La historia de cómo el Rey Artur segó la presidencia de La Caixa

“La màscara del Rei Artur” no es el título del último libro de aventura del caballero inglés  Es el dardo con el que Pilar Rahola ha obsequiado a Artur Mas, firme candidato a la Generalitat, en la celebración de Sant Jordi. Un documento que revela cómo el líder nacionalista consiguió cortar la cabeza de Josep Vilarasau al frente de La Caixa. Un texto que toma gran dimensión a pocos meses de la celebración de las elecciones al Parlament de Catalunya, en las que Mas parte como favorito.

 

Según relata Rahola, tras la mascara del responsable de CiU se esconde una persona capaz de retar al mayor poder económico, político y fáctico de Barcelona. El libro expone entre las páginas 183 y 189 el enfrentamiento entre Mas y Vilarasau, el hombre que sustituyo a Juan Antonio Samaranch al frente de La Caixa. Ocurrió por el año 2003 cuando el entonces conseller de Economía del Gobierno de Jordi Pujol “se plantó ante Vilarasau. Desde entonces no se saludan... Artur es capaz de enfrentarse a quien haga falta si cree que tiene algo que decir”, sostiene Rahola.

Y tanto que tenía. “Todos los que recuerdan aquella batalla en la cumbre del poder, conducida por un Vilarasau que quería perpetuarse en la cúpula de las decisiones de La Caixa, a través de un cambio de estatutos -permitido por el registro mercantil-, y un Artur Mas que consideraba que hacía falta segarle la hierba después de veinte años en el poder financiero. Las malas lenguas de la época hablan de una batalla de titanes”.

El libro, editado solo en catalán por La Magrana, asegurá que “Vilarasau salió hecho una furia  del despacho de Artur Mas”  Debía jubilarse porque, con 70 años, no podía continuar como número uno de La Caixa tras más de veinte llevando las riendas del tercer grupo financiero de España.  “Pero se las había apañado para quedarse con  el poder. Cuando fue a ver a Artur, ya sabía que el registro mercantil le autorizaba a hacer un cambio de estatutos  para poder nombrar a dos  directores generales ex-aequo y él nombrarse presidente. Y nada de presidente honorífico, no, un presidente que no estaba claro qué funciones tenía, pero que serían muchas.... “

Según la ex política de ERC, Vilarasau le dijo a Mas: “escucha, me autoriza el registro mercantil. Y la presidencia de la Generalitat, digamos que lo ve con buenos ojos”. Pero el líder de CiU le espetó que “pues yo soy el conseller de Economía y no lo veo bien. Yo no lo autorizo”. Al poco rato, Xavier Trias, Conseller de Presidencia, llamó a Mas, “todo alterado, preguntándole qué había pasado. 'Artur, que no podemos enfrentarnos'.  Vilarasau había pasado por su despacho escupiendo fuego”

Rahola se basa en testimonios de personas que le piden guardar el anonimato y que aseguran que “la posición de Artur era esta, ‘Oye Xavier, él ha sido  el director general ante la Generalitat, nos rendía cuentas porque nosotros teníamos que llamar a alguien, a  un responsable, de acuerdo con lo que dice la ley de Cajas. Pues ahora que nombre a quien quiera, a Brufau (Antonio) o a Fainé (Isidro) -que eran los directores generales adjuntos-, pero uno de los dos debe tener una preeminencia sobre el otro y yo, cómo conseller de Economía he de poder llamar a un responsable de la Caixa. Un director general que, a efectos legales, esté reconocido en los estatutos”.

El conflicto tomó tal dimensión que hasta Samaranch fue a ver a Puyol para pedirle que le parara los pies a Mas. “Presidente, que esto no puede ser, que si los equilibrios de La Caixa, que si Vilarasau había hecho un gran servicio al país”… le explicó el que fuera también primer ejecutivo de la caja durante doce años. Rahola asegura que el Molt Honorable intentó convencer a su delfín, pero se encontró con una negativa rotunda. “Presidente, sólo hay una manera de solucionar esto. Dile a Vilarasau que yo he dicho que no”. El libro detalla la conservación de la sentencia: ‘Escuche presidente. Lo que aquí está en juego no es Vilarasau. Lo que está en juego es quien manda en este  país, o mandas  tú, o manda él. Si le cambiamos los estatutos a medida, para que se pueda quedar como presidente, seguirá haciendo lo mismo, y desde el mismo despacho, sin fecha de jubilación, entonces tú no mandas en este país. Manda él”.

Mas aguantó la presión política –el PP, que gobernaba en aquel año, hizo lo suyo desde Madrid- y la mediática, con cantidad de titulares y editoriales en contra. Pero consiguió que Vilarasau dejara su atalaya, gracias al apoyo del presidente de la Generalitat. “Si Pujol no me llega a decir que sí y no frena la operación, yo habría tenido que dejar mi cargo cómo conseller de Economía”, asevera el libro que dijo Mas, que se define como “más capaz de enfrentarme a una situación difícil y hasta a una persona o personas poderosas, que engañarlos conscientemente... “

El final de la batalla ya se conoce. Vilarasau se marchó sin poder colocar al frente de La Caixa a su hombre de confianza, Antonio Brufau, director general del grupo de participadas. El líder de CiU apostó por Ricardo Fornesa y por Isidro Fainé como único director general. Quizás este acontecimiento fue el origen de otra guerra, la que ahora tienen soterrada Faine, actual presidente de La Caixa y de la CECA, y Brufau, presidente de Repsol.

La más que posible llegada de Mas al edificio de la Plaça de Sant Jaume el próximo otoño –las encuestas le dan como claro vencedor- puede tener mucha influencia en el resultado final de esta contienda.