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Madrid atrae a la élite del rugby con la mente puesta en organizar la Copa del Mundo de 2035
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Una ocasión única

Madrid atrae a la élite del rugby con la mente puesta en organizar la Copa del Mundo de 2035

Juana Stella es la aparición del año en el rugby español con solo 17 años. Jugadoras de la talla de Woodman-Wickliffe, Ilona Maher y Charlotte Caslick también estarán presentes

Foto: Juana Stella celebra la victoria con España. (Imagen cedida)
Juana Stella celebra la victoria con España. (Imagen cedida)

El público que acuda al Civitas Metropolitano de Madrid para presenciar las finales de la HSBC Rugby Series tendrá ocasión de ver en acción durante tres días seguidos a las mejores jugadoras del mundo en la modalidad de rugby seven. Será una prueba de fuego para potenciar la candidatura de España de cara a organizar la Copa del Mundo de 2035. Estarán entre los días 31 de mayo y 2 de junio, si no hay lesiones de por medio, mujeres de la talla de Portia Woodman- Wickliffe (Nueva Zelanda), Charlotte Caslick (Australia) o Ilona Maher (Estados Unidos).

Las españolas, que se han quedado en esta ocasión fuera de los Juegos Olímpicos, tienen una oportunidad de oro para demostrar su valía ante su público. Su nivel ha mejorado en los últimos años, pero eso es algo que se tiene que visualizar en el terreno de juego. De poco valen ya las palabras si no van acompañadas de resultados. Juana Stella, una chica de tan solo 17 años, seguro que dará mucho que hablar. La joven promesa del seven femenino nació en Argentina. Su abuelo, su padre y su hermano jugaron en el Pucará, un club con más de 80 años de historia situado en la provincia de Buenos Aires.

Stella, sin embargo, probó antes con el hockey "que era lo que más se estilaba entre las chicas" y con la danza "hasta que pronto descubrí que no era lo mío". Nada más cumplir siete años su familia se instaló en El Campello (Alicante). "Mi papá fue uno de los fundadores del Alicante Rugby Club y mi hermano juega con los seniors". Ella y su hermana Delfina, "aunque todo el mundo le conoce como Delfi", comenzaron en el rugby "por probar algo distinto" con suerte dispar. Tan es así que su hermana colgó muy rápida las botas. "Es que se rompió el cruzado dos veces y dijo 'hasta aquí hemos llegado'".

placeholder Stella firma unos autógrafos tras un entrenamiento. (Imagen cedida)
Stella firma unos autógrafos tras un entrenamiento. (Imagen cedida)

La gran esperanza del rugby español

Recién estrenados los 17 años, debutó en octubre del año pasado con la selección en un torneo disputado en Elche. Stella es joven para intuir qué le depara el futuro pero lo suficientemente madura como para soñar en llegar algún día a ser jugadora profesional. Sabe que hay que ir "paso a paso" y que tiene que labrarse un porvenir al margen del rugby, un deporte del no se puede vivir toda la vida. De momento, estudia segundo año de bachillerato en la rama científica en el Centro de Alto Rendimiento de Cheste (Valencia) para deportistas. Quiere orientar su vida después del rugby en algo relacionado con el deporte y salud "como fisioterapia o alimentación".

Los fines de semana los reserva, si no hay competición de por medio, para pasear por la playa con Rumba, su perra de agua que lleva el pelo rapado con rastas en la cabeza a modo de adorno. "Se mete en el agua y disfruta como una loca", afirma. Aprovecha su tiempo libre o sus largos desplazamientos en avión para ver una y otra vez la saga de Harry Potter. "Me la he visto ya más de ochenta veces", dice sonriendo. También le gustan las películas de Disney como Coco o los dibujos animados de Tom y Jerry. "Voy de niña", se justifica también riéndose.

placeholder Stella, jugadora de la Selección Española de Rugby. (Imagen cedida)
Stella, jugadora de la Selección Española de Rugby. (Imagen cedida)

