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El temor y la alegría de Nadal antes de los JJOO: por qué debe estar feliz pese a perder en Bastad
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ES EL MOMENTO DE LA CITA OLÍMPICA

El temor y la alegría de Nadal antes de los JJOO: por qué debe estar feliz pese a perder en Bastad

El tenista español no pudo lograr el ansiado título en Bastad, el primero en dos años, pero se demostró a sí mismo que su cuerpo sí responde cuando más lo necesita en la pista

Foto: Nadal celebra un punto en Bastad. (Niclas Jansson/Zuma Press)
Nadal celebra un punto en Bastad. (Niclas Jansson/Zuma Press)

Cuando allá por 2001 apareció un joven desconocido llamado Rafa Nadal, los aficionados al tenis no podían presagiar la importancia que tendría para el deporte español. Estaba claro que era una gran promesa y un jugador con enorme talento, pero no era sencillo creer que se trataba un deportista que podía cambiar la historia de nuestro país. Veintitrés años después, sigue dando guerra y, pese a perder la final de Bastad, llega su gran broche de oro: los Juegos Olímpicos.

Una de las mejores noticias para el jugador español es que llega a la cita olímpica en el mejor momento de forma de la temporada, que no es poco decir dado su amplio historial de lesiones en los últimos meses. Pero, moralmente, lo hace tocado por una derrota ante Nuno Borges extraña para él: no por perder, sino por la manera de hacerlo. Un partido donde el español no dio ni un solo destello de su juego, de su mejor tenis, ni de su capacidad para voltear adversidades.

"Llegué a Bastad con muy buenas sensaciones por lo que hacía en los entrenamientos, pero he sido incapaz de mostrarlo en los partidos. No estoy satisfecho con mi tenis porque el nivel de juego ha sido muy lejano al que venía haciendo. Tengo que averiguar por qué y tratar de solucionarlo. Me llevo de aquí el mensaje de que tengo que jugar mucho mejor al tenis para ser competitivo, no hay excusas", explicaba tras la dolorosa derrota por 6-3 y 6-2 ante el portugués.

Foto: Nadal no pudo con un buen Borges. (Reuters/ Bjorn Larsson)

Lo cierto es que Nadal ha vivido un torneo extraño, donde físicamente se le ha visto bastante bien, pero donde su tenis no ha funcionado. Se le ha visto especialmente atascado con el saque, con malos apoyos en esas derechas que solían ser ganadoras y sufriendo con el revés. Son elementos que debe de analizar para entender por qué no ha alcanzado la excelencia esperada. El temor de Nadal es no ser capaz de recuperar eso que le hacía marcar las diferencias hace no mucho.

A sus 38 años, sus palabras daban a entender que no sabía qué había pasado. Normalmente, cuando su tenis no ha fluido, era porque su físico le limitaba. Pero no es el caso de Bastad. De hecho, la mayor alegría que se lleva el español es ver que su cuerpo le responde a la perfección, que es capaz de exponerlo a partidos de cuatro horas de mucha intensidad y que es capaz de recuperarse tras los esfuerzos. Es por ello por lo que debe de estar feliz pese a la derrota en la final.

"Para mí, es muy importante saber que mi cuerpo puede aguantar. He competido durante varios días consecutivos y, además, tuve partidos largos e intensos. Pero física y mentalmente me he quedado sin energía en la final. Esa puede haber sido una de las razones de mi mal juego, pero tengo muchas cosas por analizar", afirmaba. O, dicho con otras palabras, el cuerpo ha respondido y es la mejor noticia para el español justo antes de la disputa de los Juegos Olímpicos.

Y es que, pese a la derrota, Nadal tiene motivos para ser feliz. El español ha vivido cinco partidos que le han llenado de moral y que le han convencido de que aún tiene tenis suficiente para lograr títulos. Ha sabido pelear, remontar, sobrevivir físicamente y, sobre todo, encontrar herramientas para cambiar partidos complicados. Es cierto que la final le deja un sabor agridulce, pero la lectura positiva es que está de vuelta. Es un aviso a navegantes: Nadal va a por todas en los JJOO.

Y aún queda Alcaraz

El objetivo de Nadal es estar físicamente lo mejor posible para afrontar los Juegos Olímpicos en plenitud de garantías, a sabiendas de que la arcilla de París es un lugar de grato recuerdo donde, si está fino, puede conseguir grandes objetivos. Pero no solo jugará en individuales, sino que también participará en dobles junto a otra de las grandes opciones de medallas para España como es Carlos Alcaraz. Una pareja de mucho nivel que puede lograr una presea para nuestro país.

De hecho, cuando Nadal empezaba a vivir su ocaso tenístico, nadie esperaba que otro animal competitivo como Alcaraz apareciera en el horizonte. Es más, el murciano llega a los Juegos pleno de confianza, después de ganar Roland Garros y Wimbledon hace escasos meses. Será la pareja de Nadal en busca del sueño de oro olímpico, el que puede ser el primero para el tenista de El Palmar y el tercero de toda la carrera para el de Manacor. Y llega en el mejor momento de ambos.

Foto: Nadal y Alcaraz en los Juegos, un sueño cumplido. (EFE/Emilio Naranjo)

"Me hace mucha ilusión formar parte del equipo de deportistas olímpicos y representar a España. Este es el evento más importante del deporte, ojalá pueda encontrar la energía necesaria y hacer buenos entrenamientos. Sé que, si logro hacer un buen tenis a nivel individual, también lo haré en dobles, pero debo analizar bien lo sucedido esta semana y trabajar duro. Estoy convencido de que Carlos Alcaraz va a estar a un gran nivel porque llega con confianza", explicaba en Bastad.

Tanto Nadal como Alcaraz acuden a los Juegos Olímpicos con dos buenas rachas que los convierten en dos de los grandes favoritos en los Juegos. El murciano, por la línea ascendente que lleva y el balear... porque ha despertado la fiera dormida en el momento preciso. Queda una semana para que el telón caiga y comience el baile en París. Y, ahí, dos españoles tienen mucho que decir. La mejor oportunidad para Nadal de poner el broche de oro a su exitosa carrera.

Cuando allá por 2001 apareció un joven desconocido llamado Rafa Nadal, los aficionados al tenis no podían presagiar la importancia que tendría para el deporte español. Estaba claro que era una gran promesa y un jugador con enorme talento, pero no era sencillo creer que se trataba un deportista que podía cambiar la historia de nuestro país. Veintitrés años después, sigue dando guerra y, pese a perder la final de Bastad, llega su gran broche de oro: los Juegos Olímpicos.

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