La 'maldición' de Rafa Nadal en cemento

El deporte está repleto de historias de carreras truncadas por las lesiones. Retiradas prematuras o proyectos de cracks que se quedaron por el camino. Por suerte, para los aficionados al tenis en España este no es el caso de Rafa Nadal. Un jugador de leyenda que, pese a los problemas físicos que ha padecido a lo largo de su vida deportiva, no ha dejado de competir al máximo nivel, siendo el rey indiscutible de la tierra batida.

En su cuerpo, el revés más importante lo han padecido sus rodillas, su punto débil. Unas molestias en el tendón rotuliano nos privó a todos de un nuevo duelo con Federer en Indian Wells la semana pasada, el número 39 entre ambos. "Rafa y yo somos dos de los jugadores que más veces hemos jugado con dolor. No puedes ir todas las semanas a todos los torneos libre de dolores", aseguró el suizo en una entrevista para los medios de su país. El balear, tras ser atendido en pista en su partido de cuartos contra Karen Kachanov, vio como sus piernas no mejoraban con el paso de las horas y abandonó un Masters 1.000 que no saborea desde 2013. "Voy a marcharme a casa a intentar hacer una transición suave hacia la tierra batida", anunció.

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Gonzalo Cabeza

Una retirada que en los últimos años tiene una característica en común: el cemento. "Me encanta jugar en superficie dura, pero probablemente a mi cuerpo no le guste tanto", señaló apenado al sentirse en inferioridad en términos competitivos. No es la primera vez que el de Manacor se queja del exceso calendario de torneos en superficie dura, en los que no ha podido establecer su particular dictadura, y es que, de sus últimas ocho participaciones en cemento, en cinco acabó abandonando. Además, sin contar renuncias previas como las de Beijing y Shangai, en 2018, o Brisbane este año. Repasemos: La temporada pasada el psoas-ilíaco le impidió terminar su partido de cuartos de final del Open de Australia frente a Cilic y en el de Estados Unidos la rodilla le dijo basta ante Del Potro en semifinales. En 2017, y por culpa de la misma articulación, jugó tan solo un partido en la Copa de Maestros y tampoco disputó los cuartos de Paris-Bercy.

Un problema crónico

El físico, la edad y la agresividad que la superficie provoca en sus articulaciones está impidiendo a Rafa poder competir en condiciones. El tenista tuvo que someterse a un gran trabajo físico en 2005, una vez se le detectó un problema crónico en su pie izquierdo, principal origen de sus males. Desde ese momento utiliza plantillas en las zapatillas para variar sus apoyos. Todo ello hizo que el peso de su cuerpo recayera en los tendones de sus rótulas, lo que le limita a la hora de entrenar y jugar, llegando a final de temporada totalmente fundido. "He tenido este problema durante mucho tiempo [...] Debo aceptar que hay cosas que no puedo controlar", afirma. Por si fuera poco, el pasado mes de noviembre se sometió quirúrgicamente del tobillo, su última maldición tras haber padecido también de los abdominales.

Llegados a este punto, el español se propuso hace año y medio gestionar mejor su calendario para evitar tanto castigo y seguir ampliando su palmarés, que pasa fundamentalmente por llegar en las mejores condiciones posibles a la temporada de tierra, donde ostenta la corona con un 92% de victorias cosechadas desde su debut (415-36), porcentaje que, sin ser malo, baja notablemente en pista dura: 77,4% (446-130). Su equipo de trabajo, encabezado por Carlos Moyá, logró que entrara en razón por fin. Cuando está bien, Rafa sigue desplegando un gran tenis y su objetivo este año pasa por estar sano para recuperar el número uno y volver a alzar los brazos al cielo de París en Roland Garros.