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Lo que Djokovic enseñó a Alcaraz para convertir Roland Garros en suelo español (otra vez más)
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FINAL DE ROLAND GARROS ANTE ZVEREV

Lo que Djokovic enseñó a Alcaraz para convertir Roland Garros en suelo español (otra vez más)

El tenista español luchará este domingo ante Zverev en busca de convertirse en campeón de Roland Garros, el que sería el tercer 'grande' de la carrera del murciano para confirmar que España tiene un idilio especial con la arcilla de París

Foto: Alcaraz celebra el acceso a la final de Roland Garros. (DPPI/AFP7/Jean Catuffe)
Alcaraz celebra el acceso a la final de Roland Garros. (DPPI/AFP7/Jean Catuffe)

Carlos Alcaraz está ante la gran oportunidad de su vida: ganar Roland Garros. El tenista murciano luchará este domingo por levantar el tercer Grand Slam de su carrera, en lo que sería el primer triunfo en la arcilla de París de toda su vida. Pero la misión no es sencilla: enfrente tendrá una roca, uno de los jugadores que más en forma se encuentra en este tramo de temporada y que mejor viene jugando en arcilla. Un Alexander Zverev que aún no sabe lo que es ganar un grande.

El murciano llega a la gran final repleto de confianza, después de derrotar en semifinales, en un partido a cinco sets lleno de épica, al incombustible Jannik Sinner. Así, Alcaraz sabe que está ante una ocasión única para seguir engordando su palmarés y continuar destrozando récords, esos que ya son parte indisoluble de su vida deportiva desde que debutara como profesional en 2018. Y, por si fuera poco, sigue agrandando la leyenda española en Roland Garros.

Alcaraz consiguió doblegar a un Sinner que parecía intratable y que llegaba a las semifinales de París con solo dos derrotas en toda la temporada. De hecho, muy pronto puso el partido de cara, pero el español supo tirar de paciencia y resiliencia para aprovechar su oportunidad, remontando un encuentro que sabía que iba a ser largo. Pero, sobre todo, la clave estuvo en el tercer set, momento en el que se le apareció en mente Novak Djokovic para no rendirse en pista.

El español se veía obligado a subir de manera sensible su nivel de juego e intensidad para conseguir igualar el choque a dos sets. Llegaba el tercero, momento en el que podía dar el puñetazo definitivo… y su cuerpo le falló. De manera inesperada, Alcaraz empezaba a sufrir calambres que le impedían jugar con normalidad, ya no solo a nivel de desplazamiento y piernas en pista, sino, sobre todo, a la hora de pegar, donde bajó notablemente la velocidad de su saque.

Sinner no le perdonó y lograba llevarse el tercer set, pero Alcaraz tenía a Djokovic en mente en todo momento. ¿El motivo? El año pasado, exactamente en la misma situación, el español se despedía de Roland Garros por el mismo problema. Tras empezar perdiendo y remontar en el segundo set, en el tercero unos calambres le dejaban sin poder moverse en pista. Los nervios y la tensión impidieron su recuperación y Nole le pasó por encima, robándole el sueño.

Y, un año después, Alcaraz no estaba dispuesto a volver a permitirlo. Sabía que tenía calambres, sí, pero también que su cuerpo se podía recuperar. Necesitaba acortar puntos, evitar sobreesfuerzos, rehidratarse en los descansos y buscar el punto físico para agarrarse a la pista. Y vaya si lo encontró. No perdió la cabeza, mantuvo la calma, abogó por la tranquilidad y, sobre todo, mantuvo la mentalidad positiva en todo momento para buscar su oportunidad. Lección aprendida.

"Los calambres en este partido no fueron tan fuertes como los del año pasado. Pero es verdad que ahora soy más fuerte mentalmente y sabía cómo lidiar con estas situaciones. Sabía que los calambres se irían si era capaz de continuar en pista", explicaba a término del partido. Y esa capacidad para entenderse, conocer su cuerpo y saber lo que necesitaba le permitió tener la calma necesaria en un momento clave para agarrarse a la pista y terminar por llevarse la victoria.

España y el dominio en París

Así, con la clasificación del Alcaraz a la final de Roland Garros, el tenis español confirma su dominio en París durante los últimos años. El dato es abrumador: en los últimos 35 años, solo en ocho ocasiones no ha habido un español en la final de la Philippe Chatrier, entre categoría masculina y femenina. O, dicho de otra manera, desde 1989, no ha habido dos años consecutivos sin un tenista nacional luchando por levantar la Copa de los Mosqueteros en París.

Arantxa Sánchez-Vicario, Conchita Martínez, Garbiñe Muguruza, Sergi Bruguera, Alberto Berasategui, Carlos Moyá, Álex Corretja, Albert Costa, Juan Carlos Ferrero, Rafa Nadal, David Ferrer y, ahora, Carlos Alcaraz, han llegado a la final de Roland Garros en las tres últimas décadas. Especialmente importantes han sido los 14 títulos del jugador balear en París, que han marcado una época en el tenis mundial. La misma que, ahora, quiere empezar a construir el murciano desde cero.

Alcaraz tiene en su mano la posibilidad de obtener su primer título de Roland Garros, pero, para ello, deberá ganar al peligroso Zverev, precisamente el verdugo de Nadal, que busca el primer grande de su carrera, tras haber perdido dos finales. El murciano sabe que, si gana, solo le faltará el Open de Australia para tener el Grand Slam completo y, además, que se convertirá de nuevo en número dos del mundo. Y, para lograrlo, lo mejor es no olvidar la lección aprendida con Djokovic.

Carlos Alcaraz está ante la gran oportunidad de su vida: ganar Roland Garros. El tenista murciano luchará este domingo por levantar el tercer Grand Slam de su carrera, en lo que sería el primer triunfo en la arcilla de París de toda su vida. Pero la misión no es sencilla: enfrente tendrá una roca, uno de los jugadores que más en forma se encuentra en este tramo de temporada y que mejor viene jugando en arcilla. Un Alexander Zverev que aún no sabe lo que es ganar un grande.

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