En las concentraciones la música que suelen poner sus compañeras es reggaetón, o si no, canciones de Quevedo, Pablo Londra o Anuel AA. Ya cuando está sola prefiere escuchar cumbia argentina "que acá no la conoce nadie". De sus viajes se queda con el verde de Singapur y Hong Kong, la majestuosidad de Vancouver o las inmensas playas de Perth en Australia. Stella no es nada maniática a la hora de saltar al terreno de juego "aunque cuando me acuerdo llevo una media subida y otra bajada para que mi mamá me reconozca". Puede resultar extraño que siendo tan joven no se fije en ninguna jugadora extranjera para tratar de imitarla.

Sin embargo, se deshace en halagos cuando menciona a su capitana Anne Fernández de Corres. "Mi entrenador siempre me había hablado de ella y me la ponía como ejemplo, y ya ahora es una locura porque estoy jugando con ella y sigo sin creérmelo". Alaba hasta los gustos musicales de la vitoriana a la hora de seleccionar las canciones que suenan durante los calentamientos antes de un partido. "Pincha muy bien porque nos pone remix con canciones modernas y hace que suba la energía".

Portia Woodman-Wickliffe

Si una mujer maorí puede hacer algo de sombra en el rugby a Jonah Lomu en Nueva Zelanda, esa es Portia Woodman- Wickliffe. Leer su amplio curriculum deportivo lleva su tiempo. Así que, por abreviar, cabe definirla como la mejor jugadora de todos los tiempos. Es una auténtica acaparadora de premios a nivel individual y colectivo, tanto en la modalidad de seven como del XV. A punto de cumplir 33 años, Woodman solo soñaba de niña con participar como velocista en unos Juegos Olímpicos. En su caso, no se cumplieron. Al menos como ella hubiera deseado. Sin embargo, la vida le iba a dar otra oportunidad cuando a los 21 años consiguió debutar con las Black Ferns. También ayudó lo suyo para decantarse por el balón ovalado el hecho de que su padre Kawhena y su tío Fred hubieran jugado en los míticos All Blacks.

Para tener una idea más aproximada de los que significa Woodman en el mundo rugbístico, basta recordar que llegó a estar en el top 10 de una lista de las personas más influyentes en el rugby mundial por encima incluso de sus homólogos en los All Blacks y solo dos puestos por debajo del exseleccionador neozelandés Steve Hansen. Por cierto, era la única mujer entre los diez primeros de una lista repleta de nombres masculinos.

placeholder Portia Woodman-Wickliffe, en acción. (EFE/Steven Markham)
Portia Woodman-Wickliffe, en acción. (EFE/Steven Markham)

Su faceta de jugadora le obliga a viajar por todo el mundo durante muchos meses al año y eso le hace añorar aún más su casa en Tauranga, en la isla norte del país, que comparte con su pareja, la también jugadora internacional Renee Wickliffe, y su hija Kaia. Muy cerca de su vivienda está la paradisiaca playa de arena blanca de Mount Maunganui, en las faldas de una montaña volcánica del mismo nombre. Allí practica el surf durante los meses de verano y es el lugar, como ella misma se encarga de repetir, "bueno para mi espíritu porque la playa me trae paz y hace que pueda cargar las pilas para la próxima competición".

Como muchas otras jugadoras de élite, la neozelandesa también trata de dar ejemplo fuera del campo. No duda en participar en campañas de promoción del rugby o de ayuda a las personas con menos recursos. De ahí que ella, junto a sus compañeras de equipo del Semco Northland Kauri, colaboraran con una iniciativa promovida por la asociación The Warehouse en colaboración con The Period Place para abordar la pobreza menstrual en la región. Un estudio basado en entrevistas a 15 jugadoras internacionales fue bastante esclarecedor.

placeholder La jugadora celebra una victoria. (Reuters/Tyrone Siu)
La jugadora celebra una victoria. (Reuters/Tyrone Siu)

El 93% de las atletas admitió haber tenido síntomas relacionados con el ciclo menstrual. De ellas, el 33 por ciento percibió sangrado abundante y el 67 por ciento consideró que dichos síntomas perjudicaban su rendimiento. Total, que dos tercios de las jugadoras confesaron que se automedicaban para aliviar esos síntomas. Woodman fue elegida embajadora local de la iniciativa y no le hizo ascos. Al contrario.

