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Nos colamos en la fábrica española de medallas: "Aquí forzamos el cuerpo, sabes que te va a doler"
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UN LUGAR CARGADO DE EXIGENCIA

Nos colamos en la fábrica española de medallas: "Aquí forzamos el cuerpo, sabes que te va a doler"

El Centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume, ubicado en Madrid, es uno de los cuatro de España, y donde se forman los deportistas de élite. Aquí se fabrican muchos de los metales de los JJOO

Foto: Marta Pérez, durante un entrenamiento en la pista de atletismo del Centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume. (S. B.)
Marta Pérez, durante un entrenamiento en la pista de atletismo del Centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume. (S. B.)

El edificio está ubicado relativamente cerca del Palacio de la Moncloa, pero su fachada no muestra lujos, más bien tiene pinta de residencia militar. De no ser porque hay un cartel en la puerta que indica qué es, nadie diría que se trata del Centro de Alto Rendimiento (CAR) Joaquín Blume, uno de los cuatro que hay en España, junto al de Sant Cugat del Vallés, el de León y el de Sierra Nevada.

Un cartel ilógico indica que hay dar toda la vuelta para entrar, pero hay un timbre que lo acompaña. Hay suerte, nos abren y nos ahorramos dar un inmenso rodeo cuando las temperaturas rozan los 40 grados en Madrid. El personal de seguridad nos permite sentarnos en una sala que tiene una televisión, pero que no tiene pinta de reunir a demasiadas personas a su alrededor.

El lugar está cargado de tornos que sólo se abren con las tarjetas de los residentes. Las restricciones, no obstante, tienen más que ver con la alimentación que con las libertades. Según nos cuentan, los chicos tienen hueco para todo, aunque el entrenamiento y los estudios primen en su estancia en esta residencia.

placeholder Algunos atletas bajo la sombra antes de entrenar en la Joaquín Blume. (S. B.)
Algunos atletas bajo la sombra antes de entrenar en la Joaquín Blume. (S. B.)

Es la hora fijada y llegamos a la pista de atletismo, alejada de la entrada por la que accedemos, y en la que impacta un sol abrasador. Por el camino, cruzamos unas escaleras que se asemejan a una trampa. Y vemos de espaldas a una chica que empuja una bicicleta, en la que ha llegado al entrenamiento. Es Irene Sánchez-Escribano, atleta que competirá en París. Ha sudado y todavía ni siquiera ha empezado el entrenamiento.

"No importa en realidad la hora, porque estos días es imposible esquivar el calor", cuentan los atletas que ultiman los preparativos para saltar a la pista y comenzar el entrenamiento. A ellos, en cambio, no les importa, porque están ilusionados y expectantes con los Juegos Olímpicos que se acercan.

placeholder Irene Sánchez calienta para un entrenamiento. (S. B.)
Irene Sánchez calienta para un entrenamiento. (S. B.)

Los que están a punto de saltar a la pista son del grupo de atletismo entrenado por Antonio Serrano, que llevará a tres atletas a París. Junto a él, está Marta Pérez —médico, además de atleta, como su compañera Irene—.

Hablamos con ambas mujeres antes del entrenamiento y con la cita olímpica a la vuelta de la esquina.

PREGUNTA. ¿Cómo es su día de preparación de cara a los Juegos Olímpicos?

MARTA PÉREZ. Parecido a cuando preparamos otro campeonato. Al final, todos nuestros torneos importantes son en verano, en agosto. Por tanto, enfocamos el pico de forma en ese momento. En los últimos meses, en cambio, el entrenamiento es de mucha calidad, de series. Algo muy específico. Cuando toca gimnasio, algo más explosivo. Depende un poco lo que toque.

P. ¿Ha sido algo más light el Europeo de Roma?

IRENE SÁNCHEZ. Bueno, ha sido un punto intermedio en la temporada y un punto de inflexión donde hemos afinado un poco, pero tampoco especialmente. Teníamos a la vista los Juegos y sabíamos que se iba a alargar otro mes y medio. Tampoco íbamos a hacer nada superespecífico porque no hubiéramos llegado a agosto. No hemos afinado tanto como otras veces.

M.P. Yo empecé a hacer velocidad para el Europeo y tenía muchas ganas de llegar a ese campeonato porque el anterior me había salido regular. Estoy muy acostumbrada a campeonatos grandes y a alargar la temporada hasta septiembre. Confiaba en que iba a poder aguantar dos meses.

