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Otro recital para la historia del deporte: Rafa Nadal se sobrepone a la lesión y a Fritz
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(3-6), (7-5), (3-6), (7-5) y (7-6)

Otro recital para la historia del deporte: Rafa Nadal se sobrepone a la lesión y a Fritz

El de Manacor vivió un carrusel de experiencias durante el duelo. Ni el dolor abdominal ni el norteamericano pudieron con un tenista que parece no tener techo en su carrera deportiva

Foto: Rafael Nadal, celebrando un punto frente a Taylor Fritz. (EFE/Kieran Galvin)
Rafael Nadal, celebrando un punto frente a Taylor Fritz. (EFE/Kieran Galvin)

Rafa Nadal ha vencido en los cuartos de final de Wimbledon a Taylor Fritz, en un partido que pasará a la historia de este deporte que terminó en cinco sets (3-6), (7-5), (3-6), (7-5) y (7-6). Tras haber perdido el primer set, el de Manacor tuvo que ponerse a remar contra viento y marea para igualar la contienda. En el momento más inoportuno, apareció un dolor en la zona abdominal que tuvo en vilo a toda España durante unos momentos. El español consiguió recomponerse y sentó una nueva cátedra de cómo encarar situaciones tan complicadas. A Rafa no le gusta lo fácil, por eso se ha convertido en lo que es. Kyrgios aguarda en semifinales... si es que su lesión se lo permite.

"No sé si jugaré. Si te digo algo y mañana cambia, sería un mentiroso. Si ya hubiera decidido algo, no estaría aquí. No haría un 'show' de esto. Si estoy aquí es porque no he tomado una decisión. Tengo que saber diferentes opiniones. Si hay algo más importante que ganar Wimbledon, es estar sano... Tengo que seguir haciendo pruebas para determinar hasta qué punto", explicó el número cuatro del mundo ante los medios de comunicación: "Claro que estoy preocupado, evidentemente. Sé el dolor que he pasado y hacia el final del partido estaba un pelín mejor porque he encontrado una manera de sacar que me molestaba menos. La cruda realidad es que arrastro estas molestias desde hace una semana, pero hoy han aumentado muy considerablemente".

Foto: Rafael Nadal, en el banquillo de Wimbledon (EFE/EPA/Kieran Galvin)

Nadal empezó bien, con carácter. El español reflejaba un rostro muy serio, habitual para la concentración que requiere su mejor tenis. Arrancó con un 'break' rápido, sólido al saque y contundente en el intercambio de golpes. El dolor había desaparecido en su pie y se notaba, pese a no jugar en una superficie que le fuese de cara. La sobriedad en su juego estaba presente en cada raquetazo. Pocos fallos; casi ninguno.

Pero Fritz decidió animarse y se lo hizo saber a su rival. La maquinaria norteamericana se puso en marcha con un objetivo claro: darle la vuelta al set. Nadal cambió el rostro. Ceño fruncido y mirada desafiante mientras aguardaba para recibir las bolas al saque. El balear lo estaba intuyendo, se palpaba en el ambiente. Estando en un momento clave de la manga, se sacó un revés impecable a la esquina, un saque potente y dos sacudidas de puño abajo marca de la casa para celebrar el 'deuce'. Esfuerzo en vano. Fritz se embolsó el 3-3 y, a partir de este momento, se liberó de toda la presión.

El americano se soltó sobre la pista central y cambió el guion del partido. Estaba ágil y rápido. Rafa, ahora, errático. La derecha del norteamericano parecía renovada. Golpes letales y estacazos certeros para mover a Nadal de un costado a otro. Tres juegos seguidos sin dar casi opciones y un 6-3 que pareció más abultado de lo que realmente se vio sobre la hierba. El balear, en el último juego, se dejó llevar, ahorrando fuerzas de cara al siguiente set.

La lesión, momento clave

Fritz, otra vez, resucitó. El norteamericano buscaba maniatar a Nadal en el All England Club sea como fuere. Mal asunto. Rafa se defendió apretando los dientes con fuerza y cortándole la racha. Otra vez por delante en el luminoso, pero se apagó otra luz. Los dolores habían respetado al mejor deportista español durante todo el torneo pese a las dificultades que tuvo para llegar en condiciones óptimas. Algo se había roto dentro de él. Un dolor abdominal le hizo quejarse durante varios minutos y tuvo que ser atendido en el vestuario por el equipo médico. La realización enfocó al padre, que fue claro y meridiano para expresar su opinión: no podía más y quería que su hijo cesase en otro intento más de hacer lo más difícil.