La estrella del seven abogó para que las chicas con escasos recursos pudieran tener al alcance de sus bolsillos el dinero que les permitiera adquirir productos para la menstruación y no ver restringida su participación en cualquier evento deportivo. "Para mi es un orgullo participar en esta campaña alentando a nuestras familias y a toda la comunidad a involucrarse en una cuestión a veces poco conocida y que puede servir para que ninguna niña sin recursos se pueda quedar sin jugar en la escuela", proclamó.

Ilona Maher

A sus 27 años, Ilona Maher es la jugadora más determinante de la selección de Estados Unidos, además de una afamada influencer a quien no se le ocurre saltar al terreno de juego sin haberse pintado los labios a imagen y semejanza de las top models que desfilan por las pasarelas. Ese estilo de antes muerta que sencilla recuerda al que hace años puso de moda su compatriota ya fallecida, la velocista Florence Griffith, que salía a correr a los estadios hecha un pincel y con sus largas uñas engalanadas de colores chillones. Maher, sin embargo, es de esas chicas que huye de los estereotipos que rigen los cánones de belleza femeninos.

"Comer bien es alimentar tu cuerpo y tu mente, pero también es disfrutar de la vida y de lo que comes", manifestaba en una entrevista en la publicación Eatingwell. Y lo dice una jugadora veloz y de poderosa zancada capaz de percutir con sus más de noventa kilos contra una rival y salir victoriosa. Heredó la afición por el rugby de su padre tras probar antes en otros deportes. Lo del balón ovalado fue un auténtico flechazo. Como ella misma dice, cuando salta al campo "siento como si fuera un lugar donde realmente puedo expresarme como soy y ser quien soy a través de un deporte que amo tanto".

placeholder La estadounidense es un icono. (Reuters/Andrew Kelly)
La estadounidense es un icono. (Reuters/Andrew Kelly)

Maher apenas era conocida en su país cuando en 2018 debutó en el seven frente a Canadá. Todo cambió durante los Juegos Olímpicos de Tokio. Allí comenzó a relatar sus historias personales en su cuenta de TikTok, que a día de hoy es seguida por más de un millón de personas y acumula más de 86 millones de "me gusta". No disimula su gusto por posar ante la cámara. Es más, se trata de algo que hace con relativa frecuencia. En un vídeo bastante reciente aparecía en pantalones cortos con la cámara haciendo un zoom a sus muslos. Quería normalizar el trauma que supone tener celulitis en algunas mujeres.

"Mirad, soy una atleta profesional que corro todos los días, levanto pesas y tengo celulitis por todas partes", proclama sin complejo alguno. El vídeo se hizo viral después de registrar más de 4 millones de visitas. Su red de followers también aplaudió a rabiar otro vídeo publicado hace dos años donde esta enfermera titulada aparecía con un top y pantalones cortos. "Este es el cuerpo de una atleta olímpica. No es perfecto, ni delgado, ni está completamente tonificado pero es mi cuerpo y hace cosas asombrosas por mí", explicaba. No tuvo siempre esa enorme confianza en sí misma. De hecho, en el colegio apenas se relacionaba con otras chicas y su empatía tampoco mejoró lo más mínimo al llegar a la universidad. El rugby cambió su vida. "La confianza la he encontrado al estar cerca de mis compañeras de equipo que son algunas de las mujeres más bellas y fuertes que existen".

