El mediano de los Djokovic, un paso "fugaz, simpático y discreto" por El Espinar

En 1999, el tenis salvó a la familia Djokovic de la Guerra de Kosovo gracias al talento que Novak atesora en su raqueta. El actual número uno del mundo es el líder de su clan, pero no es el único que se mueve como pez en el agua en las pistas de tenis. Por detrás de ‘Nole’ surgen Marko, el mediano de los hermanos, y Djordje, el pequeño. La sombra del mayor es alargada y el listón que ha colocado muy alto. A pesar de ello, en los genes de la familia Djokovic hay calidad para todos aunque no repartida de forma equitativa. Lo cierto es que el más parecido a Novak es Djordje mientras que Marko es el menos bueno de una talentosa familia a la hora de empuñar la raqueta. Tanto que, a pesar de perder en su debut en el Open de Castilla y León, el mediano de los Djokovic ha sido el más mediático en la cita que se celebra en El Espinar (Segovia).

A 60 kilómetros de Madrid, en plena sierra, se celebra uno de los torneos con más solera. El Open de Castilla y León acoge, desde 1986, a todos aquellos jugadores que aspiran a formar parte de la élite mundial del tenis. Tanto que por las pistas de La Estación de El Espinar han pasado las raquetas de Rafa Nadal o Roger Federer entre otros. En la presente edición, el apellido Djokovic ha sido uno de los grandes protagonistas. No, Novak no se ha dejado caer por este municipio segoviano. El que lo ha hecho ha sido su hermano mediano, Marko (23). Acompañado por el malagueño Carlos Gómez, íntimo amigo de su hermano mayor con el que compartió sus días en El Espinar, apostó por la discreción fuera de las pistas.

Dentro, su paso fue fugaz. Acostumbrado a participar en Futures, participó en este Challenger invitado por el Open de Castilla y León y cayó derrotado en su debut frente a Víctor Baluda (7-6 y 6-2) en la previa de la cita. Desde la organización definen a Marko como alguien “muy simpático y con muy buena relación con todo el mundo”. Formar parte de la previa le ayudó a pasar desapercibido, algo que siempre suele buscar en las citas en las que participa. “Si no sabes quién es, no te enteras de que está aquí el hermano de Djokovic”, cuenta la organización a El Confidencial. El único revuelo que se generó vino por parte de los medios; con Marko se incrementó la presencia de fotógrafos y periodistas.

Desde el Open de Castilla y León destacan que se trata de “una persona muy discreta, correcta y educada. Habla español a la perfección y eso le ayuda a integrarse”. Lo cierto es que Marko ha intentado hacer una vida normal los días que ha permanecido alojado en Los Ángeles de San Rafael, incluso moviéndose por su cuenta por El Espinar y sus inmediaciones. Ese intento por querer pasar desapercibido es una constante en Marko. El apellido Djokovic pesa y supone una presión extra; él no es famoso, pero la gente le pide autógrafos y se fotografía junto a él a pesar de no estar entre los mil primeros del ranking ATP. Al mismo tiempo, ser hermano del número uno le abre las puertas de los entrenadores, patrocinadores, proveedores de material, torneos…

Los que le conocen bien reconocen que su nivel no llega al de Novak aunque recuerdan que el juego de éste sólo está al alcance de los mejores jugadores del circuito como Rafa Nadal. Tenistas que están en otro nivel. Eso sí, los números no mienten: con 20 años, Marko ocupaba el puesto 869 de la ATP… y ‘Nole’ era la tercera mejor raqueta del mundo con la misma edad. Además, las lesiones y los problemas físicos no le han respetado. Los entrenadores que han trabajado junto al mediano de los hermanos Djokovic destacan el trabajo mental que han tenido que hacer con él para intentar aislarle de la losa que puede suponer su apellido.

¿Y cómo es su relación con Novak? Comparte con él la celiaquía, ninguno de los dos puede comer productos con gluten en su dieta y suelen compartir entrenamientos durante la pretemporada. Dentro de la pista, Marko reconoce que hay que escuchar a su hermano mayor porque es uno de los mejores aunque cuando dejan la raqueta está prohibido hablar de tenis. Con Novak se suele escapar a esquiar a las montañas de Serbia y presume de derrotar al número uno del mundo con el mando de la Play Station entre las manos. Ahí sí es el mejor de los Djokovic.