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Entre viaje y viaje, Garbiñe Muguruza se replantea lo que quiere hacer con su tenis
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comenzará el año en la copa hopman

Entre viaje y viaje, Garbiñe Muguruza se replantea lo que quiere hacer con su tenis

Garbiñe Muguruza, muy activa en redes sociales, ha dado la vuelta al mundo en estos últimos meses. Ahora se centra en una pretemporada fuerte y en revitalizarse

Foto: Garbiñe, en sus vacaciones en Mauricio.
Garbiñe, en sus vacaciones en Mauricio.

Garbiñe Muguruza se enfrenta a Eugenie Bouchard y pierde. Es poco más que una anécdota, porque el lugar en el que juegan, Hawaii, tiene muy poco que ver con el tenis. El torneo, a partir de esta temporada, se ha convertido en una exhibición navideña, algo mucho más recreativo que deportivo. Los dueños de la competición, que hasta este año era oficial, han preferido montar el circo a parte de la competición reglada. Más exposición si se consiguen que vayan algunos y algunas de las mejores raquetas del mundo, en este caso Muguruza, Raonic o Nishikori. Para los tenistas suena a dinero fácil -aunque menos del que suele ofrecer Abu Dabi por las mismas fechas- y un buen entorno para finalizar el año, algo parecido a unas vacaciones.

Los últimos meses de Garbiñe han sido de cierta calma y relajación. Después de una temporada decepcionante, se ha dedicado un poco a ser feliz fuera de las pistas. Un día se mostró con trenzas, con ellas se fue en un viaje promocionado hasta las Islas Mauricio en el que se atrevió con el submarinismo y después apareció en la portada de 'Womens health' México. También tuvo tiempo para entrenar, que en todo esto suena esencial. Ha pasado por Ginebra, el lugar donde tiene fijada su residencia. Allí mostró en sus muy activas redes sociales los típicos ejercicios de propiocepción destinados a desarrollar automatismos y equilibrio y otras muchas cosas. También se quedó en Los Ángeles, lugar habitual en su preparación. Allí tuvo tiempo para ir a ver a LeBron. Incluso ella, aficionada como es a la moda, pasó por Arteixo y disfrutó de lo que puede ofrecer Zara. Lo que no le ha faltado es movimiento.

Foto: Garbiñe Muguruza, en el pasado Roland Garros. (EFE)

Con todo, lo más importante de estos meses tiene que ver no tanto con las bonitas instantáneas de instagram, sino con las decisiones que ha tomado y que están por tomar. Garbiñe Muguruza seguirá con Sam Sumyk, su entrenador de las últimas temporadas. Su relación con el francés no aparenta ser buena, aunque el empeño de seguir bajo la misma ayuda hace pensar que es mejor de lo que parece. Porque si fuese un infierno, lo suyo habría sido marcharse. Ella ha sido tozuda siempre con su decisión, no quiere por el momento tomar otro camino. Es verdad, con él ha ganado dos grandes. Tan cierto como eso, se la ha visto en muchas más ocasiones de las deseables perdiendo el norte.

Aprendiendo de Piatti

Para recobrar el tiempo perdido, también pasó una semana en la academia de Riccardo Piatti, en Italia, cerca de la frontera francesa. Es un técnico de mucho prestigio, ha ayudado a mejorar su juego a tenistas como Raonic o Djokovic. Aprendió de la mano de Nick Bollettieri, considerado por muchos el entrenador más influyente del tenis. Ambos tienen una relación estable y profunda con IMG, que resulta ser también la agencia de representación con la que trabaja Garbiñe Muguruza. Ellos fueron, en su día, los que le propusieron a Sumyk como entrenador cuando decidió romper su relación con Alejo Mancisidor, su técnico de juventud.

Garbiñe tiene también planteado un calendario, aunque cualquier tenista sabe que todas las citas, menos las cuatro grandes, siempre están sujetas a revisión. En los últimos años, Muguruza ha destacado por jugar muchas semanas, que no significa necesariamente jugar muchos partidos, ya que en no pocas ocasiones tiene salidas prematuras de los cuadros en los que entra. Esta temporada, eso no cambiará. Además de la pachanga de Hawaii, esa que ha perdido casi sin competir, empezará la temporada disputando la Copa Hopman, un torneo de capa caída, que se disputa por equipos y en el que formará pareja con David Ferrer representando a España. No tiene puntos WTA en juego, pero sí solera.

A partir de ahí, lo más importante. Sidney será la preparación para el Open de Australia, y con esos dos torneos ya puede dar un salto importante en el ránking. El año pasado, en Melbourne, no pasó de la segunda ronda. Se le da algo mejor que el US Open, pero tampoco para tirar cohetes. Hace dos temporadas llegó a los cuartos de final de la competición, en el que es su mejor resultado histórico. No debería ser tan complejo, con el juego de Muguruza se pueden hacer grandes cosas en las superficies duras, pero siempre hay algún problema por el camino que la separa de los objetivos.

Una resurrección pendiente

Curiosamente, también tendrá torneo la semana posterior a Australia. Aunque se suele dejar esa semana libre para descansar, ella irá a a Tailandia ya disputar un nuevo campeonato que, como suele ocurrir, empezará con fuerza y buen dinero. Es un torneo menor, por las fechas no puede ser de otra manera, pero Muguruza es una presencia no del todo inhabitual en estos torneos, ya que también disputará Monterrey, que el año pasado fue su torneo bálsamo, el que le permitió ganar un título en un año, por lo demás, aciago. Antes de eso hará la típica gira del tenis femenino en primavera que incluyre Doha, Dubai, Indian Wells y Miami. Los torneos de los países del golfo fueron de lo mejor de su año pasado, con una final y una semifinal. Desde ahí, todo fue en caída.

Bouchard, la última rival de la temporada de Garbiñe, representa casi todo lo que la hispanovenezolana debe evitar en su carrera. La canadiense, talentosa como es, llegó a una final de un grande tan solo para perderse después en el camino. Está muy lejos de Muguruza, es cierto, pues incluso si se retirase hoy podría recordar que ella reinó tanto en Roland Garros como en Wimbledon, hazañas ambas suficientes para justificar una carrera entera. Es así, pero con el talento que tiene, esa fluidez en su juego, lo normal es pedirle más. En un tiempo de indefinición, y el tenis lo vive, se necesitan jugadoras como ella... a pleno rendimiento.

Y así, de Ginebra a Mauricio, de Mauricio a Los Ángeles, de Los Ángeles a Arteixo, de Arteixo a Hawaii, de ahí a Australia... la vida nómada de una tensita que, en todo el trajín, tiene que recordar que su mejor versión es la de una tenista superlativa.

Garbiñe Muguruza se enfrenta a Eugenie Bouchard y pierde. Es poco más que una anécdota, porque el lugar en el que juegan, Hawaii, tiene muy poco que ver con el tenis. El torneo, a partir de esta temporada, se ha convertido en una exhibición navideña, algo mucho más recreativo que deportivo. Los dueños de la competición, que hasta este año era oficial, han preferido montar el circo a parte de la competición reglada. Más exposición si se consiguen que vayan algunos y algunas de las mejores raquetas del mundo, en este caso Muguruza, Raonic o Nishikori. Para los tenistas suena a dinero fácil -aunque menos del que suele ofrecer Abu Dabi por las mismas fechas- y un buen entorno para finalizar el año, algo parecido a unas vacaciones.

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