Charlotte Caslick

La australiana Charlotte Caslick pasa por ser un icono mundial dentro del seven. A sus 29 años lo ha ganado todo con su selección. Su año de la suerte, sin duda, fue 2016 cuando se subió al podium para colgarse la medalla de oro olímpica y fue designada mejor jugadora del mundo. Este invierno hizo historia en Vancouver al convertirse en la primera mujer en disputar 50 torneos de las World Series. Solo se ha perdido seis desde que debutara en Amsterdam en 2013. En aquel partido salió desde el banquillo recién cumplida la mayoría de edad para doblegar a España por un contundente 31-7. Nunca más volvió a ser suplente.

Entre sus méritos deportivos destaca también por ser la cuarta máxima anotadora de ensayos en las series mundiales. -este año lleva 17 en 35 partidos-, y de formar parte del equipo ganador de la Rugby Cup Sevens 2022. Le queda una espina clavada por la quinta plaza que obtuvo hace tres años en Tokio. La australianas aspiraban a hacer pódium de nuevo hasta que en cuartos de final quedaron eliminadas por Fiyi. Dentro de tres meses tendrán la oportunidad de revancha. Gracias a aquel oro olímpico de Rio de Janeiro Caslick y sus compañeras del seven vieron cómo, de repente, fueron colmadas sus aspiraciones de convertirse en jugadoras profesionales. La ARU (Australia Rugby Union) fue la pionera en su país. Más tarde siguieron sus pasos la propia liga australiana y otros deportes como el cricket.

Foto: Una temporada muy difícil en Sevilla. (Juan Carlos Ogazón)

El caso es que ahora las doce componentes de la selección, con contratos a tiempo completo, cobran desde 41.000 euros anuales a los 121.000 que puede percibir una jugadora de primer nivel como Caslick. La cosa no acaba ahí porque el último convenio colectivo firmado entre la ARU y los clubes prevé una remuneración antes no prevista para los casos de maternidad y embarazo que cubre la totalidad del importe del contrato. Envidia sana genera también el hecho de saber que perciben aportaciones para el cuidado de sus hijos con hasta doce años de edad. El caso es que la australiana no se sentirá ya discriminada respecto a otros jugadores que, como ella, asistieron a la escuela estatal de Brisbane y con el paso del tiempo se convirtieron en estrellas del rugby como su compatriota Samu Kerevi o el fiyano Mosese Rauluni.

Una auténtica líder dentro de su equipo como Caslick lleva siempre el pelo recogido cuando salta al campo con dos coletas anudadas en largas trenzas. Solía jugar con su melena al viento hasta que los árbitros le conminaron a cambiarse de peinado porque su larga cabellera tapaba el número de su camiseta. Ante la posibilidad de tener que cortárselo, optó por las coletas tal vez porque sus alrededor de 150.000 seguidores en Instagram a lo mejor nunca se lo hubieran perdonado.

De su vida privada habla poco. Se sabe que mantiene una relación con Lewis Holland, jugador del seven con Australia, y poco más. Confiesa ser una adicta a las series de televisión, a la lectura y a ir a la playa donde no es nada extraño que se deje fotografiar luciendo tipazo con un sinfín de bikinis que dan para llenar más de un cajón del armario. Por eso tampoco resulta extraño que saliera encantada de su última visita a España para disputar las series mundiales en Sevilla y Málaga. Y es que, además de ganar el torneo con su selección, pudo disfrutar de las magníficas”playas malagueñas, "de un sitio tan fantástico como Sevilla y de un clima genial".

El público que acuda al Civitas Metropolitano de Madrid para presenciar las finales de la HSBC Rugby Series tendrá ocasión de ver en acción durante tres días seguidos a las mejores jugadoras del mundo en la modalidad de rugby seven. Será una prueba de fuego para potenciar la candidatura de España de cara a organizar la Copa del Mundo de 2035. Estarán entre los días 31 de mayo y 2 de junio, si no hay lesiones de por medio, mujeres de la talla de Portia Woodman- Wickliffe (Nueva Zelanda), Charlotte Caslick (Australia) o Ilona Maher (Estados Unidos).

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