P. ¿Cambiará mucho su día cuando estén en París?

M.P. Cuando tú tienes momentos de entrenar tres o cuatro semanas fuertes, sin que haya una competición importante cercana, la carga y el entrenamiento son diferentes. En realidad, se basan más en la acumulación, porque descansas más entre las sesiones, puedes meter más entrenos… Cuando ya llegas a París, son los tres o cuatro días anteriores a la prueba y entrenas muchísimo menos y es más acumular, activar… La época de carga y la época de competir no son iguales.

placeholder Marta Pérez posa para El Confidencial. (S. B.)
Marta Pérez posa para El Confidencial. (S. B.)

P. ¿Qué papel juega Antonio (su entrenador) en la preparación?

M.P. Él es el que planifica todo. Llevo 14 años con él y no le he cogido el tranquillo, nunca adivino lo que nos va a tocar. Tiene muchísima intuición en el entrenamiento, no es un entrenador que nos planifique las semanas con un mes de antelación y nos pase el planning de todo un mes. Va un poco al día a día, viendo cómo te has encontrado el día anterior, cómo vas recuperando y te conoce muy bien.

P. ¿Creen los atletas de deportes menos mediáticos que están infravalorados?

M.P. Creo que no, porque el atletismo es un deporte bastante grande en los Juegos Olímpicos. Conviene recordar que tenemos muchos campeonatos internacionales a lo largo del año que tienen el mismo nivel que los JJOO, además de que tenemos contratos con marcas deportivas, una federación fuerte… También hay medios especializados en atletismo y un circuito privado (la Diamond League).

I.S. Dentro de los deportes minoritarios, se podría decir que es de los menos minoritarios. Es cierto que en el año olímpico hay más entrevistas, los patrocinadores llaman a la puerta. De repente, tienes que estar con no sé cuántos medios. El problema es que fuera de los Juegos Olímpicos no tenemos ni tanta visibilidad ni tanta repercusión.

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Foto: S. B.

P. ¿Les abruma atender a la prensa?

I.S. Nosotras que somos de ciudades pequeñas y que tenemos siempre a nuestros medios locales… A mí La Tribuna de Toledo y a Marta El Heraldo de Soria nos llaman cada vez que competimos. No me siento especialmente abrumada.

M.P. Al final yo tengo la prensa local superpendiente y estás muy acostumbrada.

P. ¿Echan en falta los patrocinadores en el intervalo entre JJOO?

I.S. Nosotras no nos podemos quejar porque tenemos detrás a Adidas, que nos lleva apoyando muchísimo tiempo. En mi caso particular, tengo otros como Iberia, que han confiado en mí durante mucho tiempo incluso después de no ir a Tokio y de no ser todavía olímpica. No me puedo quejar para nada. Los fondistas y los mediofondistas somos bastante afortunados porque tenemos más visibilidad y se confía más en nosotros.

M.P. Los que hacemos fondo y mediofondo tenemos muchas más posibilidades económicas y mejores contratos que gente de nuestro deporte que hacen otras especialidades, y a los que solo se les hace caso cuando se acercan unos JJOO.

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Fotos: S. B.

P. ¿Se puede vivir del atletismo?

M.P. Si eres fondista y mediofondista, sí.

I.S. Y si eres saltador o lanzador y si eres campeón del mundo o finalista mundial, pues también.

M.P. Ana Peleteiro vive del atletismo; Orlando Ortega vivió de él. Claro que se puede vivir del atletismo, pero depende del nivel, de la prueba, la suerte que tengas, la rivalidad que tengas en España…

P. ¿Cómo son las becas?

I.S. Se consiguen por los resultados cosechados en competiciones internacionales. Una vez estás allí, tienes que conseguir ciertos méritos descritos en una tabla. Puede variar entre los 9.000 euros al año o si eres finalista mundial 26.000. Supongo que si eres campeón olímpico… Eso ni lo miro [risas].

M.P. Son becas por resultado, es una especie de premio. Nosotras llevamos mucho tiempo haciendo resultados internacionales. Yo ahora estoy con la beca de Budapest del año pasado, pero si un año te sale regular, esa beca se pierde. Entonces nosotros, cuando yo digo que se puede vivir del atletismo, no vives solo de las becas públicas. Es importante tener detrás muchos patrocinadores privados para no depender en exclusiva de los resultados.

P. ¿Es un problema que esté supeditado solo a los resultados?

I.S. No estoy muy segura de eso. Sin embargo, hay unas ayudas por parte del Consejo Superior de Deportes (CSD) en el tema de maternidad. En Castilla La-Mancha, te dan una ayuda si en ese año no consigues resultados.

M.P. Ahora están las becas del Team España que te permite contratar a alguien que se quede con tu hijo mientras estás entrenando para la conciliación. No sé si la beca se paga también mientras estás embarazada, pero estoy convencida de que se ha avanzado en ese tema.

I.S. Claro. Ha habido muchas deportistas que han luchado en este tema.

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Foto: S. B.

