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El paro ha subido hasta el 12%, la cifra más alta desde la Segunda Gran Guerra, y la confianza empresarial ha vuelto a caer por tercer mes consecutivo, lo que señala una ralentización económica. Y ya se sabe: si Alemania se constipa, el resto de la UE co
  1. Economía

El paro ha subido hasta el 12%, la cifra más alta desde la Segunda Gran Guerra, y la confianza empresarial ha vuelto a caer por tercer mes consecutivo, lo que señala una ralentización económica. Y ya se sabe: si Alemania se constipa, el resto de la UE co

Alemania presentó ayer unas cifras de paro que son todo un aviso a navegantes. El desempleo ascendió hasta el 12%, la cifra más alta desde la

Alemania presentó ayer unas cifras de paro que son todo un aviso a navegantes. El desempleo ascendió hasta el 12%, la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial y pone de manifiesto el anquilosamiento de la principal economía europea. Para más inri, la confianza empresarial ha vuelto a caer en este país por tercer mes consecutivo, hasta el nivel más bajo desde septiembre de 2003. El Instituto de Investigación Económica alemán (Ifo) considera que tres descensos seguidos reflejan una ralentización del ritmo de crecimiento económico. Y ya se sabe: si Alemania se constipa, el resto de la UE coge pulmonía.

Los datos del país germano resultan sorprendentes, ya que son “muy malos”, pese a que su productividad sigue siendo la mejor (con menos del 2% de la población del mundo, concentra el 9,5% de las exportaciones). Sólo la supera EEUU, con un 10,4%, pero casi dobla a China, de acuerdo con las últimas cifras del FMI.

Tal y como afirman analistas de Intermoney, antes de hablar de ‘la amenaza china’, se tendría que estar hablando de ‘la alemana’. Lo que sucede es que, en el país germano, el panorama pinta ‘muy negro’ y sin visos de mejorar a corto plazo, como consecuencia de una unificación con Alemania del Este en 1991 que “políticamente se hizo bien pero no económicamente”, ya que “les regalaron el Estado del Bienestar de manera paritaria y eso le sigue pasando factura”.

Así, Alemania Oriental se encuentra con los mismos costes laborales que su homónima federal lo que, por ejemplo, le quita atractivo frente al resto de países de la Europa del Este, que sí están recibiendo inversión extranjera. Es decir, lo que antes le suponía una ventaja, ahora, tras la unificación, se ha tornado en un inconveniente.

La economía germana, la más importante del viejo continente, hace aguas. Además del paro, el año pasado sufrió una fuerte caída del gasto en construcción (del 7%), cuando en otros países, como España o Reino Unido, el ladrillo es el motor económico. En ciudades como Berlín, el precio de la vivienda y el suelo cae desde 2000.

¿Es extrapolable esta situación a Europa y, concretamente, a España? Los expertos creen que, de momento, no. Entre otras cosas, porque hay aspectos de la contabilidad nacional cuya ponderación podrían estar mal calculados. Así, señalan que con la elevada inflación y la creación de empleo al 4%, las cifras de crecimiento reales son mayores.

“Nuestro PIB es mayor de lo que dicen las cifras oficiales”, comenta un analista, que señala que, “cuando la economía muestre dificultad para crear puestos de trabajo, se enfriará el boom inmobiliario”. De todas formas, no se prevé un grave descalabro como en 1993. En esa época, “no había una moneda única ni unos tipos de interés idénticos para toda la Eurozona”. Así, “los mercados de capitales internacionales no pueden darnos la espalda sólo a nosotros, como ocurrió hace 12 años”.

Por último, pese a que el panorama es incierto, los expertos recurren a la teoría cíclica: “Cuando las economías van mal, las democracias van bien”. Así, Portugal ya ha cambiado de gobierno; en Alemania, Schröder atraviesa el punto más bajo de popularidad; en Italia, Berlusconi ha tenido que cambiar de Gobierno después de perder las regionales, y en Francia, Sarkozy se ha convertido una clara alternativa a Raffarin.

Alemania presentó ayer unas cifras de paro que son todo un aviso a navegantes. El desempleo ascendió hasta el 12%, la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial y pone de manifiesto el anquilosamiento de la principal economía europea. Para más inri, la confianza empresarial ha vuelto a caer en este país por tercer mes consecutivo, hasta el nivel más bajo desde septiembre de 2003. El Instituto de Investigación Económica alemán (Ifo) considera que tres descensos seguidos reflejan una ralentización del ritmo de crecimiento económico. Y ya se sabe: si Alemania se constipa, el resto de la UE coge pulmonía.