Y Djokovic se rompió: el serbio explica por qué "colapsó" después de ganar el Open de Australia

Novak Djokovic hizo historia en el Open de Australia. El tenista serbio logró su 22.º Grand Slam, igualando a Rafa Nadal, y colocándose de nuevo como número uno del mundo. Y lo hizo en un torneo en el que sufrió de lo lindo. No tanto por su juego, que volvió a recuperar su mejor nivel, sino por los problemas físicos que tanto le han mermado en este comienzo de temporada. A pesar de ello, logró el triunfo... y se terminó derrumbando cuando abrazó a su equipo.

Nole firmó un torneo soberbio, redondeándolo con una final a un nivel tan alto que evitó que Stefanos Tsitsipas tuviera cualquier tipo de oportunidad para llevarse la victoria, a pesar de intentarlo de todas las maneras. Durante el partido por el título, dio la sensación de que el griego no podía hacer nada por derribar al serbio, mucho más seguro con su juego y, sobre todo, infalible en los momentos claves del choque. A la hora de la verdad, Djokovic fue mucho más determinante.

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Su capacidad para sobreponerse a todos los problemas y, a pesar de ello, ser capaz de sacar su mejor versión, le permitió llevarse el título en el Open de Australia, que celebró en pista con un gesto que evidenciaba su forma de entender el gesto, señalándose la cabeza, el corazón y sus genitales, en una clara alusión a lo que un día dijo Carlos Alcaraz que ponía en juego para conseguir las victorias. Hasta ese momento, Djokovic parecía una roca..., pero se derrumbó.

Tras la sencilla celebración y la pertinente felicitación con Tsitsipas desde el otro lado de la red, sus manos fueron al cielo para celebrar el triunfo. Fue entonces cuando decidió subir a la grada para fundirse en un abrazo con su equipo y su familia, y, entonces, cuando menos se esperaba, Djokovic se vino abajo. Caído al suelo, llorando desconsolado, roto de emoción, el serbio no podía parar ese mar de lágrimas que era el colofón a la dura travesía hasta la victoria.

Sería pocos minutos después cuando explicó qué había pasado y el motivo por el que se había roto en plena celebración: "Colapsé emocionalmente cuando fui a saludar a mi gente y me di cuenta de todo lo que hacen por mí. Están conmigo en los momentos más difíciles y sin ellos sería imposible hacer todo esto. Este trofeo es tan suyo como mío. He necesitado mucha energía para mantener la concentración por todas las cosas que han ocurrido", explicaba.

¿A qué se refería? Djokovic ha tenido que lidiar con muchas situaciones complicadas en los últimos tiempos y, especialmente, en Australia. Desde la prohibición de jugar el pasado curso por la vacuna del covid a la lesión de la presente temporada que tanto le ha mermado o, incluso, a los problemas a los que se tuvo que enfrentar antes de la final por la polémica de su padre con sus imágenes junto a espectadores prorrusos. Un cóctel difícil de digerir en plena competición.

"No preparo mis celebraciones, hago lo que me sale del alma. Este torneo me ha exigido un gran desafío a nivel mental y físico por todo el cúmulo de circunstancias que lo rodean. Volver a Australia después de lo del año pasado, la lesión que sufro desde hace unas semanas, lo ocurrido con mi padre poco antes de la final... Durante un Grand Slam tienes que bloquear todo ese tipo de emociones, pero la tensión acumulada salió a flote al acabar", explicaba el serbio.

Con casi total seguridad, este es el triunfo más complicado en toda la carrera de Djokovic y eso ya es mucho decir. Ahora, tras recuperar el número uno del mundo, el serbio es consciente de que, de aquí a final de temporada, con Roland Garros como primera parada, deberá de seguir peleando para seguir en lo más alto de la clasificación. No será sencillo, pero el serbio ha demostrado que ha vuelto al más alto nivel: ahora, quedará por ver si es capaz de mantenerlo en 2023.