"Esto nadie me lo quita": Tiafoe, de dormir sobre una tabla en una oficina a ser top 10 mundial

Frances Tiafoe por fin sonríe. El tenista norteamericano puede presumir de ser ya historia viva del tenis mundial, después de meterse en el Top Ten de la ATP por primera vez en su carrera, un momento único que asegura que no olvidará jamás y que no todos los jugadores puedes presumir de haber conseguido. Y es que la vida del joven no siempre fue sencilla. Su victoria final en el torneo de Stuttgart le hizo recordar todo lo que sufrió cuando tan solo era un niño.

A sus 25 años, acaba de conseguir su mejor clasificación en su corta historia en el tenis, tras levantar el tercer título de su carrera deportiva. Tras derrotar en la final de Stuttgart a Jan-Lenard Struff por 4-6, 7-6(1) y 7-6(8), festejó el título por lo más alto. No era una pieza más que añadir a su palmarés, sino que era el triunfo que daba sentido a muchos años de pelea, sacrificio y de esfuerzo. Especialmente el de sus padres durante muchos años.

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Rubén Rodríguez

Frances Sr. huyó de las minas de diamantes de Sierra Leona en dirección a EEUU, en busca de una vida mejor dónde poder tener un prometedor futuro, a la espera de encontrar la manera de llevar a su mujer con él. Tras mucho sufrimiento, la vida, iba a darles una buena noticia, pues su esposa Alphina iba a recibir la Green Card con la lotería del gobierno norteamericano, casi un milagro. Poco después, la pareja iba a tener gemelos, Francis y Franklin: llegaba el momento de trabajar duro.

La familia trabajaba en una academia de tenis, la Junior Tennis Champions Center de Maryland, donde vivía toda la familia al tener escasos posibles económicos. Durante el día, el padre se encargaba de labores de mantenimiento y la atención a las instalaciones y, cuando llegaba la noche y todo el mundo se había marchado, colocaban unas tablas dentro de una oficina sobre las que dormían los cuatro miembros. Siempre juntos: no tenían de nada, pero lo tenían todo.

Fueron pasando los años y los gemelos fueron creciendo. Cuando tuvieron el tamaño suficiente como para empuñar sus primeras raquetas, los profesores de la academia no dudaron en darles clases para enseñarles a jugar a tenis y Francis no tardó en despuntar. Apoyado en una buena potencia física y en un estilo de golpeo que hacía presagiar grandes éxitos, pronto confirmó que el niño que dormía en la oficina, podía ser un gran jugador.

El comienzo del éxito

Con escasos 15 años cumplidos, Tiafoe no solo ganó el prestigioso Orange Bowl, sino que se convirtió en el campeón más joven de toda la historia. Gracias al entrenador Misha Kouznetsov, el norteamericano pronto se hizo un nombre en el panorama internacional, para convertirse en tenista profesional en 2015. Desde entonces, poco a poco demostró que tenía nivel para ser uno de los mejores del mundo. Desde ese momento, ya no le faltó nada a su familia.

El broche de oro ha llegado diez años después cuando, tras su victoria en Stuttgart, Tiafoe se ha convertido en la décima raqueta del mundo: "Es emocionante, sobre todo para un tipo como yo, con mi historia, con todo lo que ha pasado. De hecho, ni siquiera debería estar aquí, haciendo la mitad de las cosas que estoy haciendo. Ahora, cuando digan mi nombre, podré decir que un día fui uno de los diez mejores del mundo. Eso es algo que ya nadie puede quitarte", explicaba emocionado.

El joven que dormía en la oficina de una academia de tenis ha terminado por convertirse en uno de los mejores jugadores del mundo: "Nunca me sentí molesto porque siempre hay que agradecer lo que uno tiene. Nací en una familia pobre, pero buena. Estoy bien y haré algo grande", afirmaba Tiafoe hace unos años. Ahora, ha cumplido su palabra, demostrando que su trabajo y su esfuerzo han tenido recompensa. Y solo es su primer paso para triunfar en el tenis.