P. ¿Ha venido bien la visibilidad que le he dado Ana Peleteiro?

M.P. Natalia y Nuria, nuestras predecesoras en 1.500 metros, tuvieron hijas.

I.S. Sí, los tuvieron durante su carrera.

M.P. Yo tenía la idea de que se puede ser madre y se puede volver a competir. Hay atletas que van a luchar por ser campeonas olímpicas en París y tienen hijos. Hay muchas deportistas en nuestra especialidad que han sido madres. Todo lo que se luche por visibilizar casos como el de Ana Peleteiro es fenomenal. Hay que naturalizarlo.

P. ¿Qué se puede hacer para visibilizar deportes minoritarios?

M.P. Vosotros sabréis [carcajadas].

I.S. Que los medios de comunicación estén más encima cuando no haya Juegos Olímpicos.

M.P. No es culpa de los medios, es de la sociedad. Nosotras estamos pendientes de qué se emite en televisión. Cuando se retransmitió la escalada, nos percatamos de que había más gente pendiente de lo que creían. Si el CSD invierte en deportes minoritarios, hay muchas posibilidades de que salgan deportistas buenos. Pero no siempre tiene que ver, porque surgen igualmente, aunque no les hagan ni caso.

placeholder Irene Sánchez posa para El Confidencial. (S. B.)
Irene Sánchez posa para El Confidencial. (S. B.)

P. Marta estuvo en Tokio. ¿Le interesa conocer cómo es una villa olímpica sin restricciones?

M.P. Fue una villa olímpica, en realidad; fue el único sitio en el que pude vivir los Juegos Olímpicos mientras estaba allí. Recuerdo que el comedor era enorme. Eché de menos muchas cosas, pero me permitió disfrutar de algo que me parecía muy especial: que solo estábamos allí los que formábamos parte del evento. Estuvimos los deportistas, los entrenadores, los fisioterapeutas… Tengo muchas ganas de estar en un sitio en el que pueden verme mis amigos, mi familia, en el que la gente pueda entrar… Y que haya público en el estadio.

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Foto: S. B.

P. Irene no estuvo en Tokio al sufrir una fractura del segundo metatarsiano del pie izquierdo. ¿Se ha cuidado especialmente ahora?

I.S. Me he cuidado igual que lo estaba haciendo en ese momento. No sé por qué se dio esa lesión, porque no tenía ninguna otra molestia, igual sería una sobrecarga. Cuando estoy entrenando y estoy clasificada para unos Juegos Olímpicos, me cuido siempre. Si me volviera a pasar, sería muy mala suerte.

P. Ambas sacaron Medicina en año compaginándolo con el deporte. Explíquennos la receta.

I.S. Siempre digo que empecé a mejorar en el deporte cuando acabé la carrera. Los años en los que compaginé ambas cosas me sirvieron de base para tener un punto de partida en el que metí más entrenamiento, más descanso y asimilar todo el trabajo que estaba haciendo. En realidad, acabé la carrera en 2016, pero el salto de calidad a nivel deportivo lo di en el Mundial de Londres de 2017. Todos esos años me sirvieron para conocer cómo era la vida de un deportista. Fueron momentos de sacrificio.

M.P. Cuando entré en la carrera, yo era una estudiante que luego hacía atletismo. Los cuatro primeros años, seguro. En quinto y sexto, me di cuenta de que no estaba convencida de hacer el Médico Interno Residente (MIR) cuando acabara los estudios. Como compaginaba ambas cosas, no hacía la carga de entrenamiento que hago ahora, ni el descanso. Aposté al 100% por esto en Londres 2017. También te digo que ahora me aburro, que podría estudiar.

I.S. Sí, pero no tenemos tantas horas como para prepararnos el MIR [carcajadas].

M.P. Claro. No podríamos dedicarnos, además del atletismo, a otra actividad tan exigente como requeriría el MIR.

P. ¿El MIR se lo han planteado?

M.P. Eso no se puede hacer, porque es un trabajo igual de duro que este. Es imposible.

I.S. Y hacer guardias, que te impiden dormir y llegar en buen estado al entrenamiento. Allí echas muchas horas de pie: en la planta, en el quirófano… No se puede compaginar esto con ser médicos.

M.P. Puedo estar tres horas al día estudiando sin problema, pero no vale con eso para aprobar el MIR. Además, que no es solo sacarse el examen, que también hay que ponerse a trabajar ocho o 12 horas diarias.

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Fotos: S. B.

P. Ustedes hicieron prácticas en un hospital.

M.P. El nivel que tenía cuando hice las prácticas en el hospital no es el que tengo ahora.

