividad como Pulisic, Reyna o Weah, así como el poderío físico de otros futbolistas podrían hacer decantar la balanza a favor de EEUU en algunos partidos del torneo", explica Ojeda. Añade que la selección debería pasar la fase de grupos, pues puede generarle problemas a Inglaterra y son ligeramente superiores a Gales y a Irán. El tope del cuadro yanqui está en octavos de final y, todo lo que venga a partir de ahí, será festejado con jolgorio.

El periodista explica que hay muchísimas ganas de Mundial en la sociedad norteamericana, lo que se debe a una serie de factores. Por una parte, a la citada ausencia en Rusia, del todo inesperada. Han pasado ocho años y la afición tiene ganas de mejorar o igualar la actuación de Brasil 2014, donde cayeron en octavos ante Bélgica tras haber eliminado en la fase de grupos a la poderosa Portugal. Esto ha hecho que, como en el pasado, EEUU esté a la cabeza en la compra de entradas para los partidos en Qatar. En segundo término, ilusiona mucho, según Ojeda, la joven generación que ha montado el país, de cara, sobre todo, al próximo Mundial de 2026, en el que son anfitriones junto a Canadá y México. El último factor que despierta la ilusión en la hinchada local se encuentra en la gran mejora experimentada en la liga local, la Mayor Soccer League (MLS): "El soccer está en claro crecimiento en Estados Unidos y mucho se debe a la MLS, que tiene una competitividad muchísimo mayor que antes y de lo que la gente cree, está a un nivel altísimo y, aunque haya margen de mejora, se podría ya comparar su promedio con ligas como la holandesa, la belga o la turca", explica.

Pese al carácter indiscutiblemente geopolítico que tiene el duelo contra Irán, para Ojeda la gran rivalidad —aunque esta sea joven— está en el choque contra Inglaterra. A lo largo de su historia, ambas selecciones se han enfrentado en múltiples ocasiones. No obstante, en los Mundiales lo han hecho en dos ocasiones, y nunca ha ganado el cuadro europeo. En Brasil 1950 venció Estados Unidos 1-0, mientras que sesenta años después, en Sudáfrica, el luminoso acabó en tablas. Es aquí donde se sitúa el inicio de la bisoña rivalidad. El periodista relata que The Sun, cuando se anunció que ambas selecciones quedaron encuadradas en el Mundial de 2010, hizo burlas de lo sencillo de los emparejamientos y eso generó una ola de risotadas. Sin embargo, en el partido, la selección otrora entrenada por Fabio Capello fue incapaz de derrotar a su rival, y pasó muy apurada la primera ronda del torneo. "Aunque Inglaterra sea favorito, no deberían de confiarse, pues EEUU podría rascar algún punto contra ello", opina Ojeda, y añade que, si a eso se le suman las ganas de derrotar a un país que se ha reído de ti o que, mirando mucho más atrás, del que conseguiste independizarte, la “victoria moral” resulta muy atractiva.

placeholder Southgate y Kane, en la rueda de prensa previa al debut. (EFE/Peter Powell)
Southgate y Kane, en la rueda de prensa previa al debut. (EFE/Peter Powell)

Inglaterra, a ahogar las penas de la Eurocopa

Si el pretérito imperial inglés tiene infinitos puntos convergentes con países como Irán o Estados Unidos, con sus vecinos galeses la unión es infinitamente mayor desde hace eones. Ello provoca que el Inglaterra-Gales del próximo 29 de noviembre despierte también gran júbilo. No obstante, la selección de Gareth Southgate es la irrefutable favorita para pasar de ronda como primera de grupo. Así lo cree Álvaro de Grado, periodista y una de las voces de referencia para hablar de lo referente al balompié del país que inventó el deporte rey, autor del libro Away Days (Panenka, 2021) y pilar del podcast Axel Road —dirigido por Alex Torres— sobre el fútbol británico. "Tiene una selección para pasar sin ningún problema. Además, quedar primera le conviene para evitar enfrentamientos difíciles en próximas rondas. Aunque no sea favorita para ganar el Mundial, ya que hay unas tres selecciones que deberían estar delante, sí debe ser una candidata para semifinales, y cuartos es lo mínimo exigible", comenta el periodista.

Los pross son la única selección del grupo que sabe lo que es levantar el trofeo. Lo hicieron en 1966, en la famosa y polémica final del gol inexistente de Geoff Hurst —que, no obstante, marcó el único hat-trick conseguido hasta la fecha en la final de un campeonato mundial— y que se saldó con un 4-2 apuntalado en la prórroga contra la República Federal Alemana. Sin embargo, jamás han ganado a ninguno de sus tres rivales del grupo B en la historia de los Mundiales, aunque el dato tiene trampa: nunca se ha enfrentado contra Gales o Irán. Que la estadística no se rompa con creces en este 2022 sería toda una sorpresa. De Grado destaca el talento joven que acumula Inglaterra, con jugadores como Phil Foden, Declan Rice o Jude Bellingham que, en este inicio de temporada, se ha convertido en uno de los nombres propios del panorama europeo en el Borussia Dortmund, al que ha ayudado a meter en octavos de final de la Champions League. Lo saben perfectamente en el Sánchez Pizjuán. Pero, además de con la insultante bisoñez y explosividad de estos talentos, el periodista se queda con la calidad inglesa de la zona de tres cuartos y destaca la potencia de la posición de lateral derecho: Reece James —que, finalmente, no va al Mundial—, Trent Alexander-Arnold, Keiran Trippier o Kyle Walker dan buena fe de ello.

