Cristiano asusta incluso en el paro: fue el líder total en la victoria de Portugal ante Ghana

Las penas se ahogan en alcohol en muchas ocasiones, algo que los deportistas de élite no deben hacer. Cristiano Ronaldo, que no consume una gota, entendió que el debut en el Mundial era el momento perfecto para redimirse esta nefasta temporada. Su culebrón con el Manchester United concluyó esta semana con la rescisión del contrato. Y su estreno en Qatar espantó cualquier fantasma, porque fue uno de los mejores de su equipo en el triunfo ante Ghana (3-1).

El comienzo estuvo cargado de un sentimentalismo más que comprensible si se analiza con detenimiento los últimos meses. Las lágrimas de Cristiano fueron las mismas que las de cualquier niño que cumple su sueño. En el caso del portugués, es su quinto Mundial. Un récord al alcance de pocos, pero que demuestra que para los genios nunca es suficiente.

Portugal es un equipo más completo que en el último Mundial, repleto de estrellas consagradas y de jóvenes que no terminan de romper porque no les dan bola (Joao Félix). Con un liderazgo repartido, aunque personificado en el portugués, es más sencillo soñar con un triunfo en Qatar. Hubo un tramo de media hora en el que estuvieron especialmente finos.

Letal en el área

Cristiano tendrá 37 años, pero su influencia en el área es la misma de siempre. Igual de letal; tan decisivo como siempre. Le anularon un gol por una falta que es tal en el baloncesto. Pero en Qatar no se juega en el parqué. Ni cinco contra cinco. Esto es fútbol, un deporte de contacto. ¿Lo recuerdan? Raro que ni siquiera el VAR se atreviera a cuestionar tan descabellada decisión.

El partido necesitaba a alguien que fuera capaz de romper la monotonía. Portugal atacaba, pero la trinchera de Ghana se parecía (y mucho) a la de Antonio de la Torre: era infinita. Hasta que apareció Cristiano, al que le hicieron penalti. Y que él mismo transformó. Lo celebró vehemente. Porque siempre es necesario exteriorizar las emociones. Esas que, precisamente, ha tenido a flor de piel en las últimas semanas.

Si su liderazgo estaba cuestionado, todo se quedó en la nada. La piña tras el primero fue espectacular, donde se demostró una tremenda unión en el vestuario luso. Aún rueda por las redes sociales el desplante de Bruno Fernandes a Cristiano. Sin embargo, no hubo rastro de discordia en el partido.

La actuación de Joao Félix

Otro que se reivindicó fue Joao Félix, cuyo divorcio con Simeone parece que ha llegado a un punto de no retorno. Al Cholo no le gusta porque, según comenta, le ve defectos, aunque cabe imaginar otros escenarios para entender su suplencia. Él marcó el segundo tanto, que llegó justo después del empate de Ghana. Fue un golpe letal para un rival que demostró valentía hasta el final.

El susto estuvo cerca de llegar de nuevo en los instantes finales, cuando Ghana recortó distancias y tuvo muy cerca el empate. Diogo no vio a Iñaki Williams, que se quedó detrás de él. Y a punto estuvo de hacer un Tamudo para igualar el encuentro. Y para quitarle la sonrisa a Cristiano. Su cara en el banquillo fue todo un poema. Semejantes errores, si se hubiera llegado a las tablas, son los que deciden los campeonatos.

Cristiano lo celebró al final del partido con la afición, en una imagen que reivindicó la buena sintonía con la grada. Todos sus compañeros lo acompañaron. Fernando Santos respiró. Y Portugal entera. El país está enchufado. Y Ronaldo también. La bestia ha despertado.