P. ¿Se ha eliminado en los últimos años el estigma hacia la ayuda a la salud mental?

I.S. No solo en el deporte, en la sociedad se ha roto con ese tabú. Yo he trabajado muchos años con un psicólogo y sigo haciéndolo. Me ha ayudado mucho, sobre todo en el último mes, cuando conseguí la clasificación para París. Te hace poner las cosas en perspectiva y quitarle peso a determinadas cuestiones. Hace que llegues mejor a la competición.

M.P. Nosotras no hemos vivido un momento de tanto estigma a la ayuda mental, especialmente en nuestro deporte. Antonio [su entrenador] fue el que me presentó al psicólogo, de hecho. En la época en la que Antonio entrenaba, la gestión de la salud no era la mejor. Es importante saber que existe, aunque haya mucha gente que no pueda permitírselo, porque la terapia es cara.

P. ¿Cómo hacen para mantener la concentración en una prueba?

M.P. Me es casi imposible desconcentrarme en una prueba de 1.500 metros. Es una prueba que pasa muy rápido y en la que tienes a gente que está adelantando constantemente. Tienes tantos pequeños objetivos que cumplir durante la prueba que llegas a la meta y no te has enterado de lo que ha pasado. Igual en una prueba de obstáculos es diferente.

I.S. Sí, porque te tienes que concentrar de nuevo cada vez que vas a saltar.

placeholder Marta Pérez, durante un entrenamiento. (S. B.)
Marta Pérez, durante un entrenamiento. (S. B.)

P. ¿Es más difícil mantenerla en la pista o en un hospital?

I.S. Tampoco podemos decirte, porque nuestras prácticas no son como las de enfermería, que ya estás prácticamente trabajando. Nosotras íbamos detrás del médico y veíamos qué hacían. Yo estoy más concentrada en mi prueba, porque lo ejerzo de forma más profesional.

M.P. Nunca he hecho nada que me suponga mayor implicación, concentración y sacrificio que el deporte de alto nivel. Porque yo no he ejercido la medicina de forma profesional.

I.S. Igual si nos preguntas esto dentro de diez años te respondemos otra cosa.

P. ¿Imaginan el futuro ligadas al deporte o a la medicina?

I.S. No lo sé. Cuando era estudiante, me hablaban mucho de la medicina deportiva y no quería saber nada. Ahora, en cambio, me gustaría verme compaginando ambas cosas.

M.P. Mi caso es parecido, porque al principio también decía que de ninguna manera quería compaginar ambas cosas. No tengo muy claro en qué sentido podría relacionar ambas cosas. Por tanto, no sé aún qué haré en el futuro.

P. Marta tiene un juanete en el pie. ¿No es un poco masoquista forzar el cuerpo?

M.P. Todos los deportistas de alto nivel forzamos el cuerpo. En mi caso, es cierto que tengo juanetes en ambos pies. Pero no significa que cada vez que pise o dé una zancada me muera de dolor. Tengo momentos mejores y peores. No tengo ninguna intención de dejar esto porque me duela el pie.

P. ¿Está bien que los deportistas opinen de otros temas que no tengan que ver con el deporte?

M.P. Sí, está bien que la gente opine de otros temas que no tengan que ver con su trabajo. Me parece normal que todos tengan inquietudes, aficiones e intereses más allá de un único ámbito. Yo hago deporte, pero me interesan otras cosas, como a cualquier persona. Con respeto se puede hablar de todo.

placeholder Vista de la pista de atletismo del CAR Joaquín Blume, en Madrid. (S. B.)
Vista de la pista de atletismo del CAR Joaquín Blume, en Madrid. (S. B.)

P. ¿Se pueden superar las 22 medallas de Barcelona en París?

I.S. No lo sé. Siempre que un país organiza un campeonato hay una motivación extra y un rendimiento mayor. No sé si mejorará, pero ojalá que sí [risas].

M.P. Espero que sí.

Sus compañeros salen a la pista a pesar del calor. Es el momento de dejarlas irse no sin antes desearles suerte para lo que venga en París. Les toca dar numerosas vueltas y su entrenador nos confirma que eso es un simple calentamiento, que luego vendrán las series.

El grupo entrenado por Serrano no es el único que sufre el calor presente. Los atletas de triatlón, que estrenan el uniforme, están grabando una pequeña entrevista con los medios de la Federación. Y hay otros que se ejercitan en el gimnasio, y en salto de vallas. No se para ningún día en la Joaquín Blume. Por algo es la fábrica de medallas españolas.

El edificio está ubicado relativamente cerca del Palacio de la Moncloa, pero su fachada no muestra lujos, más bien tiene pinta de residencia militar. De no ser porque hay un cartel en la puerta que indica qué es, nadie diría que se trata del Centro de Alto Rendimiento (CAR) Joaquín Blume, uno de los cuatro que hay en España, junto al de Sant Cugat del Vallés, el de León y el de Sierra Nevada.

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