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Ni Djokovic ni Federer: los rivales más duros de Nadal son los padres del AMPA de su cole
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EL NEGOCIO EDUCATIVO DEL TENISTA

Ni Djokovic ni Federer: los rivales más duros de Nadal son los padres del AMPA de su cole

El colegio de primaria de Rafa Nadal, situado dentro de su academia de tenis, es el escenario de una batalla que se prolonga desde hace años. Una y otra vez, la escuela rompe el servicio

Foto: Rafa Nadal y el tenista profesional jordano Abedallah Shelbayh, tras su graduación en la academia. (Rafa Nadal Academy by Movistar)
Rafa Nadal y el tenista profesional jordano Abedallah Shelbayh, tras su graduación en la academia. (Rafa Nadal Academy by Movistar)

Todo empezó con un sándwich de paté.

Un día de primavera de 2023, el colegio anunció una subida de tasas para el próximo curso y que iban a suprimir el snack de los niños, lo que provocó que John M. cayera de lleno en las fauces del asociacionismo y tratara de revitalizar la asociación de padres del Rafa Nadal International School, el colegio privado que el tenista inauguró hace cinco años dentro del enorme complejo deportivo donde está su academia, a las afueras de Manacor.

"Nos habían dicho que nunca tendríamos que traer comida de casa, porque el nutricionista de Rafa Nadal planeaba los menús y los snacks, aunque normalmente esto fuera un sandwich de paté, que no parece muy saludable", indica a El Confidencial este británico residente en la isla desde hace años. "Sin embargo, meses más tarde nos dicen que todos los niños a partir de 2º tienen que traer el snack de casa".

Aquello provocó un pequeño conato de rebelión entre los padres, que el colegio apaciguó rectificando y manteniendo el sándwich para los alumnos de 3 a 6 años.

John comenzó a intensificar su interés por los asuntos del colegio, pero siempre dentro de los márgenes que la dirección señalaba. Acudía a las reuniones de padres siempre que eran convocadas, presumía de que su hijo mayor —siete años— formaba parte del consejo escolar, organizaron en familia una exitosa recogida de comida para la tercera edad en un festival caritativo navideño. Era un modelo para la comunidad, hasta que cruzó la línea.

placeholder Nadal asiste a un partido en las instalaciones de su academia en 2021, al fondo se ve el edificio azul del Rafa Nadal International School. (EFE)
Nadal asiste a un partido en las instalaciones de su academia en 2021, al fondo se ve el edificio azul del Rafa Nadal International School. (EFE)

Un año después de la crisis de los sándwiches, tras una reunión con el director del colegio, recibió un e-mail. Había sido declarado on probation, técnicamente, en libertad condicional aunque aquí sería más preciso decir "en periodo de prueba", una ofensa más y fuera. Pese a la formalidad, la misiva era bastante directa: le invitaban a que buscara un nuevo colegio para sus hijos el curso siguiente.

"Les dije que había problemas e intenté hacer cambios, y por eso me pusieron en la lista negra", asume este padre. "Me dijeron que no había problemas con mis hijos, básicamente no me querían a mí en la escuela".

John fue declarado "en periodo de prueba" y le invitó a irse a otra parte el curso siguiente

Hablando con otros padres y madres, el británico lo vio claro: había sido el último eslabón de la cadena de progenitores purgados del Rafa Nadal International School después de haber intentado, de una u otra forma, tener más control sobre la asociación de padres o, incluso, promover una independiente.

El Confidencial ha intentado contrastar la experiencia de estos padres —apoyadas con registros documentales, como su comunicación privada— con el propio colegio, que nos redirigió al departamento de comunicación de la Rafa Nadal Academy, a quienes volvimos a escribir sin más interacción por su parte. Este periódico logró contactar también con algunos miembros del cuerpo docente, pasados y presentes, que relativizan las quejas de estos padres y las enmarcan dentro de un conflicto que solo atañe a primaria, añadiendo que, en secundaria, por ejemplo los padres sí que disponen de una especie de AMPA que "siempre ha funcionado bien".

Alicia, quien tuvo a sus hijos en el colegio desde sus inicios y prefiere aparecer en este artículo con el nombre cambiado, confirma este extremo: "En secundaria la asociación de padres es todo fiesta, amor y dedicatorias en Instagram a su labor".

