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La ceremonia de los JJOO causa un terremoto en Francia y enciende a la extrema derecha
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La ceremonia de los JJOO causa un terremoto en Francia y enciende a la extrema derecha

El partido de extrema derecha de Marine Le Pen, Agrupación Nacional, muestra su enfado e indignación por lo que considera una humillación de Francia y de sus valores en un país polarizado

Foto: Los más conservadores están enfurecidos. (Reuters/Loic Venance)
Los más conservadores están enfurecidos. (Reuters/Loic Venance)

Emmanuel Macron había prometido una "ceremonia inaugural única y espectacular en los Juegos Olímpicos más inclusivos de la historia". En el tiro de salida oficial de la cita olímpica parisina, que recorrió la historia, la cultura, literatura y arte de los galos y aupó a algunos de los personajes deportivos más famosos de la historia reciente, no todos quedaron satisfechos. Es más, la extrema derecha y los obispos franceses están indignados y enfadados y el cabreo no disminuye ni aunque caigan las medallas en cascada para los franceses.

Y no solo porque los abanderados y las delegaciones olímpicas pasaran a un segundo plano durante el desfile en barco por el Sena. Tampoco porque, por primera vez en la historia, la ceremonia inaugural se realizara fuera de un templo olímpico. No. La polémica viene por la posible representación de la obra religiosa de Leonardo Da Vinci, La última Cena.

Esta vez, sin embargo, no aparecían los apóstoles de Jesús en uno de sus últimos días. En esta alegoría revolucionaria, los seguidores más fieles de Jesús fueron sustituidos por drag queens, una modelo trans y el cantante Philippe Katerine casi desnudo, con algunos atributos de Dionisos, el dios griego del vino y la fiesta. El asunto en cuestión rellena hojas de periódicos y ocupa horas y horas en las cadenas de televisión francesas. No obstante, el director artístico de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, Thomas Jolly, negó este domingo haberse inspirado en La Última Cena.

"No quería burlarme de nadie"

"Nunca encontrarás en mí ningún deseo de burlarme, de denigrar nada. Quería hacer una ceremonia que repare, que reconcilie. También que reafirma los valores de nuestra República (…)", declaró Thomas Jolly en BFMTV. En Francia, la Iglesia Católica y, sobre todo, algunas figuras de la extrema derecha, han criticado varias secuencias de la ceremonia que, por el contrario, ha recibido una acogida entusiasta entre casi toda la izquierda y los miembros del Gobierno de Emmanuel Macron.

¿Fue La Última Cena? "No fue mi inspiración", respondió Thomas Jolly. "Creo que quedó bastante claro: Dioniso llega a esta mesa. Está ahí, pues, porque es dios de la fiesta (…), del vino, y padre de Sequana, diosa ligada al río", contestó. "La idea era más tener un gran festival pagano conectado con los dioses del Olimpo…", continuó.

Respecto al cuadro que representa a María Antonieta decapitada (con la cabeza entre los brazos) en la Conciergerie, Jolly aseguró que no hubo ninguna "glorificación de este instrumento de muerte que fue la guillotina. Utilizamos nuestro trabajo para regenerar. No para que progrese la división y el odio, creo que hemos hecho un poco de paz, sería una lástima que fuera al revés", subrayó en la cadena francesa.

Aunque la portavoz del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos explicó que "nunca hubo ninguna intención de faltar el respeto a ningún grupo religioso y nuestra intención era la de celebrar la tolerancia con la comunidad, algo que creemos que conseguimos, pedimos perdón si alguien se sintió ofendido". La repetición de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París no se puede ver en Youtube desde todos los países.

La extrema derecha y los obispos, de uñas

En este sentido, la representación provocó la irritación de los obispos franceses, quienes publicaron un duro comunicado. "La ceremonia ofreció al mundo entero maravillosos momentos de belleza, alegría, pero incluyó escenas de escarnio y burla del cristianismo", empezaron.

"Queremos que comprendan que el festival olímpico va mucho más allá de los prejuicios ideológicos de unos pocos artistas. El deporte es una actividad humana maravillosa que alegra profundamente los corazones de deportistas y espectadores. El olimpismo es un movimiento al servicio de esta realidad de unidad y fraternidad humana", remataron.

Foto: Desalojo de un campamento de refugiados a las afueras de París antes de los Juegos Olímpicos. (Collectif Accès au Droit)

"Es difícil apreciar las pocas escenas logradas, entre las María Antonietas decapitadas, el trío que se besa, las drag queens, la humillación de la Guardia Republicana obligada a bailar al ritmo de Aya Nakamura y la fealdad general de los trajes y la coreografía", escribió en redes sociales Marion Maréchal, nieta del líder histórico de extrema derecha francesa, Jean-Marie Le Pen y sobrina de Marine Le Pen.

Acusados de propaganda 'woke'

La eurodiputada gala, que vio la ceremonia de apertura con sus hijos, lamentó "un intento desesperado de celebrar los valores del deporte y la belleza de Francia en medio de tan burda propaganda woke". "¡Qué vergüenza! ¡Aya Nakamura de ninguna manera! La inauguración de los Juegos Olímpicos es un saqueo de la cultura francesa", afirmó Julien Odoul, portavoz de Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen.

Por su parte, el líder y periodista ultra Eric Zemmour también disparó a quemarropa al catalogar la ceremonia como "un espectáculo político hasta las puntas de las uñas fluorescentes de las drag queens. Un espectáculo de mal gusto, hasta la cabeza cortada de María Antonieta. Un espectáculo falsamente subversivo, hasta Philippe Katerine que baila desnudo en medio de una fea parodia de la Última Cena", remarcó.

"La verdad es que los grandes artífices de este espectáculo (Macron, Boucheron, Hidalgo, etc.) han tomado como rehén la belleza de París, el escenario más bello del mundo. Pero estas personas no somos nosotros. No nos representan. Son ajenos a lo que somos. Enemigos de lo que éramos. Quieren imponernos una visión del Hombre que no es la nuestra. Una visión de Francia que no es la nuestra, que rechazamos, que los propios extranjeros descubren con asombro o tristeza. Mi abuela habría concluido: ¡hasta el cielo lloraba!", cerró el galo. La bola de nieve aumenta con las horas y sigue sin frenar.

Emmanuel Macron había prometido una "ceremonia inaugural única y espectacular en los Juegos Olímpicos más inclusivos de la historia". En el tiro de salida oficial de la cita olímpica parisina, que recorrió la historia, la cultura, literatura y arte de los galos y aupó a algunos de los personajes deportivos más famosos de la historia reciente, no todos quedaron satisfechos. Es más, la extrema derecha y los obispos franceses están indignados y enfadados y el cabreo no disminuye ni aunque caigan las medallas en cascada para los franceses.

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