Ana Patricia Botín se corona como emperatriz del Santander

En febrero de 1999, Emilio Botín prescindió de su hija Ana Patricia y la mandó tres años al purgatorio hasta que la rescató para Banesto. Era la responsable de banca de inversión del recién fusionado BSCH y cometió el error de hacerse un reportaje publicitario a todo color en El País Semanal promocionándose como la futura sucesora de su padre al frente del banco. El consejero delegado en aquel entonces, Ángel Corcóstegui, puso el grito en el cielo -él era el sucesor según los acuerdos de fusión de Santander y Central Hispano- y se plantó ante Botín: era su hija o él. Don Emilio la puso de patitas en la calle ese mismo lunes... para cargarse a Corcóstegui dos años después.

Curiosamente, el fin de semana anterior al ascenso al Olimpo de Ana Patricia -su nombramiento como consejera delegada de Santander UK, oficializado el 3 de noviembre- aparecía otro reportaje en el dominical de Prisa con una 'foto de familia' del Santander (sin Central Hispano desde hace años) en la que, esta vez sí, estaba Ana Patricia. Y colocada entre Alfredo Sáenz y su padre. No podía ser más significativa.

Este nombramiento supone su confirmación definitiva como heredera del mayor banco español y cuarto del mundo por beneficios.  Un relevo que marcará un hito en la historia de la gran banca española, tanto por su condición femenina como por el peso de su apellido. Y la heredera ya ha mostrado en privado su determinación: “Cuando me toque asumir la responsabilidad, lo haré con mi propio consejero delegado… Etapa nueva, partido nuevo y no herencias viejas”. 

Con su marcha a Londres, Ana Patricia da el último paso de su particular MBA en la gestión de la entidad tras ocho años al frente de Banesto. Un movimiento que ya estaba planeado por la edad (76 años) y el debilitamiento de la salud de su padre, pero que se precipitó con la espantá de Antonio Horta-Osorio rumbo a Lloyd’s. El anterior consejero delegado de la filial británica abandonó la nave por sorpresa al ver cortadas sus aspiraciones de ser consejero delegado.

La mayor de los seis hijos de Don Emilio pasó primero por la banca de inversión (en JP Morgan y, desde 1988, en Santander Investment), luego por la minorista en Banesto y ahora da el salto al gran escaparate mundial que es la City: todos los grandes analistas y brokers del mundo, el Financial Times, The Economist... Se trata de que de ahí regrese con la imagen internacional de la gran banquera del futuro, capaz de seguir la estela que deja su padre. Justo lo que intentó en 1999 y le costó el puesto. No estaba preparada. Ahora sí, o al menos eso opina su padre.

Esa imagen no está del todo afianzada después de que no convenciera en su paso por la banca de inversión y de su fracaso al frente del fondo de capital riesgo Suala Capital, que gestionó entre 2000 y 2006. Ana Patricia, sin duda la mujer española con más poder, he tenido que luchar siempre contra el sambenito de que ha llegado tan alto por ser hija de su padre y de que no tiene capacidad suficiente para ocupar tan alta responsabilidad como la presidencia del Santander.

Ahora tiene por fin la oportunidad de oro de demostrar su valía enfrentándose a la mayor jungla financiera del mundo. Será su consagración o su fin.

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