Jordan Díaz: "No ver a mi familia es lo más duro, pero volvería a desertar de Cuba 10 veces más"

¿Con ese nombre cómo no se iba a dedicar a volar? Hay destinos que vienen determinados desde la cuna o desde la partida de nacimiento. La de Jordan Díaz está fechada en La Habana un día de febrero de 2001. Han pasado 23 años para alcanzar la oportunidad de su vida. Un salto único, quién sabe si el primero de otros tantos, que le encaramen al Olimpo.

A París 2024 llega tras ser un junior de oro, desertar de su país y pasarse dos años en la nevera a la espera de la nacionalización española. A estos Juegos Olímpicos, Jordan llega como campeón de Europa y mejor marca del año (18'18m).

Hay brincos que no se miden en metros y bien lo sabe este atleta de triple salto que ha encontrado en Guadalajara su hogar bajo la batuta de otra leyenda cubana, Iván Pedroso. Jordan es uno de sus pupilos más avanzados, una de las bazas más sólida de la expedición española para conquistar el oro en París.

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PREGUNTA. El atletismo sigue siendo un deporte de sensaciones. ¿Cómo son las suyas poco antes de sus primeros Juegos Olímpicos?

RESPUESTA. De momento estamos entrenando bastante bien. Como en todo lo que se refiere al deporte, siempre hay subes y bajas en la preparación, así es el alto nivel, pero creo que llegaremos a los JJOO en óptimas condiciones. Es la competencia de mi vida, claro que sí. He esperado mucho tiempo para llegar hasta aquí. Me dieron la oportunidad de competir en los Europeos recientemente y lo hice bastante bien. Ahora tocan los Juegos Olímpicos y vamos con la intención de mejorar el resultado de Roma.

P. Ha vivido muchas cosas con 23 años. ¿Tiene la sensación de que su vida se ha acelerado aún más en los últimos meses con los éxitos recientes?

R. Sí, me están pasando muchas cosas. También es muy difícil de controlar, pensar todo lo que está pasando, muchos medios de comunicación se interesan por ti, muchas emociones y todo ha pasado muy rápido. Lo cierto, es que llevaba mucho tiempo esperando que pasaran estas cosas, que se diera todo de una vez y poder demostrar en la pista todo lo que llevaba dentro. Son cosas del deporte, cosas del oficio, como se suele decir, y estoy contento de cómo se están dando los resultados.

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P. Viene de conquistar el oro en el Europeo de Roma y de proclamarse Campeón de España. ¿Siente más presión ante una cita como los Juegos Olímpicos?

R. Sí (dice alargando mucho la i, entre dudoso y sorprendido). Pero siempre trato de quitarme esa presión del exterior, y quedarme solo en la parte deportiva. Creo que lo puedo controlar, porque soy una persona que va muy a mi bola, no miro muchos ni redes sociales, ni me meto mucho en internet en esos momentos para estar bien concentrado en lo mío. Si estás en redes sociales hay muchos pensamientos, muchas opiniones, que son válidos, cada uno puede pensar lo que quiera. Pero yo prefiero dejarlo a un lado y aislarme. Porque si no lo sabes gestionar bien es complicado.

P. ¿Y cómo lo hace? ¿Trabaja con algún coach o algún psicólogo deportivo?

R. Pues no, la verdad es que no. Además de con Iván Pedroso trabajo con fisios para la recuperación, pero nunca he tenido un coach o un psicólogo deportivo. Nunca los he necesitado, tampoco con nutricionista, por ejemplo, y como me ha ido bien así, no he necesitado cambiarlo.

P. ¿Qué es lo primero que piensa si le digo París?

R. París para mí lo es todo. Sé que no puedo ni me quiero obsesionar, porque además soy joven y tendré más opciones en el futuro de acudir a unos Juegos Olímpicos, tendré la oportunidad de ir a muchas más competiciones. Pero la cabeza está enfocada durante todo el año a esta competición, llevo mucho tiempo en la nevera, por decirlo así, y los Juegos Olímpicos son la prueba definitiva para saber que estoy bien y que el trabajo de estos cuatro años han dado sus frutos.

