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La deportista a seguir | La "bajita" de "diferentes sangres" a la que Swiatek rompió su sueño en París
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La deportista a seguir | La "bajita" de "diferentes sangres" a la que Swiatek rompió su sueño en París

Jasmine Paolini tiene una interesante mezcla racial por la que siempre ha sido preguntada pero, a pesar de su explosión a los 28 años, no pudo triunfar en la final de Roland Garros

Foto: Jasmine Paolini no pudo ganar en Roland Garros. (Matthieu Mirville/DPPI/AFP7)
Jasmine Paolini no pudo ganar en Roland Garros. (Matthieu Mirville/DPPI/AFP7)

Ser una completa desconocida y, en cuestión de meses, convertirse en una de las deportistas a tener en cuenta es algo que es bastante común que suceda en el tenis por su formato de clasificación. De hecho, la clave del deporte de la raqueta para ser una de las mejores del mundo no es triunfar, sino conseguir mantenerse en la élite. Pero este sábado, una jugadora que no entraba en ninguna apuesta, luchó por levantar Roland Garros... pero Iga Swiatek acabó su sueño.

Lo curioso es que no se trata de una joven promesa con amplio recorrido para mejorar sus prestaciones, sino que es una jugadora relativamente veterana que ha encontrado el mejor juego de toda su carrera en París. Con una tercera ronda como mejor resultado de su vida en un Grand Slam hasta este año, en París se ha desquitado y, sorprendiendo a propios y extraños, llegó a la gran final del torneo, donde perdió ante la polaca por un contundente 6-2 y 6-1.

Foto: Jeremy de León, en un entreno previo a la final. (EFE/J.J. Guillén)

Jasmine Paolini no es una jugadora que, a lo largo de su carrera, haya destacado en el circuito WTA. Con 9 títulos ITF, siempre fue una tenista con buenos resultados en los torneos más humildes, pero que nunca había llegado a romper entre las mejores raquetas del mundo. Sin embargo, a pesar de contar ya con 28 años, esta temporada ha sido la de su despegue y esta desconocida italiana ya ha hecho historia en París, pese a no haber podido lograr el título.

Paolini es el perfecto epítome de la multiculturalidad. Nacida en Castelnuovo di Garfagnana (Italia), su padre es italiano y su madre polaca, nacionalidad de la que también es su abuela... pero no su abuelo, que era de Ghana. "Tengo sangres diferentes en mi cuerpo, pero no sé mucho de mis orígenes ghaneses. ¡Quizá mi velocidad en la pista venga de Ghana! Conozco más Polonia. Mi abuela vive allí y voy todos los veranos. Pero me siento orgullosa de ser italiana", decía hace poco.

Pero lo curioso de Paolini, más allá de sus orígenes, es que su explosión ha llegado a una edad relativamente veterana. Ha sido esta temporada, a los 28 años, cuando está mostrando su mejor versión. Primero, llegando a los octavos de final del Open de Australia, algo que no había hecho hasta le fecha y, después, al ganar el Masters 1.000 de Dubái. A partir de ahí, se metía entre las mejores 25 raquetas del mundo por primera vez en su historia. Y lo mejor estaba por venir.

Paolini ha firmado un Roland Garros casi perfecto, en el que derrotar a Daria Saville, Hailey Baptiste, Bianca Andreescu y Elina Avanesyan, llegó la hora de la verdad en el torneo. Y el pulso no le tembló lo más mínimo: acabó con Elena Rybakina y Mirra Andreeva, la joven promesa del tenis mundial, para meterse en la gran final de Roland Garros. Pero este sábado, Swiatek fue mucha Swiatek y volvió a demostrar en la arcilla parisina por qué es la mejor jugadora del mundo.

A pesar de su éxito en París, donde acabó como subcampeona, Paolini siempre ha tenido que lidiar con un problema extra: su altura. A pesar de jugar al tenis desde los 6 años y contar con buena técnica, la limitación que ofrecen sus 1'60 metros la han impedido tener un saque o un drive tan potentes como otras jugadoras del circuito. Y, pese a ello, en Roland Garros lo ha igualado con carácter... aunque, en la final, solo pudo luchar por evitar un doble rosco en el marcador.

"Siempre ha habido mucha gente que veía mi estatura como un problema para ser tenista, que era bajita, pero nunca presté atención a esos comentarios. Lo que tengo es lo que hay, es increíble haber llegado hasta aquí con mis 160 centímetros", explicaba en una reciente entrevista. Ahora, a pesar de su tardía explosión, Paolini ya ha hecho historia en Roland Garros, de donde saldrá entre las 7 mejores jugadoras del mundo, algo que no imaginó ni en sus mejores sueños.

Ser una completa desconocida y, en cuestión de meses, convertirse en una de las deportistas a tener en cuenta es algo que es bastante común que suceda en el tenis por su formato de clasificación. De hecho, la clave del deporte de la raqueta para ser una de las mejores del mundo no es triunfar, sino conseguir mantenerse en la élite. Pero este sábado, una jugadora que no entraba en ninguna apuesta, luchó por levantar Roland Garros... pero Iga Swiatek acabó su sueño.

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