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La leyenda del 'Olivo Mecánico' que derrocó a la dictadura azulgrana
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La leyenda del 'Olivo Mecánico' que derrocó a la dictadura azulgrana

Al segundo curso en División de Honor, el Jaén quería más y ya tiene mucho más de lo que había siquiera soñado: la Copa de España. Los playoffs son el próximo paso para los andaluces

Foto: La leyenda del Jaén empezó en Ciudad Real (Fotos: LNFS.es).
La leyenda del Jaén empezó en Ciudad Real (Fotos: LNFS.es).

Dicen los que lo han vivido que cuando se atraviesa la provincia de Jaén, un intenso aroma elimina cualquier otro olor del ambiente. La raíz del olivo es más feliz en ese lugar bañado por el sol y las refrescantes aguas del Guadalquivir. El aceite lo impregna todo, es la vida de miles de jienenses y el disfrute de millones de personas que se aprovechan de la buena cosecha que siempre se genera por estas zonas andaluzas. La mayoría de los expertos coinciden en lo muy recomendable que resulta su consumo para la salud y los que no lo hacen es porque tienen el paladar profundamente atrofiado. Pero a su vez, asumen con desdén que una vez caliente, deja de ser todo lo bueno que es. El Jaen Fútbol Sala es más o menos así. Y en Ciudad Real lo calentaron 1.500 gargantas a fuego vivo. A tan alta temperatura llegó, que no hubo nadie capaz de enfriarlo en el Quijote Arena.

El fútbol sala español ha perdido parte del encanto que tuvo hace uno o dos lustros. Los medios de comunicación han colaborado a la hora de apartar de las primeras planas (bueno, en realidad, de las segundas, pocas veces se destacó por encima de los clásicos deportes preponderantes), pero especialmente lo ha hecho la FIFA, con sus probaturas de normas que una vez se apreciaron inútiles o poco agradables, se quedaron agarrados a esta elegante disciplina como una cría de koala a la pelambrera de su madre. El fútbol de salón se llama así por su belleza y delicadeza, pero la FIFA lo utiliza como conejillo de indias para el deporte mayor. ¿Se imaginan un 0-0 en un partido? Pasó, lo protagonizó precisamente el Jaén ante ElPozo en la jornada 2 de la Liga regular.

Pero si algo tiene hermoso el actual fútbol sala son sorpresas como la de este fin de semana en la ciudad manchega. El Jaén era poco más que el compañero de viaje agradable en el sorteo de la Copa de España, más por su escasa tradición en la élite que por una desventaja palpable con los contrarios. Le tocó precisamente a ElPozo testar la evolución del primer equipo andaluz que participaba en el torneo. Una vez sobre el parqué de un pabellón que ha vivido tanta gloria en balonmano, el Jaén ya tenía poco de amigable, sino más bien era una piedra en el zapato de estas que dejan cardenales. Los murcianos sucumbieron 2-4 en lo que ya era, hasta ese instante, la mayor gesta de la historia del fútbol sala jienense.

Claro que la proeza no iba a quedarse ahí. Como si se tratase de la Grecia que viajaba a Portugal sólo con hospedaje hasta el final de la fase de grupos y después tuviese que ir ampliando la estancia hasta dormir con la copa. El millar y medio de aficionados vestidos de amarillo se quedaron en Ciudad Real un día más, aunque eran los que más fácil tenían para desplazarse, puesto que hay poco más de 160 kilómetros entre las dos capitales provinciales. La historia del Jaén no podía continuar sin un momento de épica, de todo o nada. Se encontró en semifinales con los que todos daban por eliminados una ronda antes, el Burela, y tuvo que ser la tanda de penaltis la que citase al Jaén con el Barça en la final.

El Jaén barrió al Barça. Cuesta creerlo, pero es cierto. Y digo cuesta creerlo porque el Barça en la LNFS es como el Bayern en la Bundesliga: todo lo que reluce, se lo compra. Y claro, al final consigue lucir unos atuendos de alta etiqueta. Como el pasado verano: si destaca Batería, se lo lleva. Así es difícil competir contra ellos. Lo hace Interviú, campeón el curso pasado del doblete, y lo intenta ElPozo, pero es complicado. Y quién iba a decir que el último en llegar, sería el que lo iba a golear. Sí, golear, porque el partido acabó 4-6, pero ese 2-6 a falta de cinco minutos es duro de pelar. Ahora, el año que viene muchos de los que este domingo ganaron la Copa la jugarán vestidos con otros colores.

Hasta entonces, el Olivo Mecánico ya ha registrado su nombre entre los mitos del fútbol sala nacional. El reto ahora es no frenarse con la Copa, seguir mirando hacia arriba como hicieron este verano. No se contentaron con salvar la categoría un año más. Al segundo curso en División de Honor querían más y ya tienen mucho más de lo que habían siquiera soñado. Los playoffs son el próximo paso. Si una vez pudieron con los grandes, ¿por qué no dos? No estamos hablando de un equipo cualquiera, señoras y señores, que el Jaén fue bicampeón de Europa en el 91 y en el 92 (aunque fuera en un torneo que no organizó la FIFA, sino la Unión Europea de Fútsal).

Dicen los que lo han vivido que cuando se atraviesa la provincia de Jaén, un intenso aroma elimina cualquier otro olor del ambiente. La raíz del olivo es más feliz en ese lugar bañado por el sol y las refrescantes aguas del Guadalquivir. El aceite lo impregna todo, es la vida de miles de jienenses y el disfrute de millones de personas que se aprovechan de la buena cosecha que siempre se genera por estas zonas andaluzas. La mayoría de los expertos coinciden en lo muy recomendable que resulta su consumo para la salud y los que no lo hacen es porque tienen el paladar profundamente atrofiado. Pero a su vez, asumen con desdén que una vez caliente, deja de ser todo lo bueno que es. El Jaen Fútbol Sala es más o menos así. Y en Ciudad Real lo calentaron 1.500 gargantas a fuego vivo. A tan alta temperatura llegó, que no hubo nadie capaz de enfriarlo en el Quijote Arena.

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