P. Es una ciudad que le trae muy buenos recuerdos.

R. Sí, ya he competido en París, en la Liga de Diamantes. Es cierto que no fue en la misma pista que la de los Juegos Olímpicos. Fue mi primera Liga de Diamantes y la gané. Guardo un buen recuerdo de aquella competición. Lo que sí tengo claro es que en esta ocasión voy a tener que saltar mucho más para colgarme una medalla en los Juegos.

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P. ¿Cuánto saltó en aquella ocasión?

R. Diecisiete y pico. 17'66 metros, creo. Fue hace unos años ya (concretamente en junio de 2022).

P. Para colgarse el oro en París habrá que saltar más, por encima de 18 metros. ¿Lo cree?

R. (Resopla) Diría que… sí. El oro tiene que estar por encima de los 18. En principio sí, pero a lo mejor no, porque son unos Juegos Olímpicos, hay presión, hay muchos factores que pueden influir. Es que a lo mejor no se salta ni 17'80, por decirte una marca, pero lo que tengo claro es que va a ser muy complicado porque todos los atletas estamos muy igualados. Lo que hice en Roma no va a contar para nada, porque va a ser una prueba muy diferente.

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Han pasado dos meses de aquello, de su monumental triunfo en los Europeos de Roma. Fue su presentación en la alta sociedad del atletismo bajo la bandera española tras su nacionalización. Jordan voló hasta los 18 metros y 18 centímetros (3º mejor marca de la historia) para conquistar un oro memorable. Esa marca era solo 11 centímetros peor que el Récord Mundial, en posesión de Jonathan Edwards desde 1995.

Los 18'29 metros del británico parecían una cima inabarcable hasta que la irrupción de este hispano-cubano ha acotado el sueño. En esos campeonatos nació también un pique y una rivalidad con Pedro Pichardo, quien puso en duda su salto, contrariado ante la derrota y la irrupción de Jordan semanas antes de los Juegos Olímpicos de París.

P. ¿Cuántas veces ha visto el salto de Jonathan Edwards?

R. Lo he visto muchas veces, claro que sí. No sé cuántas, pero muchas.

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P. ¿Se puede aprender algo de sus saltos? ¿Los observa intentando replicar algunos aspectos para sus propios saltos?

R. Sí y no. Me explico. Cada atleta tiene su forma de saltar, su metodología, sus ritmos, sus tiempos. Es que ese salto de Edwards es un salto imposible. Jonathan Edwards era una persona muy rápida y de baja estatura. Yo en cambio soy más alto y entrar a la velocidad que entraba él en la tabla es muy complicado para mí. Al final, cada atleta tiene su estilo y su forma de saltar. No dudo que se puede aprender cosas de ese salto, porque verlo saltar es espectacular, una locura, pero no me obsesiono con repetir sus movimientos.

P. Por aquí, por Guadalajara, más de uno dice que tiene el récord del mundo en las piernas.

R. (Resopla) No lo veo, no lo veo todavía la verdad. De hecho, soy una persona que piensa más en las medallas, en obtener resultados, y no tanto en las marcas altas o en los metros que salto. No es algo que me obsesione o que me fije mucho, de verdad. El entrenamiento y el trabajo diario te llevará a conseguir esos resultados y en eso me enfoco. Yo podía haber terminado mi carrera sin saltar nunca por encima de 18 metros y estaría muy tranquilo. Hay muchos atletas que han tenido una gran progresión y resultados siendo juniors y luego han tenido lesiones, problemas o simplemente no han conseguido destacar tanto en la máxima élite. Yo por eso, insisto, me enfoco en conseguir resultados, medallas. El resto ya llegará.

P. Hablemos de los rivales de su tiempo. Esa rivalidad que mantiene con Pedro Pablo Pichardo, ¿le estimula? ¿Les hace mejorar a ambos?

R. Sí, me lo tomo así. Es una rivalidad que está bastante bien. Al final, cuando hay muchos atletas de gran nivel te obligan, te empujan, tienes que hacerlo mejor. Durante las competiciones todos somos enemigos, entre comillas, porque yo prefiero ese pique sano que te hace estar al máximo durante las competiciones. Precisamente ahí está la diferencia, en saber gestionar esa rivalidad, esa tensión que se produce en las competiciones. Creo que en el Europeo de Roma lo llevé bastante bien, fue una competición muy dura, muy exigente y espero haber aprendido de eso para los Juegos Olímpicos. En París espero incluso llevarlo mejor.

