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"Teníamos cerrados a Nadal y a Alcaraz": Luanco, el pueblo asturiano donde su torneo depende del mar
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Un campeonato muy especial

"Teníamos cerrados a Nadal y a Alcaraz": Luanco, el pueblo asturiano donde su torneo depende del mar

La villa marinera acoge cada verano un espectáculo tenístico sin precedentes. Los mejores tenistas de la historia de España han pasado por la arena de la playa de La Ribera

Foto: Foto de archivo del torneo (Tenis Playa Luanco)
Foto de archivo del torneo (Tenis Playa Luanco)

En el concejo de Gozón, próximo al Cabo Peñas (donde se encuentra el punto más septentrional del Principado de Asturias), encontramos un pueblo marinero, humilde, trabajador y acogedor: Luanco. Sus calles estrechas y sus vistas al Cantábrico desde la Playa de Santa Marina reúnen un encanto particular. Tan es así que a mediados de agosto celebra su carnaval particular y a mediados de julio uno de los torneos de tenis más especiales del mundo: el Tenis Playa Luanco.

En 1971 en el pueblo había aficionados al tenis con un problema: no tenían dónde jugar. ¿Qué idea tuvieron? Ir a la playa. "Con unas redes y marcando las rayas en la arena, ahí nace todo" cuenta a la llamada de este periódico el director del torneo, José María Ferrer, conocido en Luanco como Chema. Él comenzó colaborando en el torneo como juez de línea. Ahora organiza, junto a "un grupo de amigos", uno de los campeonatos más peculiares del mundo.

El torneo ha tenido varias etapas interrumpidas a lo largo de su historia. La primera, de 1971 a 1985. En ese período, se producen varios cambios internos dentro de la organización del Club de Tenis Playa de Luanco y el campeonato no se reanuda hasta 1995. En su 25 aniversario, algunas personas que habían organizado el proyecto inicial deciden realizar un torneo conmemorativo. Tuvo tanto éxito que se decidió continuar y en dos años alcanzó un crecimiento inimaginable en la villa. Sin embargo, el torneo se volvió a parar en 2013.

El por entonces director, José Manuel Fernández, junto a su equipo de trabajo, presenta la dimisión. Estaban agotados por el esfuerzo anual que requería sacar adelante el torneo, que hacían de manera altruista. Pese al prestigio y la saneada economía con la que contaba el campeonato, nadie quiso coger las riendas del proyecto. En 2022, después de la pandemia, el torneo regresó para alegría de los luanquinos.

placeholder Estado de la pista durante el día, con pleamar (Tenis Playa Luanco)
Estado de la pista durante el día, con pleamar (Tenis Playa Luanco)
placeholder Estado de la pista durante un partido, tras la bajamar (Tenis Playa Luanco)
Estado de la pista durante un partido, tras la bajamar (Tenis Playa Luanco)

Un torneo único en el mundo

La particularidad del torneo es muy sencilla: se juega cuando quiere el mar. La playa de La Ribera es el escenario donde se disputan los partidos. ¿Cómo es posible disputar un torneo de tenis en una playa donde durante el día está la pleamar? Con paciencia y trabajo. "La marea se retrasa cada día una hora, va cambiando y tenemos que ir adaptándonos. Es un torneo único en el mundo", cuenta Chema. No hay, por tanto, horarios fijos. Se espera a la bajamar y una vez la arena queda al descubierto, trabajadores (casi siempre gente del pueblo) adecúan la pista con rastrillos, colocan la red y ponen las líneas. Un trabajo sacrificado y laborioso. La representación de la filosofía del pueblo.

Por la arena de La Ribera han pasado la mayoría de grandes tenistas en la historia de este país. La lista es interminable: Manolo Santana, Emilio Sánchez-Vicario, Nico Almagro, Sergi Bruguera, Álex Corretja, los hermanos Costa, David Ferrer, Juan Carlos Ferrero, Carlos Moyá, Albert Ramos, Tommy Robredo, Fernando Verdasco, Feliciano López o Pablo Carreño.

