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España, una momia de mal gusto en los Juegos: sonrojante derrota contra Egipto (1-2)
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España, una momia de mal gusto en los Juegos: sonrojante derrota contra Egipto (1-2)

España pierde contra Egipto en el tercer partido de la fase de grupos. Hizo un partido decepcionante, en el que mostró un pobre nivel de juego y demasiados errores defensivos

Foto: Sergio Camello se lleva las manos a la cabeza en la derrota contra Egipto. (EFE Kiko Huesca)
Sergio Camello se lleva las manos a la cabeza en la derrota contra Egipto. (EFE Kiko Huesca)

Egipto da la campanada y convierte a España en una momia. La Selección de Santi Denia pierde el tercer partido de la fase de grupos en un horrible encuentro en Burdeos. No hizo nada bien el equipo español. Ni en ataque ni en defensa. Fue una Selección mortecina, triste y pagó los errores defensivos con dos goles de un rival que le metió cloroformo al partido. Convirtió a España en un equipo débil y previsible. Le dio la pelota, pero le cerró todos los caminos al gol. La anuló por completo hasta dejarla en evidencia por su falta de peligrosidad y errores defensivos. Samu Omorodion maquilló la derrota, en el minuto 90, con un gol de cabeza.

España pierde prestigio y, lo peor, el primer puesto del grupo. Egipto acaba líder y le da un serio aviso a los de Santi Denia de cómo hay que jugar los partidos en los Juegos Olímpicos. Si quieres el oro hay que competir mejor. Ser valientes, arriesgar, cuidar los pequeños detalles y estar al mismo nivel de intensidad y tensión que el rival. No se gana solo con la calidad y da la sensación de que España se confió o subestimó a los egipcios. La goleada pudo ser peor, en más fallos defensivos, si no es por la actuación de Iturbe en el final del partido. El portero español tuvo más trabajo del que se imaginaba ante una Selección africana que sacó los colores a la española.

El partido de la Selección de Santi Denia fue un espanto. La primera parte de España, que presentó un once con muchos cambios, pero con jugadores acostumbrados a competir en la primera división de la Liga, fue decepcionante. No supo ni pudo generar peligro ni ser un equipo incisivo. Se jugó a lo que quiso Egipto, una Selección que no había recibido ningún gol en los dos primeros partidos de los Juegos. Era de esperar que el equipo africano se metiera atrás, no dejara espacios y fuera más defensiva. Pero no se podía imaginar el pobre nivel que dio el equipo de Santi Denia en el primer periodo.

El castigo a la falta de ideas y un juego previsible, lento, mortecino fue el gol de Egipto. Llegó a falta de cinco minutos para el descanso en un balón largo que pelearon los egipcios con más determinación y agresividad. Miguel Gutiérrez fue flojo al balón dividido, perdió el duelo y propició el ataque de Egipto. Acabó en un golpeo desde la frontal del área de Ibrahim Adel. Envió el balón a la escuadra de Iturbe. El portero no pudo hacer nada y España pagó la pasividad y fragilidad de una mala acción defensiva.

placeholder Iturbe no llega al balón que supone el primer gol de Egipto. (EFE  Kiko Huesca)
Iturbe no llega al balón que supone el primer gol de Egipto. (EFE Kiko Huesca)

Lo mejor de España hasta el momento fue un disparo de Marc Pubill al poste de la portería egipcia. Nada más de peligro en un ataque que tenía a Samu Omorodion y Sergio Camello. Los dos delanteros muy desacertados. Omorodion, peleón, tenía problemas para girarse a la portería. No cazaba ninguno de los balones colgados al área.

Fútbol lánguido

España estaba anestesiada por Egipto. Anulada por el cerrojo de una Selección que se le atragantó. Para salir del atasco hay que meterle chispa al juego y España fue un equipo lánguido. Empezó volcando el juego por la banda derecha con las acciones de Diego López, el que más intentó desequilibrar en el uno contra uno. Fue de más a menos. Por la otra banda se esmeró Miguel Gutiérrez en poner centros que se perdían en el área.

Una España inofensiva, débil, sin riesgo y plana se fue al descanso con malas sensaciones. Egipto, con orden y compromiso, le puso en aprietos con poco. Un gol y una ocasión en un disparo del egipcio Kouka que obligó a Iturbe a realizar un paradón. España necesitaba un cambio de actitud y de ritmo en el juego. Ser más viva, asustar, arriesgar y salir de la lentitud en la circulación del balón.

Santi Denia hizo un doble cambio para empezar la segunda parte con Sergio Gómez y Juanlu. Más verticalidad, capacidad para intimidar y buscar la contundencia. Salieron del campo Aimar Oroz y Marc Pubill. El seleccionador tenía que agitar el partido, sacar al equipo de la espesura y encontrar otros registros que le dieran profundidad al juego de ataque. Subió el ritmo en el inicio de la segunda parte y Camello estuvo cerca de marcar el empate en un disparo cruzado.

placeholder Samu Omorodion disputa un balón en una acción contra Egipto. (EFE  Kiko Huesca)
Samu Omorodion disputa un balón en una acción contra Egipto. (EFE Kiko Huesca)

España subió en intensidad y presión para recuperar la pelota. Con el dominio del balón, las largas posesiones y la paciencia no era suficiente para atemorizar a los egipcios. Santi Denia ordenó subir la aceleración para conseguir el gol del empate y no caer en la ansiedad. No era fácil, pese a la mejoría. Egipto era una roca y Samu Omorodion estaba torpe con la pelota. España buscaba a su delantero, pero Samu, incómodo y batallador, se enredaba con la pelota. Pudo cazar el gol de la honra.

En el mejor momento se produjo otro error de España. Un balón largo del portero de Egipto acabó en una mala cesión atrás de Pacheco a Iturbe y el balón lo cazó Ibrahim Adel. Hizo el segundo para los egipcios en otra horrible acción defensiva. Santi Denia metió más artillería: Fermín y Pablo Barrios por Bernabé y Turrientes. España había mejorado, pero los errores atrás, los despistes la condenaron. Una derrota de las que duelen. El gol de Samu Omorodion llegó tarde para la reacción. La Selección de Santi Denia deja dudas para el partido de cuartos.

Egipto da la campanada y convierte a España en una momia. La Selección de Santi Denia pierde el tercer partido de la fase de grupos en un horrible encuentro en Burdeos. No hizo nada bien el equipo español. Ni en ataque ni en defensa. Fue una Selección mortecina, triste y pagó los errores defensivos con dos goles de un rival que le metió cloroformo al partido. Convirtió a España en un equipo débil y previsible. Le dio la pelota, pero le cerró todos los caminos al gol. La anuló por completo hasta dejarla en evidencia por su falta de peligrosidad y errores defensivos. Samu Omorodion maquilló la derrota, en el minuto 90, con un gol de cabeza.

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