Foto: El tenista Rafael Nadal. (EFE/JJ Guillén)

¿Por qué entonces el colegio de infantil y primaria de Rafa Nadal no deja de alumbrar padres... revolucionarios? Las razones hay que explorarlas más en condicionantes sociales o culturales que en lo puramente educativo.

Un colegio laico donde Nadal es religión

Este colegio de primaria con educación británica supuso la guinda al gran proyecto del tenista manacorí para cuando cuelgue la raqueta: la Rafa Nadal Academy by Movistar, inaugurada en 2016 junto a otra leyenda, Roger Federer. La academia es incuestionablemente un éxito: factura más de 28 millones al año con 3,7 en beneficios. Hay una competición brutal entre los mejores aspirantes a tenista del mundo por ocupar cada año una de las 140 plazas residenciales. Aprender de los mejores cuesta tanto como estudiar en Harvard; no en vano, esta es una de las universidades más prestigiosas del tenis. Entre sus más célebres graduados está el noruego Casper Ruud, un habitual del top 10 de la ATP.

"En algún momento, se dieron cuenta de que todos estos chicos que venían a jugar al tenis estaban perdiendo parte de su educación, así que crearon una escuela secundaria para chicos a partir de 12 años", indica John. "Después abrieron el instituto también a otros alumnos de la zona; por entonces no se llamaba Rafa Nadal International School, sino la American School of Mallorca".

La localización del colegio en Manacor es obvia, pero esto ofrecía una ventaja competitiva: era el único centro de este tipo en la parte oriental de Mallorca, donde hay importantes núcleos de población británica o alemana.

placeholder La Rafa Nadal Residence, dentro del Rafa Nadal Sports Center (RNSC), sirve como casa para los atletas que acuden a la academia. (EFE)
La Rafa Nadal Residence, dentro del Rafa Nadal Sports Center (RNSC), sirve como casa para los atletas que acuden a la academia. (EFE)

Aunque formalmente el legendario tenista no se inmiscuye en los asuntos educativos ni empresariales —el director general de la Rafa Nadal International School es su padre, Sebastià Nadal— su presencia lo inunda todo. Como ejemplo, tras la crisis de los sándwiches, el colegio ofreció a los padres la alternativa de acudir a comer algo a la cafetería del Rafa Nadal Club Fitness Center, un gimnasio junto a la escuela, próximo a la Rafa Nadal Residence y al Rafa Nadal Museum, dentro de la Rafa Nadal Academy que forma parte, como todo lo demás, del Rafa Nadal Sports Centre.

El colegio no es solo una pieza más dentro de la matrioska onomástica del tenista, sino que incluso sus valores están —presuntamente— inspirados en los suyos: "respeto, integridad, cuidado y sinergia". El ejemplo deportivo y humano de Nadal es, por tanto, un poderoso factor de marketing por el que los padres, que abonan entre 800 y 1.000 euros mensuales para que sus hijos formen parte del colegio, aspiran a que se esfuercen por aprobar un examen tanto como Rafa en devolver una bola que el público ya daba por imposible. El colegio es estrictamente laico, pero hay algo de religioso en todo esto.

La luz del tenista penetra incluso en el corazón de los apóstatas que optaron por abandonar el colegio, como el propio John o Joan S, otro padre que decidió cambiar a su hija y con el que este periódico pudo contactar. Sus reseñas en Google comenzaban así: "Como fanático de toda la vida de Rafa Nadal, a quien consideraba un héroe y un tesoro nacional, la verdadera representación del coraje, la valentía, la resiliencia y la perseverancia, con gran malestar y aflicción escribo la siguiente reseña..." o "Me cuesta mucho escribir esta crítica negativa debido a la admiración que le tengo a Rafael Nadal y a todo lo que representa para Mallorca y España..."

