Es noticia
Alcaraz ya es eterno: toma el testigo de Nadal en Roland Garros con una victoria épica ante Zverev
  1. Deportes
  2. Tenis
TRIUNFO POR 6-3, 2-6, 5-7, 6-1 Y 6-2

Alcaraz ya es eterno: toma el testigo de Nadal en Roland Garros con una victoria épica ante Zverev

El tenista español entra en la leyenda del tenis mundial con un impresionante triunfo en París basado en el buen juego, la resiliencia y la intensidad. Obligado a remontar, el número dos del mundo no dudó en luchar para hacer historia en París

Foto: Carlos Alcaraz celebra, con la Copa de los Mosqueteros, su triunfo en Roland Garros. (EFE/EPA/Teresa Suárez)
Carlos Alcaraz celebra, con la Copa de los Mosqueteros, su triunfo en Roland Garros. (EFE/EPA/Teresa Suárez)

Carlos Alcaraz se convirtió en el brillante campeón de Roland Garros, después de conseguir una heroica victoria ante Alexander Zverev en una final en la que cualquiera pudo ganar (6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2). El español, que comenzó el partido de manera increíble, tuvo que resistir como pudo ante las acometidas de un alemán que no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer. Y, con una remontada épica, el nuevo número dos del mundo consiguió su primer triunfo en París.

Con esta impresionante victoria, Alcaraz recoge el testigo de un Rafa Nadal que llegó a ganar en catorce ocasiones en la Philippe Chatrier. Un histórico logro que permite al español hacerse con el tercer Grand Slam de su carrera y quedarse solo a una victoria en el Open de Australia de añadir los cuatro grandes a su palmarés. Con solo 21 años, Alcaraz ya ha entrado en la leyenda del deporte español. Y París ya le ha coronado como el heredero del rey Nadal.

Foto: Alcaraz celebra el acceso a la final de Roland Garros. (DPPI/AFP7/Jean Catuffe)

Los nervios se dejaban notar desde los primeros momentos del partido. Zverev, en su primer servicio, cometió dos dobles faltas consecutivas y, cuando quiso reconducir el juego, Alcaraz ya le había provocado el primer break. Solo un juego más tarde, la situación era la contraria: el español no estaba demasiado acertado con su servicio, con alguna doble falta incluida, para permitir al alemán recortar el terreno perdido con su primer saque. No era fácil controlar el pulso.

Sin embargo, era Zverev el que tenía más dudas que Alcaraz, al que más le costaba controlar sus golpes. Fue en el quinto juego cuando, de nuevo, el español le rompía el servicio a su rival, que no estaba cómodo en pista. Tras confirmar la rotura con su saque, Alcaraz empezó a volar en pista. Estaba sacando a lo grande, metiendo numerosas derechas ganadoras y sabiendo leer el partido a la perfección. Todo lo contrario a lo que pasaba con Zverev.

El alemán sufría en los intercambios largos, su derecha no le corría y su poderoso revés no entraba en juego. Sus miradas hacia el box en busca de soluciones eran constantes, mientras que el español sonreía y estaba disfrutando de cada momento. Como los grandes, con un nuevo break sellado con una derecha prodigiosa, Alcaraz se ponía por delante en el partido al llevarse el primer set del encuentro con un contundente 6 a 3. Pero todo acababa de empezar.

Llegaba el momento de tener calma, paciencia y aprovechar las oportunidades. El ejemplo de que el partido iba a ser como una partida de ajedrez se vio en el primer juego de la segunda manga, en el que Alcaraz, al saque, necesitó de casi doce minutos para llevárselo. El alemán se había lanzado a tumba abierta para tratar de remontar y el español no debía de entrar en ese juego. Tenía que aprovechar su derecha y, sobre todo, mantener la paciencia en pista.

Fue en el quinto juego en el que Zverev golpeaba primero, rompiéndole el saque a un Alcaraz algo más atascado con su servicio. Pero lo cierto es que el alemán había mejorado claramente con su derecha, con la que confirmó la rotura, momento en el que el español trató de aguantar el chaparrón como pudo para minimizar daños. Pero, solo un juego después, volvía a perder su saque. El alemán había superado el bache y conseguía igualar el partido a un set (2-6).

