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Alcaraz sobrevive ante Sinner y se cita con la historia en la final de Roland Garros (2-6, 6-3, 3-6, 6-4 y 6-3)
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SEMIFINALES DE ELEVADO NIVEL

Alcaraz sobrevive ante Sinner y se cita con la historia en la final de Roland Garros (2-6, 6-3, 3-6, 6-4 y 6-3)

Carlitos tuvo un inicio dubitativo y un mal tercer set, pero encontró su mejor versión en el cuarto y en el último para plantarse en su primera final en París. Fue un partido especialmente duro

Foto: Alcaraz jugará el domingo la final de Roland Garros. (Reuters/Lisi Niesner)
Alcaraz jugará el domingo la final de Roland Garros. (Reuters/Lisi Niesner)

Era mucho más que una semifinal de Roland Garros, era un asalto salvaje. Un desafío entre los dos tenistas que dominarán el circuito en los próximos años con permiso de Zverev, Ruud y otros jugadores coetáneos. Hay algo en ellos que invita al halago, al elogio incluso injustificado. Y el partido lo confirmó, porque estuvo a la altura del señorío francés. La victoria de Carlos Alcaraz frente a Jannik Sinner (2-6, 6-3, 3-6, 6-4 y 6-3) en más de cuatro horas lo lleva a su primera final en la tierra de París.

Ambos buscaban la Copa de los Mosqueteros, y fue un duelo como los que narra Alexandre Dumas en su novela. Las espadas eran las raquetas, desenvainadas en su totalidad. No había golpes que estuvieran exentos de horas de ensayo, fuera una derecha o un revés. El objetivo es convertirse en el mejor tenista de Francia, igual que otros soñaban con ser los mejores espadachines.

Foto: Alcaraz - Zverev, final de Roland Garros: horario y dónde ver el partido en TV y 'online'. (REUTERS / Lisi Niesner)

El inicio no fue el más optimista para Carlitos, que sufrió una rotura en su primer servicio. La cara de Sinner era la de un tipo impasible, como si no fuera una cita de envergadura. En realidad, bajo su apariencia de insípido se esconde un animal competitivo. Un tenista que provocó que Alcaraz tuviera que actuar como un funambulista en París.

El primer set fue un duro golpe de realidad, la constatación de que Sinner no era Tsitsipas, que el nivel era notablemente superior. El italiano parecía un veterano y Carlitos, un juvenil. Hubo que esperar hasta la segunda manga para que se voltearan las posiciones. Para que Alcaraz demostrara que él tenía las mismas intenciones de estar en la final que su adversario.

placeholder Sinner completó un partido extraordinario. (Reuters/Stephanie Lecocq)
Sinner completó un partido extraordinario. (Reuters/Stephanie Lecocq)

El abismo del quinto set

El partido, eso sí, fue una montaña rusa emocional. Que se extendiera más de cuatro horas implicó momentos de desconexión de ambos tenistas, especialmente visibles en los tres primeros sets, con Carlitos algo más desconectado. Pero Sinner lo dejó con vida, y ese fue su error: permitir que Alcaraz apurara sus opciones.

El epílogo fue una rotura de Carlitos en el cuarto set que colocó de nuevo las tablas y llevó el partido al abismo del quinto y definitivo. A ese precipicio en el que cualquier error es fatal, sin margen de reparación. Sinner falló y Alcaraz estaba en modo intratable; no hubo opción alguna para el italiano.

placeholder Carlitos festeja uno de sus juegos. (Reuters/Stephanie Lecocq)
Carlitos festeja uno de sus juegos. (Reuters/Stephanie Lecocq)

Su sueño de infancia

A España, en realidad, le ha pasado en el tenis lo mismo que a Argentina en el fútbol. Si ya es difícil que salga un Maradona, es inverosímil que apareciera Messi poco después. Como lo es tener a Alcaraz tras vivir con orgullo los éxitos de Nadal. Esta concatenación de genios sólo se puede explicar desde un claro soborno al azar.

Alcaraz está en la final de Roland Garros, un lugar que conoce de sobra desde su infancia. Por las tardes que vio a su ídolo triunfar en París. Y por las veces que soñó con emularlo desde que compite en Francia. Porque los niños anhelan ir a Disney, pero él quería triunfar en la tierra batida, y ahora está a centímetros de la gloria.

Era mucho más que una semifinal de Roland Garros, era un asalto salvaje. Un desafío entre los dos tenistas que dominarán el circuito en los próximos años con permiso de Zverev, Ruud y otros jugadores coetáneos. Hay algo en ellos que invita al halago, al elogio incluso injustificado. Y el partido lo confirmó, porque estuvo a la altura del señorío francés. La victoria de Carlos Alcaraz frente a Jannik Sinner (2-6, 6-3, 3-6, 6-4 y 6-3) en más de cuatro horas lo lleva a su primera final en la tierra de París.

Carlos Alcaraz
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