Corto recorrido, larga historia

Pueden ser casos aislados, pero en el breve recorrido de este nuevo colegio, se suceden recurrentemente. Un año antes, Inés D. precedió al británico en ese grupo de padres que intentaron acercarse demasiado al calor de las decisiones del colegio y, como Ícaro, salieron chamuscados. En su caso no fue invitada a marcharse, pero lo hizo igualmente tras dos cursos: "El primer año me lo tragué porque mi hija tenía tres años", explica a este periódico. "Era una clase de 12, un número ideal y la profesora era muy buena, con lo cual mi hija estaba feliz".

Su sensación es que "lo único que importa es el ROI", el retorno de la inversión. "Sean niños o profesores, sea la comida, o los servicios". La introducción del colegio de primaria ayudó a impulsar las ganancias de la Rafa Nadal International School, que incluye también al colegio de secundaria. Entre 2019 y 2022, último año disponible del balance, el balance anual de la compañía pasó de 220.805 a 879.779 euros.

Ya como parte de este PCG, Inés reiteró sus principios: "Dijimos que no íbamos a hacer fiestas", recuerda. "Tampoco pretendíamos ser una AMPA española, manejando documentación, porque no nos dedicamos a esto: queríamos un punto intermedio, tener a un representante de cada clase y debatir las posibles mejoras y temas que hayamos discutido".

La historia se repite

La polémica permaneció en estado latente durante meses, hasta la crisis del sándwich de paté.

Aquella revuelta estuvo liderada por los padres locales, más sensibles a las subidas de precios. Se difundió una carta, remitida a Javier Perelló, director general de la Rafa Nadal Academy by Movistar —es decir, puenteando al resto de cargos intermedios— donde exponían que el director del colegio, Alexander Xandy Marcos, "también decidió eliminar la asociación de padres de primaria, ya que era un estorbo que recogía quejas y quería reunirse constantemente con él. Nos informó de que, a partir del presente curso, podría haber un grupo de padres voluntarios para echar una mano en eventos escolares a los que los padres estuvieran invitados; y por último también ha prescindido de esa pantomima".

La escuela descubrió entonces que Rafa Nadal no era el único mallorquín combativo salido de Manacor. Estos, en concreto, solicitaban a Perelló "su mediación en este conflicto para que podamos desbloquear la actitud hostil del director hacia los padres".

El colegio respondió organizando una nueva asociación en la que proponía una reunión mensual con los padres. De nuevo, esto no salió como se esperaba. La primera vez que los progenitores de ocho clases diferentes se reunieron, comenzaron a hablar sobre los problemas que veían en el colegio y encontraron, según dos de los presentes, muchas cosas en común. Eran los mismos debates no resueltos de los cursos anteriores. Ahí fue cuando John decidió aumentar su implicación.

"No hay respeto por este PCG, ya que es continuamente convertido en un comité de eventos", escribió el británico al director. Solicitó una reunión para proponerle una versión más ejecutiva del mismo, con reuniones quincenales e incluso acuerdos de confidencialidad para estos encuentros. También añadió que, de no colaborar, esta AMPA alternativa seguiría su curso sin ellos. Lo siguiente que supo es que le habían aplicado la condicional.

Otra madre, Alicia —nombre alterado a petición suya— frecuentaba una de las primeras asociaciones creadas en el colegio. "¿La asociación de padres? Es como que no quieren que exista, cualquier cosa es sistemáticamente negada", dice a este periódico.

Foto: Rafa Nadal tiene varios negocios. (EFE/Cati Cladera)

Los padres siguen siendo persistentes, pero una y otra vez, el colegio ha reaccionado devolviendo las bolas esquineras que le mandaban los padres. En realidad, tienen todo el derecho. Carlos Blanco, letrado del bufete especializado en educación Sáez Abogados, trabaja a menudo con este tipo de casos, representando tanto a colegios como a particulares. "La normativa en cuanto a asociaciones de padres en colegios privados o concertados, especialmente en cuanto a qué derechos tienen o cómo pueden participar en la vida del centro, no es muy concreta".

La legislación existente sí insta a los colegios a no obstaculizar la labor de estas asociaciones, por ejemplo, facilitándoles un espacio en las instalaciones, pero no detalla mucho más. "Para dar una idea de lo anticuada que es la normativa", explica Blanco, "una de las cuestiones que nos plantean los padres es si tienen derecho a tener espacio en la página web del colegio, o en la plataforma educativa. Estas cosas son las que preocupan hoy a las AMPAS, pero es algo que en el siglo XXI y en este mundo de telecomunicaciones no está regulado".