En la enumeración, como comprobarán, faltan dos tenistas de renombre: Nadal y Alcaraz. Las casualidades de la vida impidieron que jugaran en Luanco. "Los tuvimos firmados", reconoce Chema Ferrer visiblemente apenado. Nadal, en 2008, no pudo por una lesión que le obligó a viajar a Estados Unidos para tratarse. Alcaraz, en 2020 por la pandemia. El balear llevaba ya cinco Grand Slams. El murciano estaba a punto de comenzar su carrera estelar.

Para ahondar en los entresijos del torneo, atiende a la llamada de El Confidencial el gijonés Pablo Carreño, uno de los mejores tenistas asturianos en la historia y que ganó la medalla de bronce en los últimos Juegos Olímpicos de Tokio ante nada más y nada menos que Novak Djokovic. El verano siguiente, se fue a jugar la arena de Luanco. Para él, como asturiano y gijonés, es un torneo muy especial. "Lo he vivido siempre, desde pequeño. Iba todos los veranos con mis amigos y al final es más que un torneo, es una actividad de verano obligatoria".

placeholder Feliciano y Carreño, antes de dar inicio a la final de 2022. (Torneo Tenis Playa Luanco)
Feliciano y Carreño, antes de dar inicio a la final de 2022. (Torneo Tenis Playa Luanco)

Pista especial y abonos populares

Las condiciones en las que se disputa el torneo son muy particulares. "La bola es mucho más pesada y patina un poco en la arena. No se puede entrenar como en tierra batida, desplazarse en esta pista es agotador", admite Chema, que añade que "no es lo mismo empezar a las 19:00, donde aún hay sol y la arena está más seca, que a las 21:30". Coincide Carreño, que reconoce que "la superficie no es tan estable como una pista normal. Depende de las condiciones de ese día, si ha llovido...". Desde fuera, los partidos se ven frenéticos y el bote de la bola a veces es irregular. Sin embargo, el tenista gijonés confiesa que "aunque desde fuera parezca que sea un poco peligroso para el tenista, se puede jugar. Hay botes buenos y se puede deslizar".

Los abonos, que este año se pusieron a la venta a mediados de mayo, vuelan en cada edición. El lunes tan solo quedaban disponibles once pases. Los precios, populares. Entre 50 y 80 euros puedes ver los siete partidos del torneo. "La gente nos pregunta cuándo empieza la venta sin saber quién viene a jugar, les da igual. El torneo está por encima de los participantes", cuenta el director. La organización, además, reserva para cada uno de los cuatro días 100 entradas extra, con precios de 25 euros para el primer y segundo día y de 30 para las semifinales y la final.

El torneo, cada verano, eleva a Luanco a un escaparate nacional, e incluso mundial, y es uno de los símbolos de pertenencia más preciados del pueblo. Es raro no encontrarse a algún joven que no haya colaborado en algún momento en el torneo. Un caso es el de Sofía, ingeniera informática de 23 años y que pese a estar trabajando no ha querido perderse la cita de este año. En este caso, responde a un aspecto más emocional y familiar: "Mi padre siempre estuvo involucrado en el torneo, montando las pistas y yo de pequeña iba con él. Al final es mi pueblo y a mí me gusta formar parte de esto", confiesa a este periódico.

Esta noche Edas Butvilas contra Pedro Cachín y Pablo Andujar ante Diego Schwartzman (a partir de las 20:00 horas, Teledeporte) pelearán por un puesto en la final, que será el próximo viernes, para poner así el broche final a la XXXVII edición del torneo Tenis Playa Luanco, renombrado en los últimos años como Memorial Manolo Galé (una de las piezas claves para que naciera el torneo).

A partir del jueves, el verano continuará en el pueblo. Los niños seguirán yendo a lanzarse al mar desde El Gayo, los mayores continuarán tomando unas sidras en el muelle viejo y todos cerrarán el día tomando un helado en Helios. Porque ese es el encanto de Luanco, cuyo verano no se entiende sin su mágico torneo.

En el concejo de Gozón, próximo al Cabo Peñas (donde se encuentra el punto más septentrional del Principado de Asturias), encontramos un pueblo marinero, humilde, trabajador y acogedor: Luanco. Sus calles estrechas y sus vistas al Cantábrico desde la Playa de Santa Marina reúnen un encanto particular. Tan es así que a mediados de agosto celebra su carnaval particular y a mediados de julio uno de los torneos de tenis más especiales del mundo: el Tenis Playa Luanco.

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