P. Tienen vidas paralelas: compitieron con Cuba siendo muy jóvenes, ambos desertaron, y ahora se reencuentran en las pistas bajo las distintas banderas de la Península Ibérica. ¿Se conocían previamente? ¿Tuvieron algún tipo de contacto en Cuba?

R. No, no, la verdad es que no. Él es algo mayor que yo y simplemente le conozco de enfrentarme a él en la pista.

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P. Para quien no conozca tanto el triple salto, ¿cuánto de técnica y cuánto de confianza hay?

R. Cada atleta te podría decir una cosa. Yo tengo claro el tipo de atleta que soy. No soy excesivamente fuerte, no estoy muy musculado, soy alto y soy muy técnico. Para mí, la técnica va por encima de todo, aunque como digo eso depende del atleta. Hay otros que priorizan la fuerza y les va bastante bien. Lo que está claro es que el triple salto no tiene una fórmula maestra o una receta exacta.

P. ¿Qué diría qué es lo más importante? ¿La carrera, los apoyos o la batida final? ¿Es capaz de sentir que un salto es bueno antes incluso de llegar al foso?

R. Para mí, si entro bien en la carrera a impulsos todo va bien en el salto. Esos saltos siempre me salen bien porque lo tengo todo muy automatizado y llevo tantos años haciendo triple que identifico muy bien esos momentos. Esa parte la tengo muy interiorizada, muy mecanizada y es en lo que más me enfoco a la hora de saltar. De hecho, este año tampoco he realizado mucha técnica de salto, quizá sin contar competiciones he hecho cuatro o cinco veces técnica durante el año, porque también tenía molestias y no quería arriesgar. Pero es algo que tengo tan interiorizado que solo con mantener la fuerza y la velocidad me vale para estar en forma.

P. ¿Sigue teniendo molestias?

R. Prácticamente te diría que convivo con ellas. El triple salto es un deporte muy lesivo y de mucha potencia y seguiré con esas molestias hasta que coja mis vacaciones y descanse. Es cierto que no me impide hacer mi vida diaria y competir, pero uno ya se ha acostumbrado a ellas y soy consciente de que en el deporte de élite vas al límite siempre.

P. ¿Qué aprendió de ese año 2023 en el que el tendón rotuliano apenas le permitió competir?

R. Aprendí a ser una persona paciente. Son aspectos del deporte que también hay que saber gestionarlas, el deporte de alto nivel exige mucho al cuerpo, le exige al máximo y tienes que tener la cabeza preparada para cuando ocurre una cosa así.

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En cualquier caso no era el primer obstáculo que superaba Jordan, tanto dentro como fuera de la pista. Con apenas veinte años y tras haber sido un adolescente prodigio, campeón del mundo sub-18, sub-20 y medalla de plata en los Panamericanos defendiendo a Cuba, aprovechó una prueba celebrada en Castellón para desertar de la selección cubana. Ana Peleteiro le ayudó desde el principio y le guió hasta Guadalajara.

Allí le esperaban su grupo de entrenamiento liderados por la batuta maestra de Iván Pedroso. Aquella decisión le imposibilitó ir a los Juegos Olímpicos de Tokio. La nacionalización con España no llegaría hasta 2022. Pero la Federación Internacional de Atletismo no le permitiría competir bajo bandera española hasta París 2024. Una intercesión de la Española, permitió acortar los plazos y llegar a tiempo al Europeo de Roma. Ahora que la espera ha acabado, Jordan solo quiere competir.

P. Echando la vista atrás, ¿cree que todo ha merecido la pena?

R. Sí, sí. Todo mereció la pena. Estoy bastante cómodo aquí en España y eso se refleja en los resultados, en la tranquilidad que tengo, en la alegría que transmito en la pista al ir a competir y eso sé que gusta a la gente que me ve. Si tuviera que volver a tomar la decisión, la tomaría 10 veces. La misma, sin dudarlo.

P. ¿Lleva desde 2021 sin ver a su familia?

R. No, no la he visto desde entonces. Es muy duro, hay que reconocerlo, pero es algo que yo sabía que tendría que pagar. Toda cosa buena necesita algún sacrificio, y este es el mío. Así me lo tomo. Al final sé que puedo ver a mis padres en el futuro, porque yo ahora no puedo ir allí, pero ellos sí podrían venir aquí y eso me da un poco más de tranquilidad.

