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"No te miran la entrada": picardía y locura para no perderse el debut de Rafa Nadal en París
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EN ROLAND GARROS

"No te miran la entrada": picardía y locura para no perderse el debut de Rafa Nadal en París

La expectación por el debut del balear en el cuadro individual se notó desde el metro. Hubo largas colas en el acceso y numerosos españoles, que no se perdieron esta gran cita

Foto: Nadal festejó con rabia su triunfo. (Europa Press)
Nadal festejó con rabia su triunfo. (Europa Press)

Estamos en la línea 10 del metro de París, no en el de Madrid, por aclararlo. Pero se escucha más español que francés y un nombre prima por encima del resto en las conversaciones: Rafa Nadal. Aquí no importa la nacionalidad, porque hay franceses, chilenos, españoles, ingleses, brasileños… Todos tienen un interés común en esta visita a Roland Garros: ver al rey de Francia, cuya monarquía absoluta se extiende desde hace 19 años.

El tráfico está cerrado, con numerosos grupos que caminan hacia la pista. Allí, aparece un matrimonio británico con su hija, visiblemente nerviosos. "Compramos las entradas hace tres o cuatro meses", comentan sobre su visita a París. "Tenemos tres entradas para ver el día entero de tenis y no ha sido precisamente barato. Hemos pagado más de 100 euros cada uno para estar aquí. Pero estamos deseando ver a Rafa, por eso ha merecido la pena".

Las incógnitas en torno a la posible retirada del balear eran el denominador común en la previa en el metro, donde todavía se desconocía si jugaría o no. "¿Sabéis si juega Nadal o no?", preguntan en inglés dos chavales valencianos, Adrián y Enric, intrigados por saber si Rafa estará en la pista. "Menos mal, porque pagar 140 euros para no verlo…".

Adrián y Enric confiesan que han venido una semana para ver todo lo que puedan en los Juegos Olímpicos, con un ojo claro para el tenis. Uno de ellos practicó judo en su adolescencia y se alegró muchísimo con la medalla de Fran Garrigós. Estaban contentos tras haber visto a Nadal y a Alcaraz en la jornada previa, en su debut en dobles.

placeholder Nadal festeja uno de los puntos. (Europa Press)
Nadal festeja uno de los puntos. (Europa Press)

Entradas, pero no para ver a Rafa

Ambos han obtenido sus entradas a través de la reventa, en un portal que califican como "fiable", aunque hayan tenido que pagar unos gastos de gestión de 30 euros. "En el partido de dobles, tuvimos que tirar de la picardía española, porque no teníamos entradas para ver a Nadal y a Alcaraz, sino para acceder a las otras pistas. Pero no te miran que sea de un determinado partido, solo que tengas entrada para acceder al recinto, por eso entramos".

Se ven numerosas banderas de España y muchísimas camisetas de la Selección de fútbol. Hay una familia de Madrid que espera para sacarse una foto en la estatua de Rafa Nadal. Cuentan que sacaron las entradas hace tres meses y que consiguieron lo que pudieron. Para su infortunio, no podían ver al español, porque sus tickets eran de otra de las pistas. Si hubieran estado al tanto de la picaresca de Adrián y de Enric…

Foto: Rafa Nadal completó un serio partido en primera ronda. (Europa Press)

Cervezas... sin alcohol

El puesto de almuerzo era el más próximo a la tienda oficial. Se trataba de una brasería en la que los refrescos valían cinco euros, mientras que el agua estaba a 3'5. Las botellas podían comprarse allí, aunque si las llevabas de casa tenías puntos alrededor del estadio para rellenarla de manera gratuita.

Si bebías café, te salía más a cuenta pedirte uno espresso (tres euros) que con leche (5'5). Al igual que ocurrió en la ceremonia inaugural, era un lugar poco recomendable para aquellos que quisieran disfrutar de beberse un par de cervezas con el clima primaveral de París. Había cervezas… pero sin alcohol, cuyos precios variaban de los ocho euros (50 cl) a los 5'5 (40).

Los platos disponibles para la comida no eran los más recomendables para una dieta. Había diversas opciones, entre las que se encontraba hamburguesas (11 euros), patatas fritas (cinco), ensalada de pasta (nueve), sándwich mixto (siete), wrap (siete) y bol de frutas (cinco). Como postre, había galletas (cuatro) y palomitas dulces (cuatro).

placeholder Nadal sacó la garra que le caracteriza. (Europa Press)
Nadal sacó la garra que le caracteriza. (Europa Press)

El interés por la antorcha olímpica

Las opciones de postre no se acababan ahí, porque a escasos metros había un puesto de helados. Allí se podían comprar tarrinas de Ben & Jerry's (4'5 euros), pirulos (3'2), cornettos (cuatro) y de diferentes sabores como almendrado y blanco (4'5).

Si te habías dejado el móvil o la tarjeta de crédito en casa, había solución. Un stand de Visa te permitía conseguir en "cuestión de minutos" una tarjeta de prepago para la estancia en París, aprovechando su patrocinio. Ese lugar, no obstante, era el único de vacío de los diferentes establecimientos ubicados en los aledaños.

Había también una pequeña pista de tenis, disfrutada por los niños, que hicieron largas colas con sus familias para fotografiarse con la antorcha olímpica. La misma atención que recibió Carlos Alcaraz, que entrenaba mientras quedaba apenas una hora para que Rafa debutase. Estaba en una de las pistas anexas, la tres, en un entrenamiento abierto al público y sin apenas espacio en las gradas, repletas de banderas de España.

Foto: Los españoles se abrazan tras superar la primera ronda. (Reuters/Edgar Su)

El entrenamiento de Alcaraz

Los operarios regaron la pista antes de que Carlitos comenzara su entrenamiento. E hicieron lo propio en la que entrenaba Wawrinka, la número dos, aunque la atención al suizo fue menor: apenas había diez personas pendientes de su entrenamiento.

Entrenamientos y partidos (todavía jugaba Sara Sorribes) podían hacer la tarde muy larga, pero no había problemas. Enfrente de uno de los laterales, había un puesto de crepes cocinados al momento. Y con numerosos sabores para elegir: de azúcar, de fresa, de caramelo y de chocolate.

Pendientes de... la F1

Había gente esperando para tomarse uno, pero no tanta como la que jaleó cuando sonó el nombre de Rafa Nadal anunciado en la megafonía. Hay una frase inscrita en las gradas, tanto en inglés como en francés, que quizás explique por qué lo quieren tanto en París: la victoria pertenece a los más tenaces.

Los gritos se retomaron cuando salió a la pista. "Vamos, Rafa"; "allez, Rafa". Todo es cuestión de darle cariño, antes de que dejara las dos bolsas, una en el banco y otra encima de una toalla que él mismo extendió antes de que su rival, Fucsovics, accediera a la pista con indiferencia total del público.

Los golpes de nivel, y la victoria, encendieron a un estadio en el que se escucharon "olés", y no precisamente con un castellano de Burgos. Era una jornada para disfrutar, porque podía ser el último baile en París, aunque algunos vieran en la zona de prensa la carrera de Fórmula 1 en lugar del partido. Cuestión de preferencias.

Estamos en la línea 10 del metro de París, no en el de Madrid, por aclararlo. Pero se escucha más español que francés y un nombre prima por encima del resto en las conversaciones: Rafa Nadal. Aquí no importa la nacionalidad, porque hay franceses, chilenos, españoles, ingleses, brasileños… Todos tienen un interés común en esta visita a Roland Garros: ver al rey de Francia, cuya monarquía absoluta se extiende desde hace 19 años.

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