Alcaraz se estrella ante Rublev, sufre por su lesión y se despide de Madrid (4-6, 6-3 y 6-2)

Carlos Alcaraz cayó ante el ruso Andrey Rublev en los cuartos de final del Mutua Madrid Open (4-6, 6-3 y 6-2). El tenista español salió con energía y brío en el primer set, donde logró el primer break point de la tarde. Sin embargo, el murciano pagó cara su inactividad en el segundo set, muy irregular, castigado por sus problemas en el brazo derecho y sin determinación en los momentos clave. Alcaraz dejó con vida a Rublev, que alteró la dinámica del encuentro tras elevar su nivel con un saque demoledor y sofocó la remontada de Alcaraz. El tenista moscovita dominaría el tercer set con mano de hierro y evidentes signos de frustración y dolor. Alcaraz no podrá revalidar uno de sus torneos favoritos.

Andrey Rublev salió en tromba a la pista Manolo Santana. A pesar del estruendo que precedió a la salida de Carlos Alcaraz, el tenista ruso no se amilanó y se llevó el primer juego en blanco a base de cañonazos cimentados sobre su saque. El español reaccionaría, pero su rival, con aversión a los rallies largos, le plantearía pelea durante todo el juego desde el fondo de la pista y forzó la primera bola de break. Sin embargo, Alcaraz abortó el break point y se embolsó el primer juego del encuentro.

El español sacó un paralelo demoledor y luego falló en el resto, con lo que Rublev se apuntó el 2-1 con facilidad. El moscovita miró a la grada, expectante. Alcaraz contestó endosándole un juego en blanco que coronó con un saque y subida a la red con mucha agresividad para el 2-2. El español subió el nivel desde el resto y Rublev transmitía altos y bajos en su rendimiento, con lo que el murciano logró el primer break point para colocarse por delante del marcador por primera vez en el choque con el 2-3.

Alcaraz afianzó el break de ventaja y marcó el ritmo del partido desde el 2-4. Ferrero lo celebró con un efusivo "¡vamos!", contento con el desempeño del español. El moscovita, un tenista marcado por su falta de confianza en los últimos tiempos, no se vino abajo y se embolsó el 3-4 con un juego en blanco. Alcaraz usó su fabulosa dejada para el 3-5 en una acción técnica prodigiosa. Los dos errores no forzados consecutivos de Rublev no cayeron en saco roto para el español, que tuvo dos bolas de set que no pudo aprovechar y Rublev sobrevivió para el 4-5.

El español desperdició la ventaja en el segundo set

Alcaraz cometió su primera doble falta del partido tras no poder rematar el set. El español subió de nuevo a la red con valentía para el 30-30 iguales y conseguir su tercera bola de set. Esta vez sí que no dejaría salir con vida a Rublev y sofocó la rebelión del moscovita (4-6). El ruso saldría con brío en la segunda manga, sacudió a Alcaraz de lado a lado y ganó el primer juego del segundo set.

Los derechazos de Rublev dibujaron un 40-0 tras un gran resto cruzado y gozó de su primera bola de break. La dejada del español anuló el primer intento, un saque contundente evitó el segundo y el error al contrapié de Rublev acabó con la amenaza. Alcaraz amagó con remontar un juego vital tras las seis bolas de break del moscovita, pero Rublev lo aprovechó y logró su primer break para el 2-0.

El partido cambió de color ante la tensión y los errores de Rublev. Alcaraz falló la bola de break y el ruso se puso 3-0 a favor tras salvar una situación muy complicada. El nivel del ruso se había multiplicado y Alcaraz, que había olido la sangre, no dio con la tecla en el momento de la verdad. Alcaraz carecía de puntería y no atinaba en sus golpes ganadores, con lo que la inercia del cruce cambió por completo.

La reacción que acongojó a Rublev

El español trató de revertir la dinámica con sus latigazos desde el servicio, pero aunque los restos de Rublev no estaban por la labor, Alcaraz resurgió para el 3-1. El moscovita volvió a la carga con sus saques potentes a los que acompañó de voleas y subidas a la red, más determinado que en el primer set. El ruso no daba opciones al español con el 4-1.

Cuando parecía que el moscovita encaraba otro juego en blanco, Alcaraz se agarró al abismo y puso el 4-2 en el marcador. El murciano presionó a Rublev y esbozó la sonrisa en su núcleo duro. La mejoría de Alcaraz optó a otras dos bolas de break, pero el ruso aseguró el 5-2 y frenó la resurrección de Alcaraz. El español pidió instrucciones a su palco con desesperación y Rublev se discutió con el juez de silla.

El ruso, espoleado por el enfado, no pudo cerrar el set a consecuencia del gran servicio de Alcaraz (5-3). No obstante, sí lo haría cuando llegó su turno desde el saque, donde se embolsó la segunda manga (6-3). Alcaraz había descendido su nivel, no sacó rédito de su remontada y Rublev elevó su rendimiento en la pista Manolo Santana.

Alcaraz, contra las cuerdas y la irregularidad

El español empezó desconcentrado e incómodo el tercer set a pesar de tener el servicio en sus manos. Rublev tuvo de nuevo tres bolas de break, la undécima del choque, que Alcaraz no supo sostener. El break del ruso golpeó con dureza a Alcaraz tras un paralelo maravilloso. El español cometía demasiados errores, sin regularidad y lejos de su mejor nivel, ante un público frío.

El ánimo del español se transformaría en el segundo juego con el puño al aire tras una dejada portentosa. "Positivo que cae", le cantó su equipo. La defensa contra las cuerdas de Alcaraz hizo que Alcaraz tomara ventaja y sonriera de nuevo ante la posibilidad del break point. La grada se encendió para fabricar la remontada. Pero Rublev, con la ayuda de la red y dos saques brillantes, aseguraría el 2-0. El español solo había aprovechado un punto de break de ocho opciones.

Sin margen para el error, Alcaraz se vio obligado a sacar su mejor tenis (2-1). El ruso estaba sólido en esas situaciones que habitualmente se le escapan y su primer servicio era un martillo pilón, por lo que la opción de break se evaporó (3-1). El moscovita gozó de dos opciones de break más, la decimotercera, y consiguió un 4-1 que confirmaba su superioridad en el partido. "No puedo, no puedo", explicó Alcaraz a su banquillo con el 5-1. El español intentó mantenerse con vida a través de sus derechazos, (6-2).