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Fran Garrigós, el militar que abre el fuego de las medallas de España en los Juegos Olímpicos
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PRIMER METAL NACIONAL

Fran Garrigós, el militar que abre el fuego de las medallas de España en los Juegos Olímpicos

El judoka español se ha impuesto en la final de -60kg tras finalizar noveno en la edición de Tokio y logra el bronce. Tras dos precedentes discretos, se convierte en medallista olímpico

Foto: Garrigós completó una fantástica actuación. (EFE/Chema Moya)
Garrigós completó una fantástica actuación. (EFE/Chema Moya)

La sequía ha durado 24 años, pero por fin se ha roto. La última medalla española en judo había sido la de Isabel Fernández en Sídney 2000 hasta que Fran Garrigós (Móstoles, 1994) ha acabado con la espera en sus terceros Juegos Olímpicos, en la categoría -60 kg, en la que ha logrado el bronce. Río de Janeiro y Tokio le sirvieron para coger el bagaje que finalmente lo ha catapultado a la gloria. La derrota siempre deja enseñanzas, y no ha sido menos para el madrileño.

"Llego en buen momento, diría que mejor que nunca", avisó Garrigós en la previa. La experiencia le había servido para alcanzar un óptimo estado previo a la competición, con sendos triunfos en el Mundial de 2023 y en el Europeo de 2024. Desde el año pasado, ha subido al podio en todas las competiciones, salvo en el Grand Slam de Bakú en el que finalizó séptimo. En el mismo torneo, en París 2024, acabó tercero a pesar de encontrarse enfermo.

Este no es un triunfo cualquiera, más bien es el de un hombre hiperactivo. Apodado Pinchito, sus padres lo apuntaron a judo con cuatro años por sus constantes movimientos. En el tatami encontró el espacio perfecto para expresarse y la vocación que lo ha acompañado hasta una medalla olímpica.

Dicen que hay vida más allá del deporte, pero Garrigós todavía no la ha conocido. Se licenció en Ciencias de la Educación Física del Deporte, porque no se imagina una vida alejada de la práctica deportiva, ya sea en sus propios huesos o en los ajenos. Hay decisiones que marcan el devenir personal, y quizá fuera aquella de sus padres durante su infancia.

placeholder Fran Garrigós, en la rueda de prensa en la villa olímpica. (Europa Press)
Fran Garrigós, en la rueda de prensa en la villa olímpica. (Europa Press)

Hace realidad sus sueños

Garrigós es asimismo parte del Ejército del Aire como sargento reservista. Su representación a España ha ido más allá de citas olímpicas, también lo ha hecho en torneos de judo militar. En Río de Janeiro 2016, fue el judoka español más joven. En Tokio fue noveno, lejos de las deseadas medallas.

Su sueño era ser campeón del mundo y olímpico, aunque tendrá que conformarse con ser medallista. A París llegó con la mitad del sueño cumplido, pero estaba incompleto, como si se hubiera dejado la película a la mitad. Ahora ha alcanzado el éxtasis, porque ha inaugurado el medallero español en estos Juegos Olímpicos junto a Laura Martínez. Los anhelos nunca vienen solos.

placeholder Garrigós, en pleno combate con su adversario de octavos. (EFE/Yoan Valat)
Garrigós, en pleno combate con su adversario de octavos. (EFE/Yoan Valat)

La negativa de sus padres

El amor con el judo no fue a primera vista, porque le pedía con insistencia a sus padres que lo apuntaran al fútbol. La respuesta siempre fue negativa, eran reacios a verlo en el césped. Sus movimientos serían mejores con el cuerpo que con los pies, y así se explica que lleve dos años a un nivel estratosférico.

Es el triunfo en un deporte con más tradición de la que algunos piensan. España cuenta con 98.791 licencias de judo, convirtiéndose en el séptimo deporte con más federados, por detrás del fútbol, baloncesto, caza, golf, montaña y escalada, y casi igualado con el balonmano. Hoy todo el país ubicará ese triunfo en su mente, porque el comienzo en París ha sido a lo grande.

La sequía ha durado 24 años, pero por fin se ha roto. La última medalla española en judo había sido la de Isabel Fernández en Sídney 2000 hasta que Fran Garrigós (Móstoles, 1994) ha acabado con la espera en sus terceros Juegos Olímpicos, en la categoría -60 kg, en la que ha logrado el bronce. Río de Janeiro y Tokio le sirvieron para coger el bagaje que finalmente lo ha catapultado a la gloria. La derrota siempre deja enseñanzas, y no ha sido menos para el madrileño.

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