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Gracias, Rafa, siempre nos quedará París (y los dobles con Alcaraz): Novak Djokovic elimina a Nadal por 1-6 y 4-6
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EN SEGUNDA RONDA

Gracias, Rafa, siempre nos quedará París (y los dobles con Alcaraz): Novak Djokovic elimina a Nadal por 1-6 y 4-6

El español pierde con Novak en los Juegos Olímpicos y se despide del cuadro individual. Sin embargo, todavía le queda la opción con Carlitos, con el que puede conseguir medalla

Foto: Nadal no pudo con Djokovic. (Reuters/Violeta Santos)
Nadal no pudo con Djokovic. (Reuters/Violeta Santos)

Gracias, Rafa. Por tantas tardes en las que estuvimos pegados al televisor y por llevar a España tan lejos con una simple raqueta, aunque a veces te pudieran dar un revés en el corazón. Por abarrotar el metro parisino un lunes laborales. Por colapsar los alrededores de Roland Garros de banderas españolas. Por hacernos creer que los imposibles son posibles, aunque tu cuerpo ya no sea la mitad de lo que fue, y no te haya servido para ganarle a Novak Djokovic (1-6 y 4-6).

Gracias, Rafa. Por reunir a tanta gente en este verano francés, con familias que venían de todos los puntos de España. De Tarragona, de Valladolid o de Cádiz. Todos buscaban su entrada de última hora, con mensajes escritos en las pantallas de sus teléfonos, mientras se lamentaban por no tener el pase para verte. Por convertir en fiesta una jornada que apuntaba a funeral, con una derrota que no empaña una trayectoria inmaculada.

Gracias, Rafa. Por perder en la pista. Por regalar un último baile frente a Djokovic, aunque tu eterna némesis no te dejara una despedida con aroma a triunfo. Por estirarte y pelear por cada uno de los puntos a pesar de la dificultad. Por tutear a Novak a sabiendas de que la diferencia de físico era más que evidente.

Gracias, Rafa. Porque no te importó que Novak impusiera un ritmo elevado, un juego especialmente físico que sacó todos tus puntos débiles. Ahí estabas con ese sudor que tantas veces te caía, y que siempre fue una intimidación al adversario. Un mensaje encubierto de que la batalla no había acabado. Una amenaza que normalmente petrificaba a los rivales, pero Djokovic fue de granito.

placeholder Djokovic estuvo a un alto nivel. (Reuters/Marcelo del Pozo)
Djokovic estuvo a un alto nivel. (Reuters/Marcelo del Pozo)

El último ejercicio de resistencia

Gracias, Rafa. Por enseñarnos que en la vida no siempre ganan los mejores, más bien los que se esfuerzan hasta el final. Por no rendirte jamás. Por no claudicar cuando toda la pista cantaba el Sweet Caroline mientras Novak reía y tú no sabías dónde mirar. Por sentirte forastero en la fiesta en la que tantas veces fuiste protagonista.

Gracias, Rafa. Por convertirte en un prócer del tenis desde la sencillez y la discreción. Por permitir que los niños se acercaran a ti y soñaran con verte en París, en lugar de preferir Disneyland. Por generar oraciones para que no te lesionaras en la primera ronda y sonrisas cuando se enteraron de que podrían verte. Por llevar a España a la cima del mundo, ya fuera en Londres, París o Australia.

Foto: El serbio, durante el partido. (EFE/Franck Robichon)

El nerviosismo de Novak

Gracias, Rafa. Por gritar tu célebre "vamos", aunque hubiera poco que celebrar, salvo victorias efímeras a modo de break o de juegos. Por no perder la esencia que tantas veces trajo alegrías, pero que hoy se transformó en pesadilla frente a Novak. Parecía un robot más que un humano, porque fueron golpes virulentos ante los que había escasas soluciones.

Gracias, Rafa. Por vender muy cara la derrota, cuando era lo más previsible. Por poner nervioso a Novak, capaz de cometer una doble falta, cuando más te acercabas en el segundo set. Por demostrar que hay que creer en la épica, aunque hoy no hubiera apenas atisbo de remontada. Por amagar con una hazaña que finalmente no fue posible.

Gracias, Rafa. Porque contigo hemos reído, llorado y nos hemos emocionado. Por enseñar que los buenos y los débiles también pueden triunfar. Por despedirte con el señorío que te caracteriza. Por reconocer siempre al adversario, engrandeciendo tu figura. Se baja el telón, pero la leyenda continúa. Ahora queda el dobles, donde el príncipe (Carlos Alcaraz) debe devolver al rey al trono.

Gracias, Rafa. Por tantas tardes en las que estuvimos pegados al televisor y por llevar a España tan lejos con una simple raqueta, aunque a veces te pudieran dar un revés en el corazón. Por abarrotar el metro parisino un lunes laborales. Por colapsar los alrededores de Roland Garros de banderas españolas. Por hacernos creer que los imposibles son posibles, aunque tu cuerpo ya no sea la mitad de lo que fue, y no te haya servido para ganarle a Novak Djokovic (1-6 y 4-6).

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