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De camaleón a guepardo, Marc Márquez es un auténtico depredador
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su 'HAT-TRICK' NO SE REPETÍA DESDE HACE 43 AÑOS

De camaleón a guepardo, Marc Márquez es un auténtico depredador

El camaleón ha dejado paso al guepardo. Márquez es un auténtico depredador: tres poles y tres victorias, algo que no se veía desde Giacomo Agostini (1971)

Foto: Márquez, más líder después de la carrera de Argentina (Repsol Media | Jaime Olivares y Friedemann Kirn)
Márquez, más líder después de la carrera de Argentina (Repsol Media | Jaime Olivares y Friedemann Kirn)

Marc Márquez ha firmado un ‘hat-trick’, pero no lo ha hecho dentro de un campo de fútbol. Su triplete comenzó en Qatar, continuó en Austin y se ha rematado en Argentina. Nada más y nada menos. El dominio del piloto de Honda es tan insultante que no se limita sólo a las victorias, se hace extensible a las sesiones de clasificación. Desde que Giacomo Agostini lo consiguiese en 1971, ningún piloto había encadenado tres victorias consecutivas junto a tres poles. Hasta que ha llegado el actual campeón y ha borrado de su particular lista de records el nombre del italiano. En la previa destacábamos la capacidad innata de Márquez para adaptarse a escenarios completamente nuevos. El camaleónha dejado paso al guepardo de los domingos. Marc es un auténtico depredador.

“Ha sido fantástico” comentaba en el ‘parc fermé’ con su habitual sonrisa. A pesar de su monólogo, no hay lugar para el aburrimiento cuando Márquez se sube a la Honda. En el trazado de Termas de Río Hondo, Marc sacó el estratega que lleva dentro. Una vez más, Jorge Lorenzo le dio una lección de cómo debe arrancar la carrera todo un campeón y, esta vez, lo hizo con el semáforo en verde. El de Yamaha lideró hasta que no le quedó más remedio que rendirse a la evidencia: las Honda son más fuertes que su máquina. La salida de Márquez le dejó quinto, llegó a ser sexto, pero no tardó en retomar el dominio exhibido durante el fin de semana.

placeholder Marc después de cruzar la meta (Repsol Media | Jaime Olivares y Friedemann Kirn).

Marc redujo distancias en la pista y en el crono. Pasó de estar a algo más de un segundo de Jorge Lorenzo a situarse a medio y cuando el de Yamaha sintió el aliento del líder, éste se agazapó, se armó de paciencia y esperó el momento para saltar sobre su presa mientras descansaba para lo que estaba por venir. A nueve vueltas del final, se hizo con el liderato de la carrera y no volvió a perder posiciones mientras rebajaba tiempos una y otra vez con un ritmo bárbaro. Después de ser el primero en ver la bandera de cuadros, Márquez desvelaba que “tenía pensado atacar al final, cuando quedasen diez, nueve u ocho vueltas”. Y sobre la marcha, varió sus planes. Igual que sucedió en Qatar cuando a cinco minutos del inicio cambió sus neumáticos.

placeholder Márquez y Lorenzo durante la carrera en Argentina (Repsol Media | Jaime Olivares y Friedemann Kirn).

Improvisar le salió bien una vez, ¿por qué no una segunda? Dicho y hecho. Marc explicaba sus razones: “Justo en la novena he visto que Dani nos estaba cogiendo un poco y he pensado que era el momento de seguir manteniendo la distancia. Obviamente hemos tenido que tomar algunos riesgos, pero ha sido bonito”. Y es que en Argentina, Márquez ha tirado de estrategia de principio a fin. En la primera jornada reconoció que aquella mañana sacrificó “un poco el entrenamiento para intentar guardar neumáticos. Se destrozaban muchísimo, así que he mantenido los mismos durante toda la sesión para tener más neumáticos para las siguientes sesiones. Esa ha sido la razón, pero no lo podía decir en ese momento”.

En Argentina, Marc Márquez ha demostrado que aún le quedan trucos en su chistera. Igual que en Austin, demostró que es de los más rápidos en adaptarse a nuevos trazados y condiciones diferentes. A la hora de la verdad, en el momento en el que los semáforos cambian de color, su faceta más camaleónica dejó paso al depredador que lleva dentro, del piloto que se adapta a cualquier entorno al que nada consigue saciarle su hambre voraz. Márquez acaba con todo lo que aparezca en su horizonte: records, rivales, cronos, victorias… Y el Mundial acaba de empezar.

Marc Márquez ha firmado un ‘hat-trick’, pero no lo ha hecho dentro de un campo de fútbol. Su triplete comenzó en Qatar, continuó en Austin y se ha rematado en Argentina. Nada más y nada menos. El dominio del piloto de Honda es tan insultante que no se limita sólo a las victorias, se hace extensible a las sesiones de clasificación. Desde que Giacomo Agostini lo consiguiese en 1971, ningún piloto había encadenado tres victorias consecutivas junto a tres poles. Hasta que ha llegado el actual campeón y ha borrado de su particular lista de records el nombre del italiano. En la previa destacábamos la capacidad innata de Márquez para adaptarse a escenarios completamente nuevos. El camaleónha dejado paso al guepardo de los domingos. Marc es un auténtico depredador.

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