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P. ¿El contacto lo mantiene? ¿Habla con ellos regularmente?

R. Sí, eso sí. Me comunico con ellos porque eso es bastante fácil hoy en día gracias a la tecnología, los teléfonos y así. Es un consuelo, al menos.

P. ¿Se ha planteado poder verlos después de los Juegos Olímpicos?

R. No lo he pensado, no quiero condicionar mis pensamientos y mis objetivos en los Juegos pensando en eso. Ya lo veremos cuando pase todo.

P. ¿Qué representa en todo este proceso Ana Peleteiro?

R. Es una compañera de equipo, es una más del grupo, pero yo la quiero como si fuera familia. Al final el buen rollo que tenemos aquí lo transmitimos entre todos para que los entrenamientos sigan fluyendo, para que todo vaya bien. Ella ha sido muy importante en mi carrera y la estaré siempre agradecido. Me ayudó mucho cuando llegué a España, y luego todo el grupo me acogió muy bien. Todos tenemos muy buen ambiente aquí.

P. Y Guadalajara, ¿qué significa para usted?

R. Ahora mismo es mi primera mi casa. Es mi hogar en estos momentos. Yo vivo aquí y estoy bastante cómodo, tengo mucha tranquilidad tanto para mi vida diaria como para mis entrenamientos. Estoy contento y agradecido también por todo el apoyo y las facilidades que nos dan aquí.

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P. ¿Qué secreto guardan estas pistas de Fuente de la Niña en Guadalajara, en el que no dejan de proliferar campeones olímpicos, mundiales o de Europa?

R. Yo creo que el grupo que tenemos hace mucho, las buenas sensaciones que transmitimos en los entrenamientos, es un equipo super top el que tenemos. Y el timón es Iván (Pedroso), es lo máximo. Tiene mucha experiencia como atleta y como entrenador, y es evidente que eso ayuda bastante para que todos terminemos entrenando aquí.

P. Iván Pedroso es hoy su entrenador. ¿Fue antes uno de sus ídolos?

R. No exactamente, no es tanto así. Para mí no fue un ídolo en el sentido de que hacemos disciplinas diferentes y tampoco pude verlo cuando competía en su máximo esplendor. Pero está claro que como atleta lo admiro, aunque te diré una cosa, lo admiro más como entrenador, sí, sí. Como entrenador es increíble porque tiene mucho conocimiento y lo sabe transmitir muy bien. La tranquilidad que me transmite es algo que valoro muchísimo. Es algo que repite una y otra vez, tranquilidad.

P. ¿Qué es lo que más le repite Iván Pedroso?

R. Te diría que la caída (el salto final al foso), que la tengo terrible. Siempre la he tenido mala y es algo en lo que tengo que mejorar. Es muy complicado mejorar eso quedando tan poco para los Juegos Olímpicos, pero habrá que intentar practicar lo entrenado estos días en la competición. Sin duda, de cara al año que viene, es un objetivo a mejorar y en ello estamos.

P. Repite mucho, tanto usted como tus compañeros, la tranquilidad que respiran aquí. ¿Es una de las claves?

R. Sí, es así. Y no me extraña. Es que donde yo estaba antes en Cuba era otro estilo, te metían mucha presión. Todo era a partir de una exigencia que no siempre salía bien, te presionaban en todo. Al final esa tranquilidad también se refleja cuando haces algo mal algo y sabes que las consecuencias no van a ser más negativas que tener un mal resultado. Entrenar con esa tranquilidad hace que a la larga los resultados terminen saliendo, y vayas mejorando poco a poco. Esa tranquilidad no tiene precio.

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A continuación, la conversación se escapa de la pista de atletismo y salta hacia terrenos donde habla más la persona y menos el deportista. Jordan hace gala de un pasotismo y un sosiego que remiten irremediablemente a sus orígenes caribeños. Hasta el punto de no sentirse fascinado por la villa olímpica: "no me despierta un especial interés cómo será el ambiente que me encuentre, voy a ir allí full focus y me va a dar igual todo lo exterior". La única duda a estas alturas es si se llevará o no la PlayStation. La cábala puede decantar la decisión.

P. Venimos de una Eurocopa marcada por dos jóvenes que han revolucionado el fútbol español como Lamine Yamal y Nico Williams. Son casos diferentes al suyo pero hay quien no ha digerido bien que sean hijos de inmigrantes los que hayan guiado a la Selección a un nuevo título. ¿Usted ha vivido algo parecido desde su nacionalización o ha sufrido algún tipo de discriminación en España?