placeholder Bale sonríe mientras atiende a los medios. (Reuters/Christian Hartmann)
Bale sonríe mientras atiende a los medios. (Reuters/Christian Hartmann)

La sonrisa de Bale y de Gales

La victoria contra la diezmada Ucrania en los estertores de la primavera permitió a la selección galesa clasificarse al segundo Mundial de su historia, tras 64 años de ausencia. Asistieron a Suecia, en 1958, y allí ganaron un partido de los cinco disputados, ante Hungría, y en cuartos cayeron con la posterior campeona, la Brasil de Pelé quien, por cierto, anotó el gol que mandó de vuelta a casa a los celtas. Cuando esto ocurrió, Isabel II era la monarca de Reino Unido, al igual que lo era cuando consiguieron el billete para Qatar. Pero hay poco más en común. Sí permanece la enorme ilusión. La participación galesa en la Copa del mundo se sustenta en dos grandes hitos: plantar cara al enemigo inglés y, más aún, tratar de pasar a octavos de final. "Al igual que en la Eurocopa 2016, mucho dependerá del primer partido de Gales contra Estados Unidos. Si gana ese partido, al igual que hizo en Francia hace seis años con un 2-1 sobre Eslovaquia, la confianza se extenderá para el resto de los partidos. Si pierde, la cosa se complicará", explica Phil Cadden, periodista que cubre la actualidad de la selección galesa para The Sun. Este confía en que la selección pase de ronda, al igual que De Grado, quien añade que haber ya llegado al torneo es ya histórico, y una perfecta guinda a la irrepetible generación galesa encabezada por Gareth Bale. El exmadridista, por cierto, conoce bien la MLS, al haberse proclamado campeón de la competición hace unas semanas con Los Ángeles FC, por lo que estará especialmente motivado en el partido que les enfrenta hoy a los estadounidenses.

Gales perdió con Inglaterra en el último partido oficial que les enfrentó, en la referida Eurocopa en suelo francés, y Cadden espera que la situación, en este Mundial, se voltee. Se trata, inevitablemente, de uno de los grandes envites históricos que se van a producir en este torneo: "La rivalidad entre Inglaterra y Gales es feroz y no importa si se juega al fútbol o al rugby. Es el viejo enemigo y un derbi local. Las naciones de origen no se enfrentan a menudo, por lo que eso no hará más que aumentar la emoción de este partido de la Batalla de Gran Bretaña. Gales no ha ganado a Inglaterra desde 1984, por lo que una victoria en el último partido de la fase de grupos sería un resultado significativo", explica Cadden. Es, sin duda, el partido más ilusionante para la plantilla entrenada por Robert Page, pero donde el equipo se ha de hacer fuerte es contra rivales a los que puede morder con más facilidad, como son Irán y EE.UU. Poder competir con garantías de éxito es a lo que aspira la vieja guardia formada por Bale, Aaron Ramsey, Joe Allen —que llega entre algodones—, Wayne Hennessey o Chris Gunter.

Pero, además de sus estrellas, Gales asienta parte de su fuerza en el bloque. Así vencieron a Turquía o empataron Suiza en la Eurocopa del pasado año. "A Page le gusta la formación 3-4-3 que les ha servido en los últimos tiempos y ahora tienen ganadores de partidos aparte de Bale y Ramsey. Kieffer Moore es una amenaza en el juego aéreo, Daniel James tiene una gran velocidad y Brennan Johnson impresionó en verano", asevera el periodista británico quien, además, añade que la clasificación recurrente para los últimos grandes torneos no ha hecho más que explotar la confianza y fe del bloque. Colarse entre los dieciséis mejores combinados sería un gran lazo para Bale y compañía, y todo un logro para este pequeño territorio de tres millones de habitantes.

Inglaterra e Irán inauguran, en el primer partido de esta segunda jornada de Mundial, las hostilidades en el grupo B, uno de los más abiertos del torneo, completado por los combinados de Gales y Estados Unidos, que harán lo propio al final del día. No es, ni mucho menos, el grupo de la muerte, pero no fueron pocos los interesados en la geopolítica y la historia que se frotaron las manos cuando, el pasado 1 de abril, se celebró el sorteo en Doha. Salieron encuadradas cuatro selecciones que, más allá del tablero futbolístico, mantienen relaciones e, incluso, rivalidades más o menos enconadas. Por tanto, la mayoría de los duelos suscitan un enorme interés que traspasa la mera esfera deportiva. Lo histórico, lo social y la política exterior de las últimas décadas pueden condicionar la atracción por los distintos partidos entre las selecciones sin olvidar que, más allá de lo que une —o separa— a los contendientes, debería prevalecer lo que ocurra sobre el césped, al menos durante los noventa minutos que dure el duelo.

Mundial de Qatar 2022
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