Nadal pudo volver a la hierba de Wimbledon, para sorpresa de algunos. Eso sí, su juego estaba obligado a menguar. Ya no podía sacar con comodidad, apenas saltaba. El dolor en el abdomen no le permitía estirar su maltrecho cuerpo. Momento metamorfosis. Lanzaba golpeos largos al fondo de la pista, intentando desequilibrar a Fritz y sacarle las fuerzas que él necesitaba. Y, contra todo pronóstico, lo sacó adelante. Jugó diferente, nunca peor, y levantó a la pista central al igualar el encuentro. Permanecía incrédulo el norteamericano, que no sabía qué hacer ante lo que estaba presenciando.

La tercera manga se antojaba rara. Existían dudas —fundamentadas— sobre qué iba a hacer Rafa, si podría aguantar y, principalmente, si sería capaz de vencer. Las muecas de dolor se multiplicaban y las sensaciones no se antojaban optimistas. Pese a ello, el cerebro del balear no dudó y comenzó imponiéndose en la primera oportunidad. No obstante, no siempre querer se traduce en poder y el cuerpo del balear no podía; al menos como antes. Fritz no tardó en darse cuenta de lo que estaba ocurriendo y también adaptó su juego a las circunstancias. Le buscó el revés largo, mandando cada saque a la 'T' para forzar el giro de tronco del español. Nadal, por contra, quería llevar de una esquina a otra al joven, el cual cedía de vez en cuando. Rafa claudicó en su saque y en el set.

Una vez más, Rafael Nadal

Empezó a caer el sol en el Reino Unido y con él la esperanza de muchos. Ilusos. Si usted, lector, conocía al protagonista de esta historia, ya sabía lo que iba a suceder. El mozo encogió sobre la pista. Él o su raqueta. Se puso nervioso, consciente de la gesta que estaba a punto de lograr. Pocos deportistas pueden decir que han vencido a Rafael Nadal Parera a cinco sets. Estaba cerca, pero a la vez tan lejos… Los juegos pueden ser solo números cuando el de Manacor está delante y eso es lo que volvió a suceder una vez más. A Rafa Nadal, como al Real Madrid en la Liga de Campeones, hay que matarlo dos veces para eliminarlo, y Fritz no se atrevió. Se lo puso muy difícil, pero no.

placeholder Rafa Nadal, durante los cuartos de final de Wimbledon. (EFE/EPA/Kieran Galvin)
Rafa Nadal, durante los cuartos de final de Wimbledon. (EFE/EPA/Kieran Galvin)

La siguiente manga se marchó hasta casi la hora de duración. ¿Valía la pena? Sin duda, sí. Nadal volvió a elevarse para mostrarle al mundo y a su rival por qué sigue jugando. Una exhibición que, gracias a él, tiene precedentes. Una mezcla de pundonor, coraje y carácter sobre una pista acostumbrada a ver la mejor versión de todos. Esta no era la mejor versión de Rafa, era una nueva y diferente. Acorraló en la esquina del cuadrilátero a Fritz, justo en el lugar donde quería tenerle, y lo guio hacia la derrota. Último tren con destino semifinales.

El set se alargó más de la cuenta, con dos tenistas que no arriesgaban en exceso. Ambos se miraron a los ojos para librar la última batalla de la tarde. Y llegó el punto de inflexión, llegó el 'break'. Hasta 13 puntos se jugaron en el séptimo juego para que Nadal pudiese romperle el saque. Lo consiguió, pero no lo amarró. El joven llegó a ponerse a un solo juego de embolsárselo hasta en dos ocasiones. Ni por esas. Fritz se desvaneció en el super 'tie-break' y bajó los brazos en el momento menos oportuno. Goleada por 10-4 y más de cuatro horas y media de partido.

La lógica volvió a escaparse de todo pensamiento imaginable. El malherido se sobrepuso a todo: al marcador en contra y un dolor persistente que le impidió deslizarse sobre el césped de Wimbledon. ¿Qué más da? Las últimas dos mangas de este partido ya son historia del tenis mundial. Hasta pareció que el dolor había remitido definitivamente. La resiliencia que mostró, otra vez, es un ejemplo para cualquier ser humano. Rafael Nadal Parera, imposible de definir.

Rafa Nadal ha vencido en los cuartos de final de Wimbledon a Taylor Fritz, en un partido que pasará a la historia de este deporte que terminó en cinco sets (3-6), (7-5), (3-6), (7-5) y (7-6). Tras haber perdido el primer set, el de Manacor tuvo que ponerse a remar contra viento y marea para igualar la contienda. En el momento más inoportuno, apareció un dolor en la zona abdominal que tuvo en vilo a toda España durante unos momentos. El español consiguió recomponerse y sentó una nueva cátedra de cómo encarar situaciones tan complicadas. A Rafa no le gusta lo fácil, por eso se ha convertido en lo que es. Kyrgios aguarda en semifinales... si es que su lesión se lo permite.

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