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Pugna entre las familias valencianas del PP por suceder a Olivas al frente de Bancaja
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EL PRESIDENTE FABRA NEGOCIA UN CANDIDATO DE CONSENSO

Pugna entre las familias valencianas del PP por suceder a Olivas al frente de Bancaja

Bancaja es una olla a presión. El consejo de administración celebrado el pasado martes no saltó por los aires por puro milagro. Su todavía presidente, José

Foto: Pugna entre las familias valencianas del PP por suceder a Olivas al frente de Bancaja
Pugna entre las familias valencianas del PP por suceder a Olivas al frente de Bancaja

Bancaja es una olla a presión. El consejo de administración celebrado el pasado martes no saltó por los aires por puro milagro. Su todavía presidente, José Luis Olivas, salió vivo de la cita a pesar de que su legitimidad al frente de la entidad valenciana, integrada en la estructura de Bankia, está totalmente diluida. Su salida forzada del grupo financiero al que dio lugar la fusión de siete cajas, incluida la valenciana, tras la intervención de Banco de Valencia, de la que son accionistas mayoritarios, ha desatado ahora una guerra interna entre las facciones del PP valenciano por sucederle.

La corona de Bancaja equivale, por extensión, a la vicepresidencia de Bankia. Está en juego, por tanto, ocupar la cuota valenciana de representación en la tercera entidad financiera del país. La pugna, sin embargo, se descubre insustancial, pues el verdadero poder ejecutivo del nuevo banco descansa en la estructura directiva diseñada por Rodrigo Rato, donde no ha dejado ningún alto cargo procedente de la entidad valenciana, salvo al responsable de Medios. Como reconoce con resignación un ex alto cargo público valenciano, “es una pelea intrascendente, da igual a quién se ponga”.

El pulso abierto por ocupar el puesto de Olivas trasciende al consejo de administración de Bancaja y llega hasta al presidente de la Generalitat de Valencia, Alberto Fabra, cuyo poder dentro del PP de la región no está aún consolidado. Los pesos pesados del partido en Valencia han visto la oportunidad de hacer valer sus fuerzas: Juan Cotino, Alfonso Rus y hasta Rita Barberá, cabezas visibles de las distintas corrientes, tratan de poner en valor a sus candidatos ante la falta de liderazgo existente tras la caída del anterior presidente y líder regional, el imputado Francisco Camps.

Uno de los nombres que se ha manejado es el de José María Más, vicepresidente primero de la caja y persona de confianza de algunas grandes fortunas familiares valencianas. Su formación jurídica y su pasado profesional en consejos de administración de grandes compañías (Telefónica, NH Hoteles…) le convierten en el más cualificado entre otros candidatos de claro perfil político, como ejemplifica el propio Olivas, que saltó a la presidencia de Bancaja tras la llegada de Camps al poder en lugar de Eduardo Zaplana, su mentor político dentro de la Comunidad de Valencia.

Desde la propias filas populares, el exministro Juan Costa ha sonado como candidato de Rato para ir a Bankia. Aunque esa potestad corresponde a Bancaja, no a Madrid, el requisito podría haberse resuelto si el otrora todopoderoso Carlos Fabra, expresidente de Castellón y hombre fuerte del PP en la región, sobre todo con José María Aznar, hubiera tenido opción de intervenir. Sin embargo, ni Costa, con un cargo internacional en Ernst &Young, se ha dejado querer, aseguran desde su entorno, ni el actual aparato de Génova, que no olvida su oposición a Rajoy, habría permitido su elección.

Otro de los nombres que se maneja es el de José Manuel Serra Peris, valenciano, actual consejero independiente de Bankia y estrechamente vinculado al PP, partido con el que fue secretario de Estado de Industria y Energía durante un periodo del mandato de José Maria Aznar como presidente del Gobierno y con Rato como vicepresidente económico. Su trayectoria como asesor y consejero de distintos grupos empresariales, algunos con sede en Valencia (Uralita...), avalaría su perfil para el puesto, siempre que Fabra logre hacer ver que no está impuesto desde Madrid.

El legado financiero de Camps

La precipitación de los acontecimientos sobre Banco de Valencia y por extensión sobre Bancaja y Bankia ha hecho recordar los lamentos que buena parte del tejido empresarial valenciano rumiaron durante meses por la inacción del expresidente Paco Camps, salpicado por el 'caso de los trajes', para que se preservara el valencianismo de una entidad financiera, sobre todo después de que CAM y luego Bancaja salieran de la órbita de la comunidad. La opción pasaba por construir en torno a Banco de Valencia esa referencia, pero la delicada salud de su balance ha impedido el resto.

En este contexto, el consejo de administración de Bancaja ha concedido a Olivas una semana para resolver su salida de la entidad, a pesar de que el presidente quisiera demorar la decisión hasta la próxima reunión del consejo. Según fuentes internas, su relevo debe estar listo antes de la primera semana de diciembre. Hasta entonces, el presidente de la Generalitat, apoyado desde Génova por María Dolores de Cospedal, y por extensión por el propio Rajoy, debe ser capaz de elegir a un candidato de consenso que sea aceptado por los pesos pesados locales, enfrentados a su vez entre ellos.

Bancaja es una olla a presión. El consejo de administración celebrado el pasado martes no saltó por los aires por puro milagro. Su todavía presidente, José Luis Olivas, salió vivo de la cita a pesar de que su legitimidad al frente de la entidad valenciana, integrada en la estructura de Bankia, está totalmente diluida. Su salida forzada del grupo financiero al que dio lugar la fusión de siete cajas, incluida la valenciana, tras la intervención de Banco de Valencia, de la que son accionistas mayoritarios, ha desatado ahora una guerra interna entre las facciones del PP valenciano por sucederle.