R. Sinceramente yo no he vivido ningún caso de racismo, no me he sentido discriminado. Es cierto que Ana (Peleteiro) es más expresiva y lleva toda la vida aquí y lo ha manifestado en ocasiones. A mí creo que también me ayuda que soy una persona que me da todo absolutamente igual. Al final yo voy a mi bola y los comentarios de las demás personas me dan completamente igual. Soy muy pasota para eso.

P. Da la impresión de que el atletismo es un deporte más respetuoso en este tipo de situaciones respecto al fútbol.

R. Diría que no tiene nada que ver las situaciones que se producen en el fútbol con lo que se puede ver en el atletismo. El atletismo es mucho más educado, en ese sentido. Pero también cada uno habla desde sus vivencias, de sus experiencias y lo que le ha tocado vivir. A mí es que no me afecta que me digan una cosa u otra desde la grada, yo paso bastante de todo eso, ya te digo.

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P. Cambiando de tema, dígame algo con lo que no podría vivir.

R. (Resopla) Supongo que serían los videojuegos porque es la parte que me permite desconectar del deporte y los entrenamientos. Al final te explota la cabeza de estar todo el día pensando y dando vueltas a lo mismo, así que eso me sirve para evadirme y meterme en otro mundo. Lo necesito tanto como el atletismo, supongo.

P. Pensaba que me diría la música, en los entrenamientos siempre está sonando. ¿Quién es el dj del grupo?

R. En teoría la Dj es Yuli (Yulimar Rojas, última campeona olímpica de triple salto) pero como está lesionada y ahora no está entrenando he heredado yo el cargo. Ahora me toca a mí traer el altavoz y poner la musiquita para animarnos los entrenamientos. Suena de todo en ese altavoz, no solo son cubano, intento atender las peticiones de mis compañeros también y al final soy un dj que se deja aconsejar bastante.

P. Hábleme de su canal de Twitch. Es un gran apasionado de este tipo de plataformas.

R. Lo tengo bastante parado. Estos días me han estado ultimando el canal, preparando un set up en condiciones y no sé si antes de los Juegos Olímpicos haré algo, algún directo o así. Me gusta comunicarme con las personas, con los aficionados, me gusta que la gente se una para charlar de cualquier cosa y no solo de atletismo. Al final, también jugaré a videojuegos y lo comentaré, haremos preguntas y repuestas con la gente que se conecte, tengo algunas ideas. Seguro que después de los Juegos Olímpicos le meteré más caña.

P. ¿La videoconsola se la llevará a París?

R. ¡Uff! Yo creo que no, creo que no… Mira a Roma, al Europeo, sí me la llevé en una maletita con la pantalla, pero creo que unos Juegos Olímpicos necesitan otra concentración. No debería dejar de hacer lo que siempre hago pero si quiero estar bien concentrado no tendría que cambiar mis rutinas para una competición así.

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P. Otra de tus pasiones son las películas de Marvel. Si pudiera ser un superhéroe, ¿cuál se pediría?

R. Es cierto que soy un friki de Marvel. Mi favorito es Spiderman. Creo que me quedo con él sí. Algo en común tenemos, aunque yo no me atrevo a ir saltando de edificio en edificio.

P. Dígame algún deportista, fuera del atletismo, que sea referente para usted.

R. Me quedo con Cristiano Ronaldo, como deportista, como atleta que es. Me gusta la personalidad que tiene, cómo se cuida y trabaja su cuerpo para mantenerse tantos años al máximo nivel. Es una persona que está full focus en el deporte, aparte de que es un jugador espectacular. Está claro que ha sido un jugador que ha marcado una época junto a Messi, según como lo mires pones a uno u otro por encima, pero ahí han estado los dos. Como deportista, me parece increíble.

P. Y para acabar. ¿Tiene alguna promesa o alguna idea de lo que haría si consigue una medalla?.

R. Tengo claro lo que no haría. No me haría tatuaje ninguno porque no me gustan. Tendría que pensarlo, pero a lo mejor pillarme algún reloj guapo podría ser una buena cosa. Un buen reloj me lo compro, sí. Sería una manera de acordarme de la medalla cada vez que mirara la hora.