Un partido muy igualado

El partido iba a ser largo y las dudas iniciales que había sufrido el alemán, habían saltado al otro lado de la red. Alcaraz tenía que reaccionar para evitar problemas, pues estaba algo más atascado que en el comienzo de partido, sobre todo, porque había dejado de mandar en el juego. Poco a poco, el español volvió a animarse en pista, recuperando parte de la esencia con su servicio. El alemán seguía con una derecha poderosa, pero el español buscaba el momento de dañarla.

Y llegó en el sexto juego, donde logró un break en blanco que le hacía gritar su característico 'Vamos' y, de nuevo, mandaba a Zverev a dialogar con su box. Alcaraz respiraba al confirmar la rotura con un trabajado juego al saque de más de 9 minutos y se ponía en disposición de volver a dominar en el partido. Pero el alemán no iba a dar su brazo a torcer y, cuando el español lo tenía todo para cerrar el set, le devolvía el break. Como decíamos, el partido iba a ser muy largo.

El golpe fue muy duro. Alcaraz volvía a perder su siguiente saque, de nuevo, cuando lo tenía ganado y el alemán servía para ponerse por delante. Y, aunque el español decidió subir revoluciones en busca del tie-break -y gozó de alguna oportunidad para conseguirlo-, Zverev sacó el puño de hierro en el momento clave para llevarse el tercer set (5-7). Mucho tenía que mejorar el español si quería remontar y conseguir llevarse la victoria en Roland Garros.

Tocaba sufrir en busca de la remontada

Alcaraz estaba enfadado. Era consciente de que había bajado su nivel de lucha y de que estaba a merced de Zverev, por lo que tenía que levantar la cabeza y pelear desde el primer segundo del cuarto set. Y así fue. Tras llevarse su saque, conseguía romper a las primeras de cambio al alemán para meterle el miedo en el cuerpo. Y le hizo mucho daño, especialmente porque la remontada llegó tras una bola que Shasha dejó pasar de manera inexplicable y que dio alas al murciano.

El español se ponía 3 a 0 tras ganar su siguiente servicio y las dudas se habían trasladado al lado del alemán, que empezó a mostrarse muy atascado en pista. Tanto, que Alcaraz le volvía a romper el saque un juego más tarde. El germano reaccionó levemente, con una rotura pero, solo unos minutos después, el español le devolvía el break al alemán, pese a pedir la entrada de los fisios, y empataba el partido con un contundente 6 a 1. Llegaba el quinto set, la hora de la verdad.

Puerta grande o enfermería

Alcaraz estaba al límite físicamente, por lo que sabía que su saque pasaba a ser fundamental. Debía de agarrarse a él si quería levantar Roland Garros. Así lo hizo en su primer turno para, después, apretar los puños y robarle el saque a un Zverev que estaba siendo brillante en esta suerte. El español volvía a pedir la entrada de las asistencias por problemas musculares en sus piernas, pero no estaba dispuesto a dejar escapar el sueño de toda su vida. Tocaba pelear y apretar los dientes.

Los dos tenistas estaban sacando magia de sus chisteras, con oportunidades de break de todos los colores y con el sueño de levantar Roland Garros. Alcaraz, tocado físicamente después de un partido -y un torneo- extenuante; Zverev, tocado anímicamente tras ver el partido ganado. Los dos jugadores dieron una lección de tenis en una de las grandes catedrales del deporte. Solo quedaba sellar la victoria. Y Alcaraz, con esa rotura de ventaja, no estaba dispuesto a que se le escapara.

Pero el español quería más y lo iba a hacer a lo grande. Tras una nueva rotura al servicio de Zverev, con dos puntos antológicos, contaba con su saque para ganar el partido. Y no iba a perdonar (6-2). Sus brazos al cielo de París y sus lágrimas demostraban lo que había costado ganar Roland Garros. Alcaraz, con una remontada épica, lograba uno de los éxitos más importantes de su carrera. Alcaraz ya es eterno y es el mejor relevo posible para toda una leyenda como Rafa Nadal.

Carlos Alcaraz se convirtió en el brillante campeón de Roland Garros, después de conseguir una heroica victoria ante Alexander Zverev en una final en la que cualquiera pudo ganar (6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2). El español, que comenzó el partido de manera increíble, tuvo que resistir como pudo ante las acometidas de un alemán que no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer. Y, con una remontada épica, el nuevo número dos del mundo consiguió su primer triunfo en París.

Tenis - Roland Garros Carlos Alcaraz
El redactor recomienda