Los verdaderos condicionantes

En primer lugar, aunque se trate de un colegio, abrir en infantil y primaria no es el mismo negocio que abrir un centro de secundaria. "Creo que se han arrepentido de abrir en primaria, porque es el tipo de clientela más exigente", apunta esta madre. "No es lo mismo mandar a un adolescente de 15 años desde la otra punta del mundo con su raqueta que lidiar con niños entre 3 y 12 años... no se lo vieron venir".

Existe otra razón. Los colegios privados británicos suelen tener un perfil de alumno —y sobre todo, de padres— más homogéneo y que, a menudo, proceden de instituciones similares. Sin embargo, la Rafa Nadal International School es prácticamente un experimento sociológico, donde se mezclan las familias internacionales o mixtas que están en la isla por trabajo, los alemanes (que disponen de los recursos para mandar a sus hijos allí, pero proceden de otra cultura educativa) y, por último, los mallorquines. Muchos de ellos son incluso clase media o trabajadora, quizá nunca se habrían planteado enviar a sus hijos a un colegio británico privado, pero la admiración que sienten por Nadal les ha impulsado a hacerlo.

"Cuando llegas el primer día al parking del colegio, ves a un lado los Tesla y los Jeep Renegade, y al otro lado una furgoneta Peugeot", ejemplifica Inés. "Luego había un pasillo entre las pistas de tenis y, a un lado de la valla estaban los mallorquines, al otro los alemanes, unos se quejan de los otros pero nunca se mezclan entre ellos y por supuesto, hay una inequidad en el trato: los alumnos extranjeros y con dinero son más privilegiados".

Foto: Rafa Nadal, durante una rueda de prensa. (Reuters/Miquel Borras)

"Muchos de los padres no hablan inglés", dice John, "lo cual obligaba al colegio a traducir siempre sus mensajes, no es algo habitual en una escuela privada británica".

También los alemanes han intentado acercarse a esta asociación en algunas etapas. Ellos también tienen su agenda. Los padres locales quieren endurecer protocolos de vacunación —en Alemania el movimiento antivacunas es bastante transversal— o incluir las fiestas locales en el calendario escolar, mientras los extranjeros tienen otras prioridades. "Por ejemplo, somos el único colegio que no celebra en comunidad la fiesta más importante de Manacor, Sant Antoni", dice Alicia, "porque se niegan a que se haga un fogueró", una gran hoguera alrededor de la cual los manacoríes celebran las fiestas de su patrón. Con cosas así, "consiguieron que la asociación de padres de primaria desapareciera", antes de ser cooptada por los padres alemanes, obligar al colegio a ofrecer una alternativa y vuelta a empezar.

Hay otro factor más. Cuando uno hace el esfuerzo económico de enviar a sus hijos a un colegio de élite, al menos puede sentirse reconfortado de estarle ofreciendo algo más que una educación estándar. Sin embargo, los padres del Rafa Nadal International School podían ver, a través de la verja, cómo un grupo de adolescentes eran incluso más privilegiados que sus propios hijos. "A los jugadores de la academia de tenis los tratan como a la realeza", describe John, "luego están los de secundaria y luego nuestros hijos, son como de tercera clase".

Por ejemplo, algo que les molesta es que, en verano, sus hijos no puedan hacer uso de alguna de las piscinas de las que sí disponen los tenistas prospectivos. No importa lo buenas que sean las instalaciones del colegio cuando al lado tienes el refulgente campus de la academia. Y el único instrumento a su disposición para tratar de cambiar esa situación es, de nuevo, una asociación de padres.

Mientras tanto, como Frank Sinatra en aquel reportaje de Gay Talese, Rafa Nadal nunca aparece físicamente —si acaso, para la inauguración del curso— aunque su presencia lo sigue irradiando todo, lo bueno y lo malo. Mientras el tenista prepara su penúltima batalla, los Juegos Olímpicos de París, al volver a casa le espera un partido que amenaza con alargarse mucho más que aquel contra Medvedev en la final del Open de Australia de 2022.

Todo empezó con un sándwich de paté.

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