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Volvo Ocean Race, la arriesgada aventura de surcar cinco mares
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uNA VUELTA AL MUNDO DE 40.000 MILLAS Y 9 MESES

Volvo Ocean Race, la arriesgada aventura de surcar cinco mares

La Volvo Ocean Race es una competición llena de aventura con un único objetivo, el de llegar sano y salvo después de surcar a vela 5 mares en 9 meses

La Volvo Ocean Race es una competición llena de aventura y de riesgos y con un único objetivo, el de llegar sano y salvo después de surcar a vela cinco mares durante 9 meses y recorrer 39.000 millas náuticas.

En la VOR no hay un premio final para los vencedores, solo la satisfacción del ganador de haber llegado antes que el resto. La edición de este año salió el pasado el fin de semana del puerto de Alicante -como lo había hecho en las tres anteriores ediciones- y los siete veleros participantes en esta edición ya han llegado al Atlántico. Desde allí han puesto rumbo a Ciudad del Cabo, donde acaba la primera etapa después de 25 días de navegación, tras pasar por la isla brasileña de Fernando de Noronha, cerca de Río de Janeiro.

A continuación, los participantes pondrán rumbo a Abu Dabi, de allí a la isla china de Sanya, a Auckland, en Nueva Zelanda, a Itajal, de nuevo en Brasil, a la localidad estadounidense de Newport, para finalmente cruzar el Atlántico rumbo a Lisboa.

Las dos últimas etapas ya son más cortas, con 600 millas y 1.000 millas respectivamente, hasta llegar a su destino final, en Gotemburgo, la cuna de la marca Volvo, que es el principal patrocinador de la prueba transoceánica. Una vez en Suecia, las peligrosas corrientes del Océano Índico o las olas de más de 15 metros a las que tendrán que enfrentarse en el Cabo de Hornos serán ya historia. Los participantes habrán cruzado cinco mares y tocado once puertos en los cinco continentes.

Para esta competición, que es como una vuelta al mundo por mar que se disputa cada tres años, todos los participantes disponen exactamente del mismo barco y sólo la estrategia y el saber hacer de sus tripulantes les permitirá completar cada una de las nueve etapas de las que consta la presente edición. Y hacerlo con el tiempo más rápido.

En la jornada previa a la salida de Alicante tuve la oportunidad de subir a bordo del barco español, en esta ocasión el Mapfre. Es increíble que en ese espacio tan pequeño puedan vivir nueve personas durante nueve meses. Unas incómodas y pequeñas literas les acogerán por turnos para el necesario descanso. Para ello, sólo disponen de cuatro horas, de las que una se dedica a comer o asearse, y otras tres horas a dormir de verdad. Y es que mientras unos duermen el resto se ocupan de llevar el barco lo más rápido posible.

La tripulación está formada por nueve personas que se van turnando. De ellos realmente son ocho regatistas, mientras que al noveno se le llama 'reportero', y es el que se ocupa de tomar imágenes y, al tiempo, controlar que todos coman cuantas veces tengan que hacerlo porque el trabajo es tal en el barco que es imprescindible reponer fuerzas para seguir adelante. Es muy importante la labor del reportero en este sentido, porque debe controlar que todo el mundo come y bebe todo lo necesario. De lo contrario, con la tensión de los momentos difíciles, algunos dejarían de comer o beber y eso afectaría inmediatamente a su rendimiento. Y este debe ser óptimo siempre para que todo vaya bien.

En condiciones normales, cuando el barco va en línea recta y no hay tormentas ni complicaciones, en la cubierta van tres personas. Pero, si las condiciones cambian, todos deben estar preparados para salir a luchar con el mar. En realidad, a bordo no hay nada normal y prueba de ello es que ir al servicio cuando el mar está en calma significa visitar la cubierta y regalarle al mar lo que les sobra.

La comida es liofilizada y muy energética, con el triple de las calorías de lo que se necesitarían en condiciones normales. Pero hay que tener en cuenta que los tripulantes pueden perder entre 10 y 12 kilos. El agua es de depuradora siempre, porque hay que ahorrar el máximo de peso.

Con estas condiciones, imaginarse lo dura que resulta la vida a bordo es bastante fácil. Pero, la Volvo Ocean Race es una aventura que engancha. Y no ha terminado una edición cuando ya los participantes comienzan a preparar la siguiente, aunque queden tres años para ello.

En todos los equipos debe haber al menos dos tripulantes que no tengan los 30 años cumplidos y también otros dos que posean conocimientos médicos para practicar primeros auxilios, administrar medicamentos por vía intravenosa, hacer suturas o, incluso, realizar empastes. Son algunas de las normas de la regata más dura del mundo.

En alta mar, cada equipo tiene su estrategia y la experiencia y los conocimientos del mar son imprescindibles. Cada tripulación recibe la posición de sus rivales cada quince minutos y pueden variar algo del recorrido para mejorar el resultado. Por ejemplo, cuando salen del estrecho de Gibraltar tienen que llegar a Ciudad del Cabo con una parada intermedia en un punto de Brasil. Unos optan por continuar hacia Ciudad del Cabo más pegados a la costa africana y otros más cerca de la sudamericana. Pero aun así, la competencia es tan grande que en la pasada edición las diferencias entre los dos primeros barcos para atravesar el Atlántico fue de un minuto, en una travesía de veinticinco días.

Decíamos que los siete barcos que participan son idénticos ya que han sido fabricados por un mismo equipo humano y con los mismos materiales. Para hacerlos aún más iguales, si hay que hacer alguna reparación o cambio, éste debe ser autorizado por la organización.

Una victoria sin premio. Es curioso pero en una competición tan dura como ésta, el equipo ganador no tiene ningún premio en metálico. El galardón es lograr la victoria, ser el primero y ganar a los otros. El único objetivo es vivir una aventura inolvidable, y si es posible llegar el primero. Pero si es necesario se ayudan unos a otros, porque lo menos importante es la victoria.

El pasado fin de semana, sesenta y tres personas comenzaron una gran aventura que les llevará a recorrer en sus barcos casi 40.000 millas y dar la vuelta al mundo, pero detrás de todo esto hay un gran equipo humano. La oficina central de la Volvo Ocean Race está en el puerto de Alicante de donde tomaron la salida los participantes. Allí, en el Museo de la VOR, se encuentra la oficina permanente en la que siempre hay un equipo controlando la posición y la situación de todos los barcos participantes, pendientes de cualquier emergencia.

Los equipos que participan este año en la Volvo Ocean Race son: Team SCA (Suecia), Abu Dhabi Ocean Racing (Emiratos Árabes Unidos), Dongfeng Race Team (China), Team Brunel (Países Bajos), Team Alvimedica (EE.UU. y Turquía), Team Vestas Wind (Dinamarca) y Mapfre (España).

Con el patrocinio de esta vuelta al mundo, Volvo ha sabido hacer una operación de marketing realmente genial y más teniendo en cuenta que la última edición tuvo más de 1.550 millones de seguidores por televisión en todo el mundo, más incluso que la Fórmula 1.

Para los aficionados, hay una página web para seguir la regata: www.volvooceanrace.com. En ella se da a conocer la situación de los barcos en tiempo real. Además, hay aplicaciones específicas para smartphones para saber cómo van los barcos y donde están en todo momento.

La Volvo Ocean Race es una competición llena de aventura y de riesgos y con un único objetivo, el de llegar sano y salvo después de surcar a vela cinco mares durante 9 meses y recorrer 39.000 millas náuticas.

Alicante Mapfre