Colas kilométricas en La Defensa de París para el debut del llamado a ser el relevo de Michael Phelps

Este domingo, comenzó la natación en los Juegos Olímpicos de París. La cita olímpica es un evento donde se juntan los mejores deportistas de todas las especialidades, atletas de renombre que mueven masas y que provocan la locura allá donde vayan. Pero León Marchand es un ídolo en Francia.

Solo hay que ver lo reclamado que ha estado Carlos Alcaraz en la Villa Olímpica desde que aterrizara en la capital francesa. Pero este domingo estaba marcado en rojo para el aficionado local. Y es que, buena parte de los expertos, creen que hay un deportista francés que será el sucesor de Michael Phelps.

Pasadas las 10:30 horas, kilométricas colas aparecían en la piscina de La Defensa, donde nadie se quería perder el debut del ídolo local, León Marchand. Quizá no sea un deportista con el nombre a nivel del mundial de otros, pero el nadador francés está llamado a ser una de las grandes leyendas de la natación mundial.

Marchand peleará por hacerse con la medalla de oro en los 200 mariposa, 200 braza y las pruebas de 200 y 400 estilos. Casi nada. Tiene el honor de haber robado los dos últimos récords del mundo que todavía poseía Phelps y, ahora, en su país, tratará de demostrar que las expectativas que hay puestas en él están justificadas.

El nadador francés, entrenado por Bob Bowman, el técnico que dirigió la carrera de Phelps, tiene la oportunidad de reventar todos los registros en París. Pero, como en cualquier historia, siempre hay un antagonista que peleará a brazo partido por ponerle las cosas difíciles al galo. Y ese es el húngaro Kristof Milak.

Milak regresó a la competición en abril, después de ocho meses sin competir tras dejar la piscina saturado de la natación. Pese a ello, llega a París con la intención de seguir demostrando que nunca se marchó y que, como doble campeón del mundo, tratará de confirmar que es el gran rival del francés.

Pero Marchand no solo quiere reventar todo tipo de registros, sino que tiene una misión casi imposible: ser capaz de ganar el oro en 200 mariposa y en 200 braza en la misma jornada, un reto que no ha conseguido ningún deportista hasta la fecha. La ilusión es máxima y los franceses no